Marta Aledo
Escribe y dirige En la azotea, desde este jueves en la Sala Off del Teatro Lara
Pregunta.- ¿De dónde partió la idea inicial para En la azotea?
Respuesta.- Esta obra surgió como una pieza pequeña para microteatro. Era una escena corta con dos personajes pero los actores me decían que debía seguir y elaborar una obra larga. Al cabo de un año o así, como no paraban de insistir, me piqué y me puse a ver que salía y si daba para más. Había un tema ahí, una traición entre amigos, que pensaba que podía ser el núcleo de la historia. Por otro lado, siempre conté con la colaboración de los actores. Ellos han sido el motor de En la azotea y quiénes me impulsaron a hacerlo. Por mi misma creo que la habría dejado estar pero gracias a su insistencia me atreví a escribir una obra larga, algo que nunca había hecho.
P.- ¿Qué le permitía centrarse en un tema como la amistad?
R.- Se habla mucho de la ruptura de pareja, del desamor, del duelo amoroso, del tiempo que tarda alguien en recuperarse de una experiencia así... Pero, por mi experiencia vital, tengo la sensación de que las relaciones de amistad pueden ser también muy íntimas y que las rupturas y los conflictos en este tipo de relaciones siguen un proceso muy parecido al de las parejas. Había muchos aspectos de este tema de los que sentía que no se hablaba tanto mientras que normalmente las personas están habilitadas para hablar de separaciones y divorcios y de cómo les afecta. La ruptura de amigos es más tabú pero tiene muchas implicaciones sentimentales también.
P.- Los juegos de mesa tienen un papel muy importante en esta obra... ¿Por qué hay tantos treintañeros enganchados a este entretenimiento?
R.- Los juegos de mesa son una válvula de escape de los problemas laborales, el estrés, la falta de trabajo, las penurias económicas... Sirven para volver a jugar, para reencontrarte con el niño que fuiste y para hacer un paréntesis en tu vida. Aunque también es cierto que los juegos de los treintañeros no son los mismos que los de la infancia. Hay todo un mundo de juegos de mesa para adultos que es muy interesante. Yo no había entrando nunca ahí pero tengo en mi entorno gente que juega mucho, que incluso tiene grupos de juego que se reúnen todas las semanas, y es muy curioso ver que alguien viene con traje y corbata de su trabajo, se descalza y se pone a jugar como un niño.
P.- Con esta obra ha dado un paso más en su trayectoria ya que, aunque había escrito pequeñas piezas para microteatro, aquí se ha volcado de lleno en la dramaturgia de una obra de larga duración. ¿Era uno de los retos que quería afrontar tarde o temprano?
R.- Sí, era un reto que quería abordar pero lo veía muy lejano. Pensaba que tenía que hacer muchas cosas antes de ponerme a ello. Por ser actriz y haber leído mucho teatro me imponía mucho. Tengo muchos amigos dramaturgos y es una profesión a la que siempre le he tenido mucho respeto, quizás demasiado. Pero también es importante hacer lo que a uno le palpita y le gusta, independientemente de los juicios que uno se hace a sí mismo. Sentí que tenía algo genuino que contar y ese ha sido el motor. Al final casi diría que ha resultado fácil porque era una historia que tenía dentro y ha salido casi sola, por lo menos la primera versión. Luego hay mucho trabajo de reescritura, de análisis... Afortunadamente he tenido un equipo de actores con los que he podido ensayar, ver lo que no funcionaba y volver a escribir. Ha sido una experiencia muy bonita.
P.- ¿En dónde has querido profundizar a la hora de trabajar con los actores?
R.- Elegí a unos actores que se conocen entre ellos y ya de entrada tenían una química especial. Para mí era importante que de base hubiera mucho cariño y mucha verdad. También ha habido un trabajo de investigación en cuanto al mundo de los juegos de mesa. Llevé a los actores a jugar con gente y les metí un poco en este mundo freak para que lo viesen y aprendiesen a jugar con dados y valorasen toda la parte lúdica. También he intentado ir a la parte que ellos podían reconocer de los personajes, que sintiesen que podían ser cualquiera de los tres. Quería ir hacia la experiencia propia del actor y trabajar desde la verdad y la honestidad. Hemos intentado que fuese lo menos teatral posible, que fuera algo íntimo. La idea es que el espectador sintiera que estaba espiando por un agujerito y para eso el Off del Lara es ideal.
P.- Has pasado por infinidad de series de televisión a lo largo de su carrera. ¿Son una buena escuela de interpretación?
R.- Sí, son una muy buena escuela de interpretación. Aprendes mucho a resolver las escenas y a trabajar en equipo, que es muy importante. Sin embargo, como actriz aprendo más en el teatro porque puedes profundizar más. En una serie el director no tiene apenas tiempo para trabajar la escena, el texto o los personajes por lo que intenta resolver y al final tú eres una ficha pequeña en el engranaje. Tengo la sensación de haber aprendido más como actriz, directora y escritora en el teatro.
P.- Ahora está en Vis a Vis, una serie que ha tenido bastante éxito. ¿Esperaban una respuesta tan satisfactoria por parte del público?
R.- Lo deseábamos porque en esta serie en concreto hay unos directores alucinantes, los actores son impresionantes, el equipo de foto... Desde el principio, desde el primer día, vimos que era jugar en otra liga y que había un esfuerzo muy grande por parte de todos los departamentos para ir un pasito más allá. Teníamos los dedos cruzados para que funcionase pero no lo esperábamos porque todos tenemos el 'culo pelao' en este mundo y sabemos que es muy complicado que la audiencia y la calidad enganchen. Es una lotería.
P.- Otra de sus facetas es la dirección de cortos. ¿Cómo ve el panorama del mundillo del corto en la actualidad?
P.- Hay mucho talento. Tengo la sensación de que hay directores muy buenos. Ves cortos en los que piensas que detrás tiene que haber grandes directores de cine y que ojalá les den una oportunidad en un largo. En el mundo del corto hay mucho talento y mucho arte. Llevo ahí un montón de años y me gusta ver ir a los festivales y disfrutar del ambiente que se respira. Es un mundo al que me gusta pertenecer. Me gusta también el contacto con el público de los cortos, cuando vamos a los pueblos y a los festivales. Hacer un corto es una locura porque inviertes tu dinero y tu tiempo, el dinero y el tiempo de los demás,y es un tema que no tiene beneficio económico, se hace por amor al arte. Igual es lo bonito, que no tiene ese vertiente de proyección o venta.
P.- Me da la impresión de que todo esto, tarde o temprano, le conduce hacia la dirección de un largo en el cine...
R.- Ojala, me encantará pero siento que tengo que aprender todavía muchísimo. Atreverme a escribir es un paso que puede que me lleve a ello pero cuando te enfrentas a estos retos te das cuenta de lo que te falta. Queda todavía un poquito pero pasará.
@JavierYusteTosi