Lolita Flores en un momento de La plaza del Diamante. Foto: Sergio Parra
La actriz y cantante regresa a Madrid con la gira de La plaza del Diamante, la novela de Mercè Rodoreda adaptada por Joan Ollé.
Pregunta.- ¿Verá algo distinto alguien que fuera al estreno en el Español y ahora la vea de nuevo en el Bellas Artes?
Respuesta.- Verá a una Colometa más grande, más experimentada.
P.- ¿Cómo fue el trabajo con Joan Ollé cuando montaron la obra?
R.- Muy complicado, porque yo soy de hablar mucho con las manos y con los gestos de la cara y Colometa es completamente deiferente a mí.
P.- ¿Le sigue dando instrucciones de vez en cuando?
R.- Ya no, porque no le dejo. El personaje ya es solo mío.
P.- ¿Cómo se queda después de soltarlo todo en el escenario?
R.- Acabo con la adrenalina muy alta porque me emociono mucho. Luego me entra el bajón de cansancio, porque esta obra conlleva mucho desgaste mental y físico, precisamente porque apenas me muevo, ya que moverse ayuda a soltar la tensión.
P.- Creo que tuvo que convencerle Serrat para que aceptara el papel.
R.- Me dio un empujón, sí.
P.- ¿Por qué se lo pensó tanto?
R.- Tenía miedo porque era un monólogo, porque nunca había actuado en el Teatro Español, porque nunca había tenido una obra tan importante en mis manos, quitando el Tenorio, que lo hice en verso en Alcalá de Henares.
P.- ¿Y cómo se preparó para un reto como este?
R.- Aprendiéndome el texto a fuego y metiéndome en la piel del personaje, es lo que hago.
P.- ¿Cuánto de usted pone en el personaje de La Colometa?
R.- Mucho. Hay vivencias que me pasan por la mente mientras actúo, aunque obviamente yo no he vivido una guerra como el personaje de La Colometa, ni he tenido que llegar al extremo de pensar en matar a mis hijos por no poder alimentarlos.
P.- ¿Y cuánto de las historias oídas en su familia? Su padre, el Pescaílla, nació en Barcelona, muy cerca de la plaza del Diamante.
R.- Mi padre se crió en el barrio de Gracia, sí, pero era un niño cuando empezó la guerra y nunca me habló de esos temas.
P.- Lleva 40 años encima del escenario, pero como actriz de teatro debutó hace solo una década (en 2005, con Ana en el trópico, de Nilo Cruz) y ha tenido mucho éxito tanto de público como de crítica. ¿Usted siempre supo que tenía madera para el teatro?
R.- Siempre quise ser actriz. De pequeña me encerraba en mi cuarto y me miraba al espejo y hacía cosas. Mi madre lo sabía y me lo decía: "Algún día te descubrirán como actriz". Ella nos conocía perfectamente, sabía de qué pata cojeaba cada hijo.
P.- El mundo de los escenarios es una montaña rusa. Ahora vive un buen momento profesional, pero ha hablado alguna vez de los tiempos malos en los que nadie llama para ofrecer trabajo.
R.- En esta profesión no tenemos nómina ni paro, ninguna seguridad. Por eso deberían tratarnos un poco mejor en lugar de perseguirnos. Llevamos la cultura a todas partes y lo único que hacemos es trabajar y trabajar, y pagarle a Hacienda lo que nos piden.
P.- Después de terminar la gira de La plaza del Diamante empieza la de La asamblea de mujeres.
R.- Sí, empezamos en Madrid en el Teatro La Latina en agosto. Es una experiencia muy distinta a la de La plaza del diamante, porque estoy acompañada por más actores y es una comedia.
P.- ¿Qué otros proyectos tiene por delante?
R.- No sé si me llamarán para la quinta temporada del programa Tu cara me suena, y aparte de eso, seguir trabajando todo lo que pueda en el teatro.
P.- ¿Y en el plano musical?
R.- En junio grabaré unas maquetas para un nuevo disco. Tengo muchas ganas y la gente me lo pide mucho.
@FDQuijano