Juan Valderrama. Foto: Javier Caró
Juan Valderrama presenta Ambrosía en el Teatro Fernán Gómez
Pregunta.- Con doce años de carrera y un disco recopilatorio a sus espaldas. ¿Sintió que había cerrado un ciclo y que podía afrontar su nuevo disco con mayor libertad?
Respuesta.- Siempre me siento muy libre cuando me pongo a grabar porque no me debo a nadie, no tengo a un grupo detrás. Soy un cantante solista y un autor y en cada disco hago lo que me apetece pero sí que es cierto que, ya con 40 años, empiezas a ver la vida en general de otra manera. Tienes otras metas y haces las cosas desde otros puntos de vista. Por otro lado, llevo ya una década haciendo ruido y si que es cierto que tengo una sensación de deber cumplido y de que inicio una nueva etapa.
P.- En Ambrosía se mezclan composiciones propias con versiones de Lucho Gatica o Antonio Machín. ¿Cómo cree que se comunican las nuevas canciones con estos temas clásicos?
R.- Era el principal tira y afloja del disco. Yo pensaba que unas y otras no iban a encajar porque habíamos elegido canciones de un nivel muy alto para las versiones. Sin embargo, Moises P. Sánchez, el productor y arreglista del disco, escuchó las canciones y me pidió encarecidamente que le dejara trabajar sobre ellas. Ha conseguido unificar las versiones con las canciones inéditas. Es toda una hazaña y hay que reconocerle todo el mérito.
P.- El piano de Moisés P. Sánchez está en continuo diálogo con su voz...
R.- Es un cantante más dentro del disco. A veces, de broma, le decía que mi voz ensombrecía en el disco su gran obra pianística y nos moríamos de risa. Lo cierto es que en el disco hay mucho diálogo entre ambos. Cuando tienes al lado a un músico de esta talla hay que aprovecharlo, sería absurdo perder la oportunidad de disfrutarlo.
P.- ¿Con qué idea afrontasteis la producción y los arreglos del disco?
R.- Tomamos riesgos porque es un disco que se aleja de lo que venía haciendo... Pero era un riesgo muy controlado. Acudí a Moisés, a Borja Barrueta y a Toño Miguel, que conforman el Moisés P. Sánchez Trío, porque les escuché tocar y me pareció genial lo que hacían. Pero ellos han tenido en la cabeza que estaban haciendo un disco para mí y no para ellos. Por otro lado he sido consecuente con mi decisión y les he dejado margen para crear y que desarrollen su talento. Creo que en el equilibrio que hemos alcanzado está la virtud del disco.
P.- La alineación de artistas que participan en el disco es de primer nivel. ¿Qué se siente al estar rodeado de músicos como Ara Malikian o Ariel Brínguez?
R.- Me sentía en mi salsa con ellos. Nos hemos comunicado muy bien porque todos somos músicos de primeras tomas. No me gusta el Pro Tools mal utilizado. Prefiero la autenticidad y estos músicos son los mas auténticos que hay. No entienden la música con tanta edición. Hemos hecho el disco como se hacia hace 40 años y como creo que tiene que hacerse. Ellos tocan, yo canto, se graba, se les pasan las pistas a José Luis Crespo para que que suene todo bonito y ya está.
P.- ¿Reduce la tecnología la autenticidad de la música?
R.- El abuso de la tecnología mata la inspiración y la espontaneidad de la música. Deberíamos volver a plantearnos si tanta claqueta, si buscar esa perfección artificial, conduce a algo realmente artístico. Nosotros pensamos que la tecnología tiene que estar a nuestro servicio y no al revés. Pero tampoco somos los Picapiedra, en Ambrosía hemos utilizado ordenadores.
P.- ¿Todos los que han participado en el disco estarán presentes en el concierto del día siete en el Fernán Gómez?
R.- La idea es que estén todos pero son personas con una agenda de trabajo internacional y como están siempre volando hay algún riesgo pero todos se han comprometido a estar en el concierto. Las expectativas son muy buenas y espero que el sonido sea incluso mejor que en el disco y que nos divirtamos mucho.
P.- ¿Qué espera de la respuesta del público?
R.- Espero que la gente entienda que sigo siendo el Valderrama del flamenco y de las coplas pero que este disco es diferente y que otra se va a tocar otra música pero estoy seguro de que el público va a disfrutar porque la nomina de artistas que se va a subir al escenario es de un nivel altísimo. Tocar con ellos es un deleite y escucharlos también va a serlo.
P.- ¿Qué quería expresar titulando el disco Ambrosía?
R.- Es un poco mi filosofía sobre la música. Para mí es algo más espiritual que físico. Algunos programas de televisión dan la idea de que la música es como un concurso de gimnastas pero el arte no se mide por la fuerza. El arte es arte y no está sordo. Soy más partidario de la dulzura, de la caricia, del matiz, de la delicadeza... Esa es la parte estética de la música, con la que yo más me identifico, y en Ambrosía está muy presente. Es un disco que es más una caricia que un arañazo aunque a veces un arañazo también hay que darlo... Pienso que mi concepto de la música es muy armónico, muy melódico.
P.- ¿Qué situación atraviesa la industria musical?
R.- ¿Qué industria? Si ya no queda nada. Esto es un derribo. Antes era muy difícil pero ahora se esta convirtiendo en algo imposible. Deberíamos considerar si la cultura se merece esto que le está ocurriendo. Si hemos cometido alguna vez algún delito ya lo hemos pagado con creces. Hemos hecho suficiente penitencie. No voy a decir que nos indulten pero si que nos pongan ya el tercer grado, que nos rebajen la pena.