Comenzó su carrera en la música en el mítico grupo Jarcha, donde tomó contacto con las músicas populares. Después, un encuentro providencial con Kiko Veneno, del que fue corista, fue la chispa que prendió el personaje de Martirio. Hace ya tres décadas que María Isabel Quiñones (Huelva, 1954), decidió combinar una peineta y una gafas de sol y dedicarse a romper estereotipos sociales, musicales, culturales y de todo tipo. Tras el éxito inicial, que se hizo extensivo al extranjero, "fuera no entendían mis letras, pero flipaban con mi imagen", llegó la mezcla, la fusión de las muy variadas músicas que han sido su campo de trabajo.
De ese flamenco-pop de los inicios dio el salto al jazz, los boleros, las rancheras, los tangos, la música cubana... Y siempre con colaboradores de lujo como Chano Domínguez, Mercedes Sosa, Chavela Vargas o Compay Segundo. Esta noche ofrece en el Teatro Circo Price un concierto que supone el inicio de la gira de su próximo disco, en el que incluye 30 canciones que condensan todo ese saber musical adquirido en estas tres décadas de romper fronteras. Y de nuevo muy bien acompañada, por artistas como Kiko Veneno, Silvia Pérez Cruz, Miguel Poveda o Javier Ruibal. No puede ser casualidad.
Pregunta.- ¿Cómo nace el personaje de Martirio?
Respuesta.- Yo he tenido una vocación muy grande por la música desde que era muy pequeña, y me vi en una época en la que había que dar rienda suelta a la imaginación, a la reivindicación, a la alegría…quitarle el polvo a muchas cosas. Lo hice aunando una imagen que tenía que ver con el cante y el traje tradicional pero también con el diseño de todos los movimientos que estaban dándose en los años 80.
P.- Usted combinó una música y una estética novedosa con la tradición, ¿ejerció como un puente entre dos culturas?
R.- Claro que sí. Me propuse la búsqueda de un estilo que aunara muchos géneros que estaban aparentemente separados pero que en mi interior estaban unidos. Creo que fue un aire fresco muy desenfadado, con una gran carga de profundidad, pero aparentemente con una ironía y una alegría muy fuertes.
P.- Ahora se ve con otra perspectiva, pero ¿estaba aquella España de 1986 preparada para la irrupción de un personaje así?
R.- Yo no sé si estaba preparada, pero yo tenía la necesidad absoluta. No tuvo nada que ver con asuntos de marketing, ni fue una cosa prevista, era una especie de pasión, un vendaval... un vendaval de alegría y de música.
P.- ¿Qué queda ahora de aquella voluntad transgresora?
R.- Se han conseguido muchas cosas, pero hay muchas que conseguir todavía. Por ejemplo, ahora mismo la cultura está muy poco ayudada y apoyada. En mi caso queda toda la ilusión, todas las ganas, todas las cosas que me quedan por hacer, y también la necesidad de reivindicar la música que está hecha con el corazón. Esa que no es comercial ni tiene interés monetario, sino que trata de hacer un mundo mejor en el que la gente se conecte con los sentimientos. Vamos, lo que yo llamo música de verdad.
P.- Esa "música de verdad" incluye música iberoamericana, jazz, pop, flamenco, por supuesto copla... ¿son todas las músicas susceptibles de fusionarse?
R.- Creo que eso es válido para todas las músicas que tienen que ver algo en su raíz, relacionadas por el viaje, la emigración, la historia común... Después de cuatro siglos conviviendo ocurre que cuando se escucha una música popular de estos países de américa, arañas un poquito y encuentras muchas connotaciones compartidas con la música popular española, con el flamenco, con la zarzuela... Pero todo no es susceptible de fusionarse, no. Hay que estudiar y tenerle mucho respeto a la obra original, y si enriquece y abre un camino nuevo, entonces vale la fusión. Pero si no, no hay porqué ni para qué.
P.- Ahora lanza un disco recopilatorio con 30 canciones, ¿qué nos espera dentro?
R.- El disco incluye una mezcla de todos los estilos que he trabajado a lo largo de los años, aunque no hemos querido hacer un disco de grandes éxitos sino una especie de camino, de itinerario, de viaje, a través de todos los géneros que he ido transitando y con la gente maravillosa que me he ido encontrando. Hay una variedad absoluta tanto de estilos como de colaboraciones y formas de lenguaje. Todo tiene que ver con mi lenguaje, pero éste es tan amplio, que admite desde el humor y la ironía hasta piezas absolutamente dramáticas. A mí me encanta eso, soy un personaje muy teatral y me gusta tocar toda la gama de sentimientos del ser humano.
P.- Tras tres décadas de carrera, ¿en qué ha cambiado la música y qué permanece?
R.- Creo que permanecen las ganas y faltan actualmente canales para poder enseñar las distintas tribus de música que hay en nuestro país. Cuando nosotros empezamos en los 80 había delimitadas ciertas tribus muy variadas con las que tú te podías sentir identificado y expresar tus gustos, pero ahora mismo lo que se escucha en los medios es una música absolutamente lineal. En aquella época la música era un revulsivo social muy importante y ahora ya no tiene ese peso porque no se pueden enseñar al gran público las muchas alternativas que existen en la calle. No hay manera de enseñar la música que hacemos, por ejemplo, en televisión, lo cual es bastante deprimente.
P.- Antes se emitía más música en los dos canales que había que ahora que hay decenas, ¿por qué es así?
R.- Pues porque a alguien le ha dado por decir que la música no tiene audiencia. Yo siempre digo, lo que no tiene audiencia es el playback. Pero si tú haces un programa en directo "guapo", eso tiene audiencia seguro, porque la música es pan para el alma. Sin música no se podría vivir. Me parece una falta de cuidado, de respeto y de cultura, total. Que apenas haya programas y que los que haya los echen a las tres de la mañana, con la música que hay en este país me parece... no me cabe en la cabeza.
P.- Después de los 30, ¿en qué anda ahora metida Martirio?
R.- Ahora mismo lo que estoy haciendo principalmente es preparar el grupo para hacer la gira de este disco recopilatorio. Además, sigo haciendo mi programa radiofónico quincenal en Radio Gladys Palmera, Cantes Rodados, en el que estoy muy feliz. Pero fundamentalmente estoy preparando los directos y la gira nacional e internacional.
P.- Para abrir boca está el concierto de hoy, ¿qué nos va a ofrecer?
R.- La propuesta es un poco el repaso de los temas que van en el disco, un repaso cronológico, que va desde canciones como Soy mala a las últimas cosas que hemos hecho, con una banda maravillosa integrada por los mejores músicos que me han acompañado siempre. Además tengo la suerte enorme de contar con cuatro admiradísimos compañeros y amigos muy queridos, que son Kiko Veneno, Silvia Pérez Cruz, Miguel Poveda y Javier Ruibal. ¡Así da gusto!, así que espero que sea un concierto muy único.