José Manuel Ballester. Cortesía Ivorypress
El fotógrafo inaugura la temporada en la galería Ivorypress de Madrid con la exposición Museos en blanco.
Pregunta.- ¿Qué son estos 'Museos en Blanco'?
Respuesta.- Es un ejercicio que me planteo ante la necesidad de afrontar la revolución digital que nos permite construir una nueva realidad virtual. Un nuevo espacio de interacción que condiciona todas nuestras acciones y formas de relacionarnos y, por supuesto, va a crear nuevos modelos culturales. Los museos como promotores y guardianes de nuestra cultura deberán también adaptarse.
P.- Sí, como dice la nota de la exposición, los museos no representan la cultura, ¿qué representa para usted el museo?
R.- Cuando en la nota de prensa se dice que "ningún museo es capaz de contener entre sus muros la esencia de la cultura" se refiere a que no pueden representar a toda la cultura en su conjunto, a todos sus ámbitos. La cultura está inmersa en todas las facetas humanas: cuando miramos, cuando escuchamos, cuando tocamos e incluso cuando nos alimentamos nos estamos manifestando culturalmente. Nuestra historia va asociada a modelos culturales que nacen como consecuencia de que somos una especie que se sustenta en modelos sociales predominantes. El arte nace de nuestra necesidad de comunicarnos y de relacionarnos y es un medio de expresión perfecto para compartir y entender mejor nuestro entorno. Intentar meter todo su potencial en un museo sería utópico. Pero no por ello dejan de ser imprescindibles no sólo como lugares de conservación y difusión sino también como laboratorios abiertos a la actualidad más reciente y comprometidos con estrategias para afrontar los desafíos del futuro.
P.- ¿Por qué fotografiarlos vacíos?
R.- Es como empezar de nuevo. Indagar en el orden que determina cada discurso y en los múltiples criterios que pueden aplicarse a la hora de mostrar una colección y su puesta en escena. Todo ello viene de alguna manera impuesto por la manera de relacionarnos con nuestro entorno.
P.- ¿Estas estancias, blancas, vacías, algunas en obras, acentúan el peso del conceptual en sus fotografías?
R.- Reflejan mi interés por una determinada manera de entender los diferentes contextos de la realidad. También es una forma de hacer referencia a la fragilidad y caducidad de todo lo que existe.
Sin Título 2. © José Manuel Ballester. Cortesía Ivorypress
P.- Entre el paisaje urbano de ciudades como China y Brasil que pudimos ver en la exposición de Tabacalera hace un par de años, a los Espacios ocultos, ¿con qué se queda? ¿Qué le atrae más a la hora de fotografiar?R.- Todos forman parte de una misma mirada y están muy conectados entre sí. Comparten mi interés por la presencia del tiempo, por el espacio invisible que llamamos vacío y por el protagonismo de la luz que lo configura.
P.- Ha abandonado completamente la pintura en pos de la fotografía digital, ¿por qué?
R.- La fotografía ha desplazado en parte mi necesidad de expresarme mediante la técnica propia de la pintura a otros ámbitos pero sigue presente en mi actividad diaria puesto que, como se demuestra en la serie Espacios ocultos, he llegado a pintar literalmente sobre soportes fotográficos basados en un número significativo de importantes pinturas de la historia del arte.
P.- La naturaleza de la fotografía ha cambiado drásticamente, primero con el digital, luego con su uso en redes sociales, también su papel en los medios de comunicación ha cambiado… ¿Cuál es hoy el papel de la fotografía?
R.- La fotografía ha cambiado porque se ha hecho accesible a todo el mundo. Al superarse los obstáculos técnicos que antes existían y que exigían un laborioso aprendizaje y mecanismos de producción complejos, se ha convertido en una extensión fácil de nuestra mirada. Permite una comunicación rápida por medio de un lenguaje que es universal y que supera las limitaciones del lenguaje verbal.
P.- ¿Como fotógrafo, cómo se enfrenta a las tremendas, dramáticas y polémicas imágenes que vemos en los medios protagonizadas por las víctimas de las catástrofes humanitarias? Se lo pregunto por la foto que estos días ha recorrido el mundo…
R.- En el caso de la foto del niño muerto que ha suscitado tanto impacto, no sólo se trata del testimonio de una tragedia humana que nos sitúa a todo el que la contempla bruscamente en el lugar de los hechos, sino que también supone un testigo de excepción de la tragedia que se está viviendo desde hace ya tiempo. La cuestión es que hay que entender que ese niño se ha convertido en un icono y ha dejado de tener nombre y apellidos y representa a todos los niños que han muerto con anterioridad en circunstancias muy similares pero que carecen de un testimonio visual que los haga visibles ante el mundo. Sufrimos un desgaste cuando a diario nos exponemos a constantes sucesos dramáticos, parece que nos deshumanizamos, tal vez como una manera de protegernos, como un barniz de frialdad e indiferencia que nos enseña a inmunizarnos y endurecernos y nos hace capaces de comer tranquilamente mientras la TV nos enseña prácticamente a diario escenas crueles. La tragedia nos resulta más dolorosa si se ve que si se cuenta.
Sin Título 2. © José Manuel Ballester. Cortesía Ivorypress
R.- El arte es la intención y la técnica los instrumentos para que lo que queremos expresar adquiera visibilidad.
P.- Estrenamos curso con nuevo ministro de Cultura al frente, ¿qué le pediría usted al nuevo responsable?
R.- Sinceramente no espero nada. Al menos estaría bien que demostrase un conocimiento sobre el terreno que tiene entre sus manos y que el mundo de la cultura está muy por encima de su actual etiquetado centrado básicamente en el ocio y en la recaudación de impuestos (IVA).