Carmen Calvo. Ilustración: Luis Parejo

¿Qué libro tiene entre manos?



Dora Maar de Victoria Combalia y toda la prensa que se me acumula.

¿Qué libro abandonó por imposible?

Muchos se han quedado en el camino... a la tercera página si no funciona lo regalo.

¿Con qué artista le gustaría tomar un café mañana?

Con Robert de Niro.

¿Recuerda el primer libro que leyó en su vida? ¿Y qué película fue la primera?

Blancanieves, claro, muy, muy pequeña. Y recuerdo hasta la música de El Cebo (1958), de Ladislao Vajda. La vi en un cine de barrio, con butacas de madera, tendría yo entre nueve o diez años.

¿Cuántas veces va al teatro al año?

No todas las que debiera. Vivo en Valencia.

¿Peca el arte español de mala prensa consigo mismo?

El arte está fuera de esas historias. Son muchos los motivos que hacen que no avancemos, como por ejemplo no pensar en nosotros y mirar tanto al exterior.

Cuéntenos la experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.

La ausencia de un ser querido.

¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza por favor de crítico, en dos o tres líneas.

La visita al museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, que contiene maravillosas pinturas de los retablos góticos, de “primitivos valencianos” de los siglos XIV-XV.

¿Quién manda hoy en el mundo del arte?

El mercado.

¿Hay algún museo que se le resiste para mostrar su obra?

Curiosamente, no me prodigo mucho en museos.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

El artista trabaja para sí mismo, aunque siempre le importa que guste su trabajo. Es importante. Ahí entra la crítica, las ventas, los comisarios... Existieron y existen muchos artistas que en vida tuvieron fama y luego fueron olvidados, y artistas vivos de los que no se sabe nada. Esta es la suerte que corre el artista. Por lo que, con crítica o sin ella, hay que seguir el camino que uno se traza.

¿Se imagina haciendo otra cosa distinta a lo que hace?

Tengo la experiencia de haber trabajado desde muy joven en otras cosas: publicidad y cerámica. La decisión de dedicarme únicamente a la pintura fue una experiencia muy importante para mí. La libertad de poder hacer lo que crees y te apasiona es la mayor riqueza que se pueda pensar. Por eso soy afortunada.

¿Qué música está escuchando? ¿Es de iPod o de vinilo?

Trabajando siempre escucho la radio: música clásica. En casa, diversa: jazz, bosanova, según el estado de ánimo.

¿Es usted de las que recela del cine español?

Ni mucho menos. La cantera de directores españoles es importantísima, como Buñuel, Berlanga, Azcona, Erice, Almodóvar... Sigo pensando que nos tenemos que querer más.

Alguna obra de teatro que le dejara clavado en la butaca...

Me gustó la interpretación de Nathalie Poza y Pablo Derqui en la obra Desde Berlín. Tributo a Lou Reed, así como su escenografía.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?

No puedo decidir sobre una sola película...Me dedico a repasar muchísimas veces mi cinemateca. Podría dar una cita o dos, Con faldas y a lo loco de Billy Wilder o Ciudadano Kane de Orson Welles. Pero... me dejo tantas.

¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?

Cualquiera que le de la claridad para pensar que un país como el nuestro tiene que salir de la inercia. El movimiento se demuestra andando. La gente lo está pasando muy mal, y esto no se puede ignorar. Sobre todos los niños, una generación casi perdida.

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Siempre estamos entre la protesta y el amor, personalmente lo definiría así. Me gusta España, aunque ahora no tanto.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.

Habría que seguir el ejemplo cultural de algunos países del norte de Europa, donde las instituciones apenas intervienen, y la cultura adquiere una dimensión más horizontal.

¿La mejor marca España?

Un país se distingue por muchas cosas: cultura, transparencia, honradez, bienestar... Eso es una marca.