1. The Leftovers – Season 2 (Damon Lindelof)

Es probablemente la serie que muchos estábamos esperando desde hace tiempo, exactamente desde que terminaron Lost y Fringe. En su segunda temporada, la serie de Damon Lindelof emerge como la más revelante de cuantas hay en marcha. Entre la fe y el nihilismo, con una confianza abismal en los huecos y los enigmas del relato, The Leftovers huye de cualquier complacencia para radiogradiar el estado anímico de un mundo en permanente duelo.

2. Louie – Season 5 (Louis C. K.)

En la quinta entrega de la serie más asombrosa de los últimos años, el cómico Louis C. K. parece hacer balance de hasta dónde ha llegado para ofrecer un capítulo final que explica el origen de todo. Después de hacer estallar en mil pedazos las estructuras de la ‘sitcom’, llega un punto en que ya no sabemos si Louie es comedia o drama. No nos importa: la poesía de Louie, un verdadero estado del alma, es irrepetible.

3. The Jinx (miniserie) (Andrew Jarecki)

Como señalaba en el post dedicado a esta escalofriante miniserie de Andrew Jarecki, es una de las cosas más espectaculares que la pasado a la televisión recientemente. Documental y reconstrucción de uno de los casos de criminología más enigmáticos de Estados Unidos, la investigación de Robert Dust coloca a la creación fílmica en un lugar de trascendencia social y jurídica. Imperdible.

4. El pequeño Quinquin (miniserie) (Bruno Dumont)

Última creación de uno de los autores más iconoclastas, personales y celebrados del cine francés, que se estrenó tanto en la pequeña como la gran pantalla, los 200 minutos de esta crónica oscura de una investigaciuón de crímenes rurales en la costa francesa hacía confluir la extrañeza de Twin Peaks con la atmósfera perturbada de True Detective en su espeluznante viaje al corazón del mal.

5. Mad Men – Season 7.5 (Matthew Weiner)

Y al fin Don Draper entró en paz consigo mismo, con su identidad. El tramo final de Mad Men completaba un retrato colectivo de los años sesenta en América a través del retrato individual de uno de los personaje más magnéticos de la teleficción. El desenlace estaba desde luego a la altura como guinda final a una crónica de cómo es posible lograr la felicidad en un mundo minado de ambiciones desmedidas y dobles intenciones.

6. Fargo - Season 2 (FX Productions)

El consenso no genera dudas. La segunda temporada de Fargo mantiene los elementos que hicieron tan relevante su primera entrega, si bien en su viaje a finales de los años setenta para relatar la alucinada y sangrienta crónica de la matanza de Sioux Falls, la serie profundiza áun más en la fascinación de los personajes, el cinismo y el toque de absurdo que la caracteriza.

7. House of Cards – Season 3 (Beau Willimon)

El castillo de naipes en los pasillos y despachos de la Casa Blanca es todavía más frágil en esta tercera temporada, con Frank Underwood investido como presidente de Estados Unidos. El gran acierto de los nuevos capítulos fue contarnos la guerra política de un matrimonio despiadado (encarnado por dos animales de la interpretación) a partir de tres tramas maestras, transitando de nuevo por los rincones más siniestros de la fabulación política.

8. Better Call Saul - Season 1 (Vince Gillighan)

La serie derivada de Breaking Bad ha logrado mantener el legado de Vince Gillighan, tanto en las formas como en la narrativa, mucho más compleja y ambiciosa, consolidándose a medio camino entre la franquicia y la frescura de un relato que busca su propia independencia. La ficción nos permite descubrir al ser humano que hay debajo de la máscara de Saul Goodman, el abogado sin escrúpulos que, mira por dónde, es en verdad un “hombre bueno”.

9. Show Me a Hero (miniserie) (David Simon)

Aunque el guionista y creador David Simon y el director Paul Haggis (director de todos los capítulos) mantienen una extraña tensión entre las formas y el contenido, lo cierto es que la tragedia real del alcalde de Yonkers en los años ochenta, interpretado por Oscar Isaac, recupera para la pequeña pantalla la aproximación humanista a los sistemas de organzación social con una concatenación de historias que forman el complejo retrato de una ciudad.

10. Juego de tronos – Season 5 (David Benioff y D. B. Weiss)

En su escalada hacia la épica, pero sin perder de vista el carácter íntimo del drama, la fantasía medieval de George R. R. Martin sigue ofreciendo motivos para no despegarse de la pantalla. Su consigna pasa por ser impecables o no ser nada en absoluto, y bajo esa determinación da un paso más en la configuración de una mitología que aún tiene mucho que ofrecer.

11. True Detective – Season 2 (Nic Pizzolatto)

El listón estaba demasiado alto pero el regreso de la serie más impactante de los últimos años se ha saldado con dignidad, aunque tiene manifiestamente menos interés que la primera temporada. Nuevos personajes, nuevos escenarios y nuevos crímenes en una alambicada trama de secretos y traiciones en la que tres investigadores entre el bien y el mal suman fuerzas para derrocar una red de corrupción policial, política y estatal.

12. Mr. Robot – Season 1 (Sam Esmail)

Una historia de ciberespionaje y revoluciones sociales contada desde la perturbada psique de su protagonista, el hacker Elliot interpretado con intensidad por Rami Malek. Este cyberthriller bipolar y antisistema combina con extraordinaria eficacia la investigación visual de la virtualidad con un guion que compila grandes hitos de la narración cibernética, desde The Matrix a La red social, pasando por El club de la lucha.

13. The Affair – Season 2 (Hagai Levi y Sarah Treem)

Esta serie sobre las consecuencias púbicas y privadas de un doble adulterio amplía sus mecanismos psicológicos al respecto a la primera temporada al expandir la historia criminal del drama a nuevos puntos de vista del relato. Así, la serie protagonizada por Noah Solloway y Alison Bailey profundiza aún más en la fragmentación del relato y las versiones contrapuestas de una historia, un mundo, que ya no puede contarse de forma unívoca y conclusiva.

14. Narcos – Season 1 (Carlo Bernard, Chris Brancato y Doug Miro)

Producción propia de Neflix, su ambición pasa por colocarse a la altura de la mejor teleficción con una crónica expansiva, excesiva y sangrienta, entre la ficción y el documental, del ascenso y caída de Pablo Escobar en el negocio de la droga. Como si fuera una versión catódica de Uno de los nuestros (la solvencia scorsesiana de Jose Padilha, director de Tropa de Elite), con un montaje bombástico y una voz en off narrando sistemáticamente los hechos, el retrato personal se transforma en el retrato de un país y una década.

15. Homeland – Season 5 (Alex Gansa y Howard Gordon)

Es un regreso decepcionante, sobre todo después de las promesas de la magnífica cuarta temporada, y la serie vuelve a colarnos soluciones de guion fuera de toda lógica y difícilmente creíbles. Su acierto descansa en el tratamiento general, aunque en los detalles patine una y otra vez. La trama transcurre en Berlín y su oportunismo es innegable al ofrecer un mapa geopolítico de la actividad yihadista en Europa y los efectos del ciberespionaje.