Paloma Díaz-Mas: "La creatividad fluye mejor impulsada por el ronroneo de un gato"
La escritora publica 'Lo que aprendemos de los gatos' (Anagrama)
15 septiembre, 2014 02:00Tras cinco años de silencio narrativo, Paloma Díaz-Mas (Madrid, 1954) acaba de publicar Lo que aprendemos de los gatos (Anagrama), un volumen que juguetea con la ficción y la no ficción para retratar, a través de tres felinos imaginarios (Tris-Tras, Tris y Tras), a los que de verdad han acompañado tantas horas a la novelista e investigadora. Y lo ha hecho, dice, “un poco como un gato, porque es lo que me apetece ahora, sin plantearme más. Me gusta escribir con toda libertad y en este momento me apetecía contar esta historia”.
No es Díaz-Mas, ni mucho menos, la primera creadora que comparte su fascinación por el animal más sinuoso y fascinante. Adorado en el antiguo Egipto, han retratado gatos El Bosco y Lucian Freud, Velázquez y Goya, Warhol y Balthus. Y los han hecho protagonistas de versos y relatos Neruda, Cortázar, Morand, Cocteau, Darío Jaramillo... La lista de los escritores gatoheridos es infinita. Julio Verne afirmaba que los felinos “son espíritus encarnados en la tierra”; Víctor Hugo, que los hizo Dios “para darnos el placer de acariciar al tigre” (Victor Hugo). Para Hemingway, “poseen una absoluta honradez emocional”; son “obras de arte” para Leonardo da Vinci, al extremo de que “si el hombre pudiera cruzarse con el gato mejoraría al hombre, pero deterioraría al gato” (Mark Twain). Sin ir tan lejos, en los últimos tiempos en España Antonio Burgos descubrió las andanzas de su litergatos en Gatos, Alegatos y Gatos sin fronteras, y Sánchez Dragó lloró la desaparición del suyo en Soseki: Inmortal y tigre.
Pregunta.- La primera pregunta parece obligada: ¿qué aprendemos de los gatos?
Respuesta.- Conviviendo con ellos podemos aprender a vivir con intensidad el momento presente, sin atormentarnos con el pasado ni agobiarnos con el futuro.
P.- ¿Por qué cree que tantos escritores y pintores adoran a los gatos?
R.- Porque son estupendos compañeros de trabajo: el ser humano trabaja y el gato lo observa. Escribir o pintar ante la mirada atenta de un gato, que va entornando los ojos hasta quedarse dormido, es una experiencia doméstica de lo más gratificante. La creatividad fluye, impulsada por el motor diésel del ronroneo del gato.
P.- Por ejemplo, ¿cómo imagina la relación de Cortázar con sus gatos?
R.- Julio Cortázar debía de hablar mucho con sus gatos, porque en uno de sus relatos llega a la conclusión de que un gato es un teléfono.
P.- ¿Y la de Neruda?
R.- De respetuosa admiración. En su Oda al gato explica que el gato es el único animal que surgió perfecto de la creación: “El gato, sólo el gato apareció completo y orgulloso: nació completamente terminado, camina solo y sabe lo que quiere”. Creo que tiene toda la razón.
Sabe Díaz-Más que el gato es esencialmente libre, y que por eso no está tan claro quién adopta a quién, y, sobre todo, quién amaestra a quién, porque aunque “aparentemente, los seres humanos adoptan gatos, es el único animal que se ha domesticado a sí mismo, cuando se introdujo en los graneros y las casas para cazar ratones hace miles de años. Por eso en un capítulo de este libro se cuenta cómo el gato domesticó al hombre, y cómo ambos salieron ganando en ese pacto”.
P.- Sorprenden las páginas en las que explica las consecuencias indeseadas de la Razón en los felinos: ¿nos son a menudo más racionales que nosotros, más lógicos y consecuentes?
R.- Bueno, en realidad en el libro hay un gato pensador que explica que los humanos padecen una enfermedad congénita y degenerativa llamada Razón, que hace que el cerebro humano esté lleno de secreciones tóxicas llamadas ideas. Creo, como ese gato sabio, que a veces tenemos demasiadas ideas en la cabeza y, paradójicamente, eso nos impide pensar con claridad. Nos aturullamos con nuestros propios pensamientos. Deberíamos tomarnos las cosas con más serenidad y pensar con un poco más de orden.
P.- ¿Cuál es el mejor truco gatuno que ha adoptado para evitar la rutina?
R.- Explorar continuamente la realidad que me rodea, como hacen los gatos. Siempre hay cosas nuevas que descubrir.
P.- La lealtad de un perro es ciega, absoluta... adora a su amo como a un Dios. ¿Y un felino?
R.- Los perros son animales de manada y para sentirse bien necesitan un jefe. Los gatos son independientes, pueden vivir perfectamente solos, pero también les gusta asociarse con otros animales; por ejemplo, con nosotros. Así que para nuestros gatos no somos dioses, ni siquiera amos, sino unos socios aceptables, aunque un poco torpones.
P.- ¿Cuándo busca Paloma Díaz-Mas los tres pies al gato?
R.- Procuro no buscarle los tres pies a nada: es una manera inútil de complicarse la vida. Mejor aceptar la realidad, que es que los gatos no tienen tres pies, sino cuatro patas.
P.- ¿Qué le hace sentir gatos en la barriga?
R.- El ver actualmente a tantas personas bien preparadas y deseosas de trabajar, a quienes no se les da ninguna oportunidad de trabajo.
P.- Se defiende como gato panza arriba si...
R.- Alguien trata de manipularme o utilizarme para sus propios fines.
P.- Se lleva como perro y gato con...
R.- Procuro llevarme bien con todo el mundo, lo que pasa es que hay gente que no se deja...
P.- ¿Le dan a menudo gato por liebre?
R.- Basta leer las noticias de los periódicos para comprobar que la mayoría de los ciudadanos llevamos bastante tiempo comiendo gatos en lugar de liebres.