Javier Gurruchaga en Pluto

El actor y cantante sigue en el Teatro de La Latina con la comedia Pluto, de Aristófanes, en una versión libre de Magüi Mira hasta el 3 de mayo

No es la primera vez que Javier Gurruchaga (San Sebastián, 1958) viaja en el tiempo para interpretar a un personaje clásico. Ya en el año 1993 estuvo en Golfos de Roma bajo la dirección de Mario Gas, en 1997 fue Nerón en Quo Vadis y en el 2002 encarnó a Áyax el Grande en la película Lisístrata de Francesc Bellmunt. El líder y cantante de la Orquesta Mondragón se vistió la túnica del rey del dinero Pluto y su personaje antagónico la diosa de la Pobreza en la comedia de Aristófanes que ya pasó por el Festival de Mérida y que hasta el 3 de mayo se representa en el Teatro de La Latina. Gurruchaga se convierte en dos personajes en la versión libre que ha adapatado Magüi Mira.



Pregunta.- ¿Cómo está siendo esta nueva hornada de representaciones?

Respuesta.- Hombre, no es Mérida con ese decorado maravilloso que tiene 2.000 años pero es un formato adecuado al Teatro de La Latina y suena muy bien. La pieza se ha adaptado al escenario que tenemos pero todo lo que conlleva Pluto y su la música es en lo que estamos trabajando. Una hora y cuarenta minutos de texto de Aristófanes y del trabajo de los actores para ponerlo en pie.



P.- ¿Las adaptaciones han sido solo en cuanto al decorado?

R.- Sí. Algún retoque ha habido y algún personaje se ha limado pero en realidad es lo mismo que se vio en Mérida.



P.- En esta obra interpreta un doble papel. Por un lado el de Pluto, rey del dinero y su antagónico, la diosa de la pobreza. ¿Cómo es cambiar de un registro a otro?

R.- Sí, interpreto a Pluto, el rey de la riqueza y a la diosa Pobreza que es, quizá, más jugosa porque tiene más picos para agarrar y jugar con ella. Es una bruja de cuento de los hermanos Grimm, una especie de Doctor Jekill y Mr Hyde apasionante. Luego está la música que hago con el pianista de la Orquesta Mondragón. Las canciones del espectáculo van del blues al rock puro y duro para los momentos más álgidos y un rock muy Tina Turner.



P.- ¿En cuál de los dos registros se siente más cómodo?

R.- Los dos me gustan, son muy diferentes y me siento a gusto en ambos. Es un juego muy divertido aunque es más expresivo y juguetón el de la Pobreza, la bruja mala de los cuentos. Pero también el bobalicón Pluto tiene su gracia.



P.- ¿Cuál ha sido la principal dificultad del papel?

R.- Quizá la dificultad ha sido más física porque estamos de pie todo el rato, interpretando a los personajes o agarrando las caretas y las máscaras. Estamos de pie toda la función y físicamente se nota pero se lleva bien y miramos por los agujeritos quién ha venido y todas esas cosas.



P.- A Aristófanes le preocupaba ya por aquel entonces la problemática del dinero en una Grecia en la que la Democracia estaba perdiendo fuelle. ¿Se anticipó a lo que iba a pasar siglos más tarde en Europa?

R.- Pues sí, la verdad es que lo que ha ocurrido ahora es lo que ha pasado a lo largo de la historia. Ahora se sabe más en las noticias por los medios audiovisuales. Pero creo que es un poco la condición humana, todo es cíclico y se va repitiendo y Aristófanes escribió esto hace 2500 años, ahora mismo está pasando esto. Tiene mucha vigencia con todo lo que está pasando con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central, los chorizos y los corruptos.



P.- Le gusta viajar en el tiempo e interpretar a grandes clásicos. ¿Qué podemos aprender de ellos?

R.- Me gusta por la obra por irme a hace dos mil y pico años en el tiempo. Es como jugar con el tiempo, un teatro en el que puedes ser otras personas y todo eso es atractivo, además de lo que nos gusta de la faceta de actor. Intentamos hacerlo de manera coral todos los compañeros y es un incentivo. Se ha reinventado la pieza y lo que ha hecho Magüi Mira ha sido innovar y hacerlo un poco más descarado. La música se ha hecho en clave de pop, de rock, de blues, de gospel, una manera diferente y jugosa, menos seria.



P.- Por otro lado, ha compuesto la música con el pianista de la Orquesta Mondragón. ¿Se trae al presente con ritmos de la orquesta esta obra clásica?

R.- Ya había trabajado con él en la Orquesta y le propuse hacer esto que me había pedido Magüi y nos pusimos a hacer canciones que son las que articulan el texto de Aristófanes. La verdad es que no hay que ser muy lumbreras para darse cuenta de que estamos rodeados prácticamente de lo mismo y cuando empezábamos a ensayar el año pasado por junio nos dimos cuenta de que estaba de actualidad. Ahí te das cuenta de que las guerras se repiten y de que el ser humano, desgraciadamente, se repite y no escarmentamos mucho. Es familiar, para desgracia de todos, que no hay un reparto justo de la riqueza. Más en el momento no podría estar la función.



P.- La obra se lleva a cabo en clave de humor ya que el humor nos cura.

R.- Sí, creo que entra todo mejor. La verdad es que la obra sirve para darle un par de vueltas a la cabeza. Es más contundente. Es una terapia de hora y cuarenta minutos. No nos reímos en todo momento pero hay momentos que disfrutas con la música y haces una parada en el resto de horas del día.



P.- Se acaba el 3 de mayo en La Latina. ¿Sigue habiendo Pluto después?

R.- Vamos a estar de gira por la península. Luego me incorporo a mis bolos con la Orquestra Mondragón y parece ser que vamos a actuar pronto. Y estoy preparando un disco de duetos con amigos. A ver qué más surge.