Fernando Cayo
El intérprete, uno de los nombres más solicitados de la escena actual, protagoniza Páncreas junto a Alfonso Lara y Santiago Ramos en el Teatro Valle-Inclán.
Pregunta.- ¿Cómo definiría a César, su personaje?
Respuesta.- Es uno de esos hombres agobiados por el trabajo, por su sueldo mileurista, por unos hijos que no le quieren, por una mujer que no le aprecia...y poco a poco este hombre, que tiene mucho sentido del humor, se ha ido cargando de ira y frustración. Al mismo tiempo, es muy divertido, ácido y bastante agudo, condiciones que utiliza para bromear y para urdir maniobras psicológicas...
P.- ¿Cómo se establece la relación con los otros dos (Javilo y Raúl)?
R.- Los tres son seres tocados por la vida y con carencias. Son tres seres carentes de cariño que se juntan para compartir cosas. A partir de ahí, César, por sus características personales, bromea a costa de ellos y los manipula. He de decir que con Santiago Ramos y Alfonso Lara todo se convierte en un juego entrañable, gratificante y muy divertido.
P.- ¿Qué moraleja extraería de la obra?
R.- A mí, más que las moralejas me gustan las reflexiones abiertas, las preguntas. Aquí hay una conclusión básica: ver la vida de una manera muy divertida. Creo que el punto de vista que aplicamos sobre las cosas nos transforma en seres felices y en seres que aportan luz al mundo o bien en seres catástróficos y seres destruidos.
P.- ¿Cómo ha sido el trabajo con Juan Carlos Rubio?
R.- Muy complejo y profundo. Y por capas, como trabaja él siempre. Desde el principio hemos hecho un trabajo intenso con el texto, apoyados por Vicente Fuentes, asesor de la CNTC y especialista en verso, sobre las características estrofas y la prosodia de Patxo Tellería para que fuera lo más comprensible.
P.- ¿La situaría en algún género concreto?
R.- La función tiene muchos elementos que la hacen cercana al teatro del absurdo y a la alta comedia inglesa. Todas estas características las ha querido explotar Juan Carlos Rubio añadiendo una gestualidad particular. Momentos de "extrañamiento" de los personajes, de gestualidad particular, de comportamiento y de actitud. Poco a poco hemos ido añadiendo capas y más capas en torno a las relaciones emocionales. Hemos estado repitiendo y repitiendo las "partituras", los ritmos y los momentos para conseguir el maravilloso juguete cómico que tenemos ahora.
P.- ¿Qué diferencias establecería con el trabajo realizado en El Príncipe bajo su dirección?
R.- Ha sido totalmente distinto. Para empezar, el proyecto de El Príncipe es un proyecto propio de Juan Carlos Rubio. Páncreas ha sido otra cosa, es una producción del CDN, con otras exigencias y otras dificultades. Pero a nivel creativo los une la precisión, la pulcritud y lo pormenorizado y lo detallista del director. Ahora mismo es uno de los directores más punteros del panorama teatral de este país porque es completamente diferente, hace un trabajo muy preciso, muy de relojería suiza, muy inteligente.
P.- ¿Se ve como el actor fetiche de Rubio?
R.- Me gusta la idea. Es un director con el que comparto proyectos futuros, así que espero que sigamos trabajando tan bien como hasta ahora. Pero sobre todo me gusta ser actor fetiche de los espectadores. Eso que empieza a ocurrir de que hay muchos espectadores van a ver el trabajo de un actor, ese seguimiento cariñoso, es un regalo. Así que quiero ser actor fetiche de Juan Carlos Rubio, de todos los espectadores y de todos los directores de este país, que hay muchos y con muchísimo talento.
P.- ¿Diría que está en el mejor momento de su carrera?
R.- Desde luego, pero prefiero ver mi carrera como una autopista ascendente, más que como momentos de éxito repentino.
P.- ¿Cree que el oficio de actor se encuentra en su mejor momento por la cantidad de oferta en televisión, cine y teatro?
R.- Parece que hay un remonte de la situación con respecto a estos años pasados. El que algunos actores y actrices tengamos la fortuna de tener cierta continuidad de trabajo no debe llevar a la gente a falsas apariencias. Ahora mismo la profesión tiene una tasa de paro extraordinaria, que roza el 90%. El 90%. O sea, podríamos hablar de una situación dramática agrabada por el 21 % de I.V.A. Este 21% ha obligado a cerrar a muchas compañías independientes de provincias. Porque para el teatro comercial o los teatros públicos de Madrid la situación es buena pero ha sido muy compleja para las compañías independientes que son, para mí, la base del tejido cultural- teatral de este país.
P.- ¿En qué situación se encuentra el estatuto del artista?
R.- Lo estamos gestionando, para ver si, de una vez, conseguimos que los artistas, que los actores y actrices tengamos un régimen de cara a Hacienda y de cara a lo laboral completamente distinto. Ésta es una profesión que está marcada por la intermitencia, por la discontinuidad.
P.- ¿Sigue teniendo el teatro una mala salud de hierro?
R.- La situación es compleja. Por una parte es de una creatividad extraordinaria. España está viviendo un momento creativo muy grande, tanto en el marco de las pequeñas producciones, del microteatro, las casas teatrales... Hay una efervescencia creativa brutal. Los teatros en general, en Madrid, están llenos. Hay una gran afluencia de público a los espectáculos de todo tipo, sean comerciales o sean CDN, Teatro Español, Teatros del Canal... Los espectáculos a los que he ido últimamente estaban muy bien de público. En ese sentido, muy bueno. La creatividad, extraordinaria. Pero, como le decía, tenemos una gran lacra con el tema del 21 % de IVA.
P.- ¿En qué situación se encuentra su Don Juan itinerante de Valladolid?
R.- Me quedé tan impactado con la experiencia de hacer el Don Juan en Alcalá de Henares que estoy intentando reproducirla obra en Valladolid, patria de don José Zorrilla y autor de Don Juan Tenorio. Y me encantaría poder montarlo en mi tierra. Sería un sueño.