Ilustración: Luis Parejo

Inquieto productor e investigador infatigable, Javier Limón (Madrid, 1973) sondea en su proyecto Orígenes los diversos estratos (griegos, sefardíes, árabes...) de nuestro repertorio musical.

¿Qué libro tiene entre manos?

El sonido de la perfección, de Greg Milner. Un regalo de mi productor, Toni Garrido.



¿Qué libro abandonó por imposible?

Los pilares de la tierra.



¿Con qué escritor le gustaría tomar un café mañana?

Con Dulce Chacón y David Trueba.



¿Cuántas veces va al teatro al año?

Exactamente 79 veces, algunos años sólo puedo ir 62.



¿Una obra que le dejó clavado en la butaca?

En general en el teatro musical me cuesta horrores no dormirme en la butaca.



¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Creo que la música y la tecnología están viviendo un romance revolucionario. Pronto las maquinas nos emocionarán con su arte.



¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Velázquez.



Cuéntenos alguna experiencia que le cambió su manera de ver la vida.

Cantar a Tomas Luis de Victoria de niño me hizo amar la música.



¿Cuál es el hábitat óptimo para la música?

Escuchar música en su estado natural, sin micrófonos, ni publico, ni amplificadores, ni escenarios. En una fiesta o en una reunión en casa es cuando la música adquiere para mí su verdadero sentido. La música de verdad no se puede grabar, ni por lo tanto colgar en la red.



¿Cómo debe ganarse el flamenco a nuevos públicos?

Con la educación. Si al talento le dotamos de aún más conocimiento, sobre todo lírico, sonoro y armónico, las posibilidades para estas músicas de raíz son infinitas.



¿Qué diferencia a la fusión de la confusión y la impostura?

El arte nunca miente, mentimos los artistas. Afinación y ritmo, ahí no hay trampa posible.



¿A dónde le ha conducido la investigación sobre los ‘orígenes' de la música popular española?

Para mí el origen del flamenco tiene cuatro raíces básicas: gitana/india, árabe, cristiana y judía. Bucear en esos Orígenes me lleva a descubrir lugares del flamenco que se olvidaron en el camino, desde ellos se pueden crear hoy realidades sonoras paralelas bonitas, veremos qué nos sale.



¿Y qué cultura tiene más peso en el sustrato de nuestro repertorio de músicas populares?

Las melodías sefarditas, árabes y cristianas se fueron fusionando durante 1.000 años a fuego lento para crear un universo melódico que hoy es nuestro repertorio popular ibérico. Los gitanos además lo han ido enriqueciendo con una interpretación llena de matices rítmicos. Pero si tengo que elegir un solo origen, me quedo con los griegos.



¿Algún hallazgo llamativo o inesperado?

En Sri Lanka hay una ciudad de 4.000 años que se llama Sigiriya, nombre del palo más oriental del flamenco.



¿Qué cauce pretende darle a estas pesquisas: festival, disco, discurso teórico...?

Al músico antes le pagaba la iglesia, luego los reyes y emperadores, luego el cine... Ahora pagan los festivales o las marcas, por mí ok. Pero sí hecho en falta festivales de flamenco o de raíz con un poco más de apuesta real por lo nuevo, menos conservadores.



¿Cuáles son los ingredientes básicos para ser un buen productor?

Cumplir con el presupuesto y que el producto tenga calidad.



¿Es usted de los que recela del cine español?

No, recelo del cine malo aunque sea americano o ruso.



¿Cuál es la película que más veces ha visto?

Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes.



¿Le gusta España? Denos sus razones.

En general me gusta lo que a todo el mundo, la comida, la gente o el clima, y no me gusta lo que a todo el mundo, la gestión de los gobiernos, la educación o la corrupción. Pero el análisis desde fuera es sencillo, España es un buen país.



Regálenos una idea para mejorar la situación cultural.

En general en todos los países, y en los nuestros también, la educación artística es muy manifiestamente mejorable y debería ser una prioridad.