No hay duda de que Marta Etura (San Sebastián, 1978) es, por méritos propios, una de las grandes actrices del cine español. Ha tocado todos los géneros desde dramas como AzulOscuroCasiNegro, hasta thrillers como Celda 211, con la que ganó un Goya; pasando por películas históricas como Las Trece Rosas, de ciencia ficción como Los últimos días o comedias como Sin vergüenza. Pero los intereses de la donostiarra no terminan en la gran pantalla.
Debutó en el teatro en 2007 con la obra Despertares y celebraciones, que dirigía su maestra Cristina Rota, llegando a dirigir por primera vez en 2013 la obra Invierno en el Barrio Rojo. Además, Marta Etura se confiesa una auténtica apasionada de la danza, en la que ya hizo sus pinitos en 2013 con Return, de Chevi Muraday. Con el director madrileño repite ahora con el espectáculo Teresa (Ora el alma), que se inspira en los diferentes estados de oración narrados por la santa y que se estrena este sábado en Ávila en el marco del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Pregunta.- Hace cine, teatro, televisión, toca todos los palos de interpretación escénica... ¿también danza?
Respuesta.- A mí la danza me apasiona desde bien jovencita, siempre he estado bailando, aunque jamás me atrevería a definirme como bailarina porque es una profesión que admiro mucho y a la que tienes que dedicarle mucho tiempo. Yo la mayoría de tiempo lo he dedicado a mi carrera de actriz pero nunca he dejado de bailar. La danza siempre ha formado parte de mi vida y además me parece que la danza, el movimiento, es una manera de expresar maravillosa. Siempre he tenido la ilusión de hacer este tipo de espectáculos donde la palabra y la danza se juntaran porque el resultado siempre es muy interesante.
P.- Sin embargo es una faceta suya muy poco conocida, ¿a qué se debe esto?
R.- Puede ser porque yo me he centrado mucho, como decía, en mi carrera de actriz así que la danza la tenía ahí como un poco apartada, y hace unos años dije "venga, creo que ahora es el momento". También físicamente estaba preparada, me sentía en forma, y ahora es algo que quiero seguir compaginando siempre. Ya hace dos años hice mi primer espectáculo, Return, que funcionó muy bien y yo creo que este también lo hará.
P.- Precisamente en Return también trabajaba con Chevi, ¿cómo surge esta colaboración?
R.- Yo vine a Madrid muy jovencita y me metí en la escuela de Cristina Rota, y allí tuve la enorme suerte de tener tres grandes profesores de danza. Uno de ellos era Chevi, con el que nunca perdí el contacto. Un día me llamó y me dijo: "Oye, ¿por qué no nos juntamos?, Juliette Binoche se ha juntado con un coreógrafo y han hecho una cosa muy bonita, nosotros podemos hacer lo mismo", y de ahí nació Return. Y ahora ya estamos con el segundo espectáculo y mi intención es que haya muchos más.
P.- Esta obra se inspira en una figura tan enorme como la de Santa Teresa, ¿cómo se traslada su mundo a la danza?
R.- Pues la verdad es que es muy complicado, porque la danza tiene un lenguaje muy abstracto. Por eso no hemos hecho una narrativa lineal o cronológica de su vida porque sería algo demasiado obvio y ya se narra así en el cine y en el teatro. Lo que hemos hecho es empaparnos de la vida de Santa Teresa y coger las cosas que más nos han impactado o que más nos han gustado, y contar pinceladas de su vida a través del movimiento. También hay un elemento maravilloso que es la música; Verónica Ronda canta y se mezcla la palabra con la música, con la danza, con la luz, y se crea un auténtico viaje a través de las sensaciones generadas por este personaje tan potente y tan inspirador.
P.- Para usted que ha entrado tanto en su mundo, ¿qué significa el personaje de Santa Teresa? ¿En qué se identifica con ella?
R.- Interpretando el personaje me he reconocido un poco en el alma de Santa Teresa, aunque da un poco de apuro decirlo. Ella es una persona muy inspiradora, con una sensibilidad exquisita. Tiene una personalidad muy apasionada e inquieta, algo difícil para una mujer en su época, y ella lo canalizó escribiendo. Siempre estaba deseando aprender cosas nuevas y estaba todo el rato cuestionándose mucho a sí misma. De ella aprendemos cuánto nos hace crecer el preguntarte, el indagar dentro de ti. Poder expresar tus inquietudes al final te hace crecer como persona.
P.- ¿Qué difiere entre bailar y actuar? ¿Cómo se transmite la expresividad sin palabras?
R.- Al final nuestro trabajo es comunicar, es contar historias y generar sensaciones, generar emociones, generar pensamiento, generar reflexión... Y esto se puede hacer a través de la palabra, del movimiento, de una imagen...
P.- Después de alcanzar la cúspide del éxito en el cine fue cuando se fue involucrando más en teatro, en danza, ¿tenía ganas de cambiar su forma de expresión?
R.- Como te digo son lenguajes diferentes pero siempre tienen la misma función que es la de contar historias y comunicar, y siempre hay algo que une a coreógrafos, directores, bailarines, actores, que es el deso de contar y de remover al otro, sacudir a la gente y despertar sus emociones. Yo creo que desarrollar las emociones y el intelecto son cosas que nos hacen generar una mayor empatía, algo fundamental para una sociedad mejor. Por eso creo que la cultura es tan importante y muchas veces me apena que en este país la cultura no se cuide ni se tenga en cuenta como debería.
P.- Ha dirigido teatro... ¿se plantearía dirigir cine?
R.- Me encantaría dirigir cine. Es un deseo que siempre he tenido y sigo teniendo, pero considero que uno tiene que dirigir igual que escribir, cuando tiene claro qué es lo que quiere contar y sobre todo cómo lo quiere contar. Yo tengo cosas que quiero contar pero todavía no sé muy bien cómo porque sigo enfocada en mi carrera de actriz, pero espero que algún día me llegue la claridad suficiente y tenga la capacidad suficiente para poner en marcha un proyecto.
P.- Acaba de terminar hace una semana el rodaje de El hombre de las mil caras, ¿qué nos puede adelantar?
R.- Primero que estoy muy feliz de haber rodado con Alberto Rodríguez porque me parece un grandísimo director. La película cuenta la historia de Roldán, que es un personaje conocido por todos, y Paesa, ¡menuda pareja!. Pero va mucho más allá porque funciona como un espejo de nuestra sociedad en el sentido de que demuestra que el poder corrompe y que es un esquema que se repite constantemente. Por eso también pretende ser una crítica de lo que está sucediendo ahora con todos los temas de corrupción que hay en nuestra sociedad, que los ha habido y los habrá porque está en la naturaleza humana. Lo que trata de hacer la película es poner eso en evidencia para que uno reflexione y ya de una vez por todas nos dignemos a hacer frente a eso y a poner reglas que no permitan que la corrupción se expanda.
P.- Tras acabar este rodaje, ¿qué otros proyectos se vislumbran en el horizonte de Marta Etura?
R.- La semana que viene empiezo a rodar una serie para Televisión Española, bueno, una miniserie de 9 capítulos basada en una novela que se llama La sonata del silencio donde trabajo con Eduardo Noriega y Daniel Grao. He hecho muy poquita televisión, pero este me parecía un proyecto que podía estar bien y me gusta que la 'tele' cada vez se está cuidando más y se están haciendo mejores trabajos.