Sonia Sebastián
La directora presenta una nueva edición de Gigante, festival dedicado a actualizar los clásicos
Pregunta.-¿Cree que el teatro clásico vive una edad dorada?
Respuesta.-Diría que está "reviviendo" una edad dorada. El teatro clásico ha sido siempre una referencia inmediata para la inmensa mayoría de las compañías que se proponían montar un espectáculo. El hecho de que en nuestro país dos de los festivales más importantes sean el de Mérida y el de Almagro, ayuda mucho a que las compañías se decidan por hacer apuestas clásicas. También hay algo en el imaginario teatral que piensa que haciendo una obra clásica vas a lo seguro, pero la mayoría de las veces no es verdad. De todas formas si echamos un vistazo a la cartelera de esta temporada tampoco hay un exceso de clásicos.
P.-¿Qué montajes le han emocionado especialmente?
R.-Uno de los que más me emocionó, y sobre todo me sorprendió, fue Las Tragedias Romanas de Toneelgroep en el Grec. Esta compañía realizaba una función de algo más de cinco horas que era Coriolano, Julio César y Antonio y Cleopatra. Era un montaje impresionante, con unos catorce actores, cámaras, realización en directo y multipantallas. El público era libre de poderse subir al escenario para ver las escenas desde otros puntos de vista, desde otra posición, podía sentarse al lado de los actores, incluso verlos maquillarse, peinarse antes de salir a la siguiente escena... su concentración era excepcional y la dramaturgia de las tres obras, de un gran nivel.
P.-¿Cómo ve los festivales clásicos en la actualidad, especialmente los mencionados Mérida y Almagro?
R.-Todos los festivales son necesarios y más en estos tiempos que corren. Almagro ha abierto una parte OFF que permite la entrada a otro tipo de propuestas fuera de lo que son los clásicos más convencionales, pero creo que le vendría bien tomar un poco más de riesgo en las obras principales. Mérida debería abrir un apartado más alternativo que conviviera y complementara la programación principal, en la que muy de vez en cuando aparece una propuesta novedosa.
P.- ¿Qué le falta al teatro en estos momentos?
R.- Riesgo. El teatro comercial sigue vinculado a prejuicios de la época realista y las puestas en escena son cada vez más naturalistas. Me hace respirar un montaje en el que se plantea algo arriesgado en la puesta en escena, en el texto, en la escenografía o en el concepto. Hay que dar las gracias a gente como Angélica Liddell o Andrés Lima que, programando su teatro en plataformas comerciales, apuestan por ir más allá, por la investigación. En cambio, sí que veo una nueva generación de dramaturgos que tienen muchas cosas que decir y de formas diferentes. Que buscan, que nos plantean nuevas dudas o las mismas dudas de siempre pero contadas de distinta manera.
P.- ¿Cómo ve la escena alternativa en España, en especial en Madrid y Barcelona?
R.- En general, en las grandes capitales la escena alternativa va ganando terreno. Las salas alternativas crecen como la espuma. Su teatro se va depurando hasta albergar propuestas más interesantes culturalmente que en los grandes teatros. La crisis ha despertado en la gente las ganas de seguir haciendo teatro, muchas veces a cualquier precio. Todavía no sé si esto es bueno o no pero el tiempo lo dirá.
P.- ¿Qué deberían hacer las administraciones públicas que no hacen?
R.- Los responsables de cultura deberían asumir el riesgo que no asume la empresa privada: apostar por los nuevos talentos y favorecer la movilidad entre el teatro alternativo y los escenarios públicos. También debería luchar contra la "globalización de los imaginarios" garantizando la diversidad y la accesibilidad, y apoyar monetaria e institucionalmente a los entes que trabajan en la misma dirección.
P.- Como autora, ¿cree que el futuro del teatro está en las piezas breves?
R.- Más que el futuro lo que ocurre es que las piezas breves, al llevar menos tiempo montarlas y al necesitar menos presupuesto, tienen más auge, especialmente en la escena madrileña. Soy socia de Microteatro por Dinero y recuerdo que cuando lo fundamos, hace ya cuatro años, estuvimos los primeros meses con el local vacío. La gente no conocía este nuevo formato y tardamos un tiempo para que cuajara, tanto por ser piezas breves como por el tipo de escenario que proponíamos: salas pequeñas con muy pocos espectadores. Hoy en día salen salas que hacen microteatro por todos los lados y por todas las provincias, es evidente el éxito que tienen, pero como le digo creo que tiene más que ver con el tiempo que se invierte en hacerlas. Incluso para los espectadores, poder ver varias piezas en un solo día les ha cambiado su manera de ver y entender el teatro.