Sonia Sebastián
La directora estrena La Gitanilla, una obra basada en el texto de Cervantes y adaptada por María Velasco
Pregunta.- ¿De dónde surge la idea de adaptar La Gitanilla?
Respuesta.- La Gitanilla surge trabajando con el Teatro de Cervantes, con en el que intentamos acercar la obra del escritor al público a través de hacerlo más factible y entendible. Hemos hecho seis piezas sobre él y yo llevaba tiempo detrás de La Gitanilla por el flamenco. Es una novela en la que cantan y bailan. Hablé con Carmen Linares y cuando releí el texto me di cuenta de que es un texto moderno. Es el planteamiento de una mujer que le dice al hombre que tiene que aceptar sus condiciones. 'Si te quieres casar conmigo te tienes que venir donde estoy yo', me parece que era un buen punto de salida.
P.- ¿Cuál es la vigencia de la pieza?
R.- María Velasco ha hecho una versión en la que, aunque se mantienen los modos de hablar al estilo de Cervantes, pasa aquí y ahora. Nuestros gitanos son unos gitanos modernos en el vestir y en lo que hacen aunque la historia se mantiene como en el texto original. Hacemos bastantes referencias al mundo gitano, hablamos del tema de la RAE, etc. Tiene mucha vigencia tratándolo desde el punto de vista de ahora, aunque no deja de ser un texto del sigo XVI.
P.- Se hace un retrato de la sociedad gitana... ¿ha cambiado mucho desde que fue escrito el texto?
R.- Lo que Cervantes nos cuenta es muy parecido a lo que hay ahora pero no hay datos del mundo gitano de esos tiempos. Creo que Cervantes es de los pocos que menciona a esta etnia. No hemos tenido la capacidad de buscar mucho más allá del texto. Aparecen en escritos muy perdidos pero no hay una gran referencia. Hemos trabajado sobre la obra viendo todas las similitudes que hay hoy. Al final si quieres a una gitana tienes que irte con ellos.
P.- La comunidad gitana tiene unas raíces muy arraigadas
R.- Sí. Y con esto hacemos una defensa del mundo gitano por todas las persecuciones que han sufrido y se ven en la obra. La voz del narrador la van tomando los actores pero también hay diversión. Bailan y cantan, hay mucha guasa, hacemos una reflexión profunda de las persecuciones a pueblos que no son los nuestros. Ese racismo y esa xenofobia que sigue habiendo y no solo con los gitanos, sino con la inmigración, con lo diferente.
P.- ¿Cuál ha sido la mayor dificultad de llevar esta pieza al teatro?
R.- Creo que ha sido con la puesta en escena y con el flamenco porque el texto es largo y conseguir fusionar eso con el baile ha sido complicado. Hemos hecho una pequeña aproximación a lo que es la música y el baile, metiendo a un guitarrista flamenco y los actores se defienden pero ahí ha estado la dificultad. Creo que María Velasco ha hecho un trabajo increíble al hacer esta comedia, porque no es un texto pesado sino una especie de sainete con su profundidad.
P.- ¿Cómo ha sido la selección musical?
R.- En la selección de temas nos ha guiado Carmen Linares. Hemos ido investigado qué canciones iban acordes a cada escena. Cuando detienen a Juan, por ejemplo, y le van a matar porque es acusado de un crimen que no ha cometido, tenemos un martinete, hay garra y pena. Y en las partes más de fiesta jugamos con la bulería. Son diez escenas y terminamos con un fin de fiesta en un tablao flamenco el día de la boda. En todo momento se mezcla lo antiguo con lo moderno, lo gitano con lo payo, el enfrentamiento y el respeto, que es interesante tener entre unos y otros.
P.- ¿Ha habido mucha complicación a la hora de adaptar el lenguaje de Cervantes a la actualidad?
R.- Hemos respetado mucho la forma y el estilo antiguo aunque hay un personaje que es un yonqui y nos hemos permitido la licencia de darle actualidad en el lenguaje, de hablar de Los Chichos, etc.
P.- La Gitanilla se acerca al mundo tecnológico. La sociedad ha cambiado desde Cervantes pero, ¿lo ha hecho el ser humano?
R.- Yo creo que la esencia del ser humano sigue siendo la misma. Ha cambiado el entorno, especialmente este último siglo con la revolución informática y de la comunicación. Pero la esencia sigue estando ahí, por eso siguen funcionando las obras de Cervantes, de Lope de Vega, de los griegos. Las reflexiones y preguntas que se hace a sí mismo sobre y hacia el mundo siguen estando ahí. Solo cambia el envoltorio.
P.- Cervantes está de actualidad máxima con la búsqueda de los restos óseos en las Trinitarias. Desde la Sociedad Cervantina se ha creado un recorrido del Quijote. ¿En qué consiste?
Estamos dentro del circuito de Cervantes en Madrid y tenemos la imprenta Juan de la Cuesta que es donde se imprimió la primera edición de Don Quijote de la Mancha y hemos puesto unas visitas guiadas normales. Pero aparte hemos creado unas visitas teatralizadas en las que tenemos actores haciendo una obra de 15 minutos, un microteatro, donde Cervantes entra de noche en la imprenta a ver cómo se está imprimiendo y si va todo bien. Hay un diálogo en el que se cuentan cosas de la época, de la imprenta, del dinero, de la pobreza, de lo que era ser artista. Se van a hacer cada último domingo de mes. También estamos en La noche del teatro con esta obra y en La semana del libro también la representaremos. Es una forma de aprender historia de una manera cómoda.
P.- Parece que el microteatro está en auge, ¿no?
R.- Es verdad, nosotros lo montamos hace cuatro años y ahora está en muchas partes. Al principio nos preguntábamos si funcionaría o no. Recibimos 120 textos al mes, es impresionante. Somos tres personas en el comité, nos repartimos los textos y cada uno escoge sus diez preferidos. Y de esos 30 escogemos los 13 que se representan cada mes. Es una labor que lleva mucho tiempo. Queremos dar una oportunidad a la gente que está empezando sino no dejaría de ser todo el mundo consagrado. Pero es difícil y nos lleva unas cuantas horas de discusiones.