José Coronado en un fotograma de Fuego.
El actor presenta en el Festival de Gijón su última película, Fuego, dirigida por el debutante Luis Marías
Pregunta.- Lleva sobre sus espaldas todo el peso de un personaje muy intenso, de una agresividad contenida.
Respuesta.- Es un hombre que está removido por dentro, que no descansa. A lo largo de mi vida me ha tocado hacer mucho de policía y es un gremio que conozco bien y por el que siento mucho respeto, son gente con unas vidas muy duras porque su trabajo no se termina a una hora y te marchas, por eso hay una tasa de divorcio altísima entre ellos. Este es un hombre que no ha sabido superar lo que le hicieron, es pura rabia.
P.- La película viene a mostrar que con la tregua de ETA no se terminan los problemas.
R.- Vemos ese pueblo del País Vasco profundo en el que sigue habiendo un ambiente muy duro. Luis (el director) es de Bilbao y conoce muy bien ese mundo y creo que lo retrata con mucha valentía. Al final, son todos víctimas de la misma circunstancia, quiere vengarse de una mujer para apagar ese fuego pero no se da cuenta de que ella también ha sufrido y sigue sufriendo las consecuencias.
P.- Es un personaje de una represión brutal, ¿cómo se interpreta la contención?
R.- Con los años vas aprendiendo a decir más con menos. Una vez interiorizas al personaje eres capaz de expresar con miradas, con gestos, lo que le está pasando por dentro. En la vida las emociones también se expresan de esta manera.
P.- Da la impresión de que se siente más seguro actuando.
R.- Gracias, mi trabajo me ha costado. Me fastidia cuando la gente dice que esto es fácil porque es un aprendizaje de años. A mí me ha costado mucho ser buen actor. Yo no te digo que sé hacerlo bien pero sí sé cómo no hacerlo mal.
P.- Después de tanto tiempo, ¿no le ha picado el gusanillo de dirigir?
R.- Como me decía Mario Camus, lo más importante es tener una necesidad absoluta de contar una historia. Yo tengo la suerte de que a mí me llegan guiones de puta madre y entonces me pregunto que para qué voy a hacerlo yo. No cierro la puerta a dirigir algún día y me lo han propuesto, pero no creo que me ponga a escribir porque ya son palabras mayores.
P.- Parece que a usted la crisis le afecta poco.
R.- Toco madera. A mí me da reparo decirlo porque soy muy consciente de que otros compañeros no tienen mi misma suerte pero de momento no puedo quejarme en absoluto, me siguen llegando buenas historias y tengo la suerte de que puedo trabajar en cine, en televisión y en teatro, que para mí siempre han sido igual de importantes. Cuando veo lo que sucede siento tristeza y rabia, es insólito que el gobierno haya dejado de apoyar al cine hasta estos niveles. Suena a venganza y es triste.
P.- Usted es una verdadera estrella, ¿cómo lleva que le reconozcan por todas partes?
R.- Lo llevo bien, la gente en general se acerca a decirte cosas agradables y si te tienes que sacar una foto pues te la sacas. La fama es muy peligrosa en todos los sentidos y la regla número uno es no creerte en algún momento que eres mejor que los demás simplemente porque recibes muchas atenciones, es verdad eso de que te dan la mejor mesa del restaurante y te quieren invitar por todos lados. Y también es importante utilizar esa fama para dar visibilidad a causas que te parecen importantes.