Ricardo Iniesta

Estrena en Clásicos Alcalá Marat/Sade, el texto de Peter Weiss que llega cargado de actualidad "por la politización de la sociedad"

Marat/Sade es un título que siempre ha estado rondando sus proyectos. Desde que llevó a escena en 1988 La rebelión de los objetos, de Maiakovski, Ricardo Iniesta (Úbeda, 1956) no ha dejado de dar vueltas a un montaje que llega este jueves, 25, al escenario de Clásicos Alcalá de la mano de la compañía Atalaya y del Grec de Barcelona. Después de haber escenificado en dos ocasiones a Brecht -la última su personal visión de Madre Coraje, que aún está en gira- el director andaluz necesitaba resucitar la actualidad del clásico de Peter Weiss para mostrar la dialéctica entre la resignación y el servilismo, entre la corrupción y la honestidad. "Muchas partes del texto parecen escritas estos días", dice Iniesta.



Pregunta.- ¿Qué nos cuenta la obra de Peter Weiss en el siglo XXI? ¿Sigue teniendo la carga crítica que se le dio en los años sesenta?

Respuesta.- La obra cuenta el asesinato de Marat, uno de los principales y más carismáticos líderes de la Revolución Francesa, a manos de Carlota Corday, defensora del orden aristocrático. Se trata de "teatro dentro del teatro" puesto que el montaje está interpretado por enfermos del manicomio de Charenton, en donde se encontraba recluido el Marqués de Sade, que es quien dirige la puesta en escena. Hoy día tiene mucha mayor vigencia que en las últimas décadas, debido al incremento de la desigualdad y a la politización de la sociedad. Trata la dicotomía entre el individualismo de Sade y el colectivismo de Marat. En la actualidad, el individualismo a ultranza ha llevado al planeta al borde de la extinción. Las corrientes colectivistas que hoy proliferan podrían invertir esa tendencia.



P.- ¿Cómo se ha mostrado todo eso en la puesta en escena?

R.- Posiblemente haya resultado uno de los montajes más complejos de los más de veinte que he llevado a escena con Atalaya, pero al tiempo uno de los más fascinantes. Nos viene como anillo al dedo porque los tres lenguajes que maneja son inherentes al trabajo de Atalaya: el épico -influenciado por Brecht-, el de la crueldad -reflejo de Antonin Artaud- y el grotesco -propugnado por Meyerhold-.



P.- ¿Qué partes han sido más cuidadas o potenciadas?

R.- Hemos potenciado su carácter musical; los actores interpretan más de veinte temas en directo, en algunos casos con acompañamiento musical. La escenografía apuesta por buscar la riqueza de atmósferas que propicia la variedad de lenguajes; está presidida por unas enormes "sábanas" que cuelgan del telar y que conforman muy diversos espacios, además de un piano -territorio de Sade-, una bañera -territorio de Marat- y otros elementos que corresponden a otros personajes y al colectivo de enfermos. Todos los elementos son móviles y por momentos adquieren el carácter de una danza infernal.



P.- ¿Cómo ha conseguido mover y colocar a tantos actores?

R.- Los nueve actores se mantienen durante toda la obra en el espacio que representa "la sala de baños del psiquiátrico". Esto implica un trabajo de energía muy intenso por parte de ellos, al interpretar a los enfermos que, por momentos, encarnan a los personajes de la obra y en otras escenas a ellos mismos. Al trabajo coral y musical se suma un intenso ejercicio coreográfico durante los 100 minutos que dura el espectáculo. Incluso cuando no están en primer término están presentes mutando el espacio con los elementos escénicos.



P.- ¿Qué otros montajes de lo obra de Weiss le han influido?

R.- Me llamó la atención especialmente la película de Peter Brook sobre el montaje que realizó en 1966. La descubrí hace algunos años en una gira en Latinoamérica y ahí tomé la decisión de llevarlo a cabo; no obstante luego nos hemos apartado por completo de dicha puesta en escena. Creo que el montaje que más podría haberme seducido es el de Marsillach en 1968, tanto por las imágenes como por los actores que lo interpretaban, pero no queda ni una filmación, solo fotografias... Tampoco he tenido acceso, y me han hablado muy bien, del que llevó a cabo el grupo gaditano Carrusel en los años setenta.



P.- ¿Qué novedades con respecto a esos montajes destacaría en el suyo?

R.- Nuestra versión potencia en gran medida la crueldad de Sade. Incluso su labor como director de escena al modo de Tadeusz Kantor. También cobra una significación especial la figura de Carlota Corday, así como el carácter grotesco y canalla del presentador, encarnado por Carmen Gallardo, nuestra actriz-fetiche que acaba de interpretar a la Celestina en Madrid y que en septiembre hará lo propio con Madre Coraje.



@ecolote