Encontramos a Juan Ugalde (Bilbao, 1958) montando uno de sus grandes dípticos en el stand de Moisés Pérez de Albéniz, galería con la que expone en Madrid desde el cierre de Soledad Lorenzo. El artista, que bien puede presumir de veteranía pues se recuerda paseando por ARCO desde mediados de los 80, cuando trabajaba con la galería Buades, con quien realizó sus primeras exposiciones en la capital. En 1986 se trasladó a Nueva York, y a su vuelta a España formó junto con la artista Patricia Gadea y el poeta Dionisio Cañas, entre otros, el colectivo Estrujenbank, grupo artístico y de agitación político-social que duró hasta la Expo 92. Desde entonces, su pintura ha evolucionado, se ha mezclado con la fotografía y el collage e incluso se ha atrevido con el vídeo. Recordamos hoy aquellos comienzos y cambiamos con él impresiones sobre arte y ferias.
Pregunta.- ARCO celebra aniversario, ¿cómo ha encontrado a la feria en su 35 cumpleaños?
Respuesta.- Me ha gustado. He encontrado un muy buen nivel de galerías. Creo que se ha profesionalizado un poco más. Este año, con la celebración del 35 aniversario, las galerías extranjeras que han venido están muy bien. Y la selección de arte joven y emergente (agrupado en la sección Opening) es realmente atractiva. Ver y apreciar el arte eso ya es más difícil, yo por entre los stands, hablado, saludando…
P.- ¿Cómo valora la importancia de la feria en nuestro contexto de mercado?
R.- Lo cierto es que ARCO es muy importante dentro de nuestro contexto porque ahora mismo, en Madrid, no hay nada en el mundo artístico que se haga con una visión fuera de lo local. Es sorprendente que no haya nada el resto de año, que no haya otro tipo de encuentro, de foro, de bienal… Por la dimensión de la ciudad y la población, debería de haber algo al margen de la programación de galerías y museos.
P.- Y la pieza que ha traído a ARCO, ¿cómo es?
R.- Presento un cuadro que se llama Europo. Un díptico largo de 3,25 x 1,30 metros que representa mi visión de lo que es ahora Europa. En un lado, imágenes de un museo y, en el otro, un mendigo que fotografié una tarde en el metro de Madrid. Es la mezcla del mundo de hoy, un mundo en el que convivimos los de un lado y los de otro: el museo con sus propuestas estéticas y la realidad, la crisis, la pobreza…
Europo, 2016. Técnica mixta sobre lienzo, 130 x 325 cm
P.- Paseando por los pasillos de los pabellones 7 y 9 de Ifema, ¿se siente ya parte del grupo de veteranos de la feria?
R.- Sí… (Risas) Participé la primera vez en ARCO en el año 83 o en el 84. Desde luego ha cambiado todo mucho. Pasamos unos años de mucha mezcla de galerías, las de vanguardia con las realistas, con las más contemporáneas.
Era un ambiente más caótico que luego se ha ido definiendo en un estilo más internacional.
P.- ¿Le gustan las ferias o es de los que cree que un artista en ARCO es como un pez fuera de la pecera?
R.- Como artista está claro que el espacio ideal para mostrar tu trabajo es un espacio en blanco para hacer una instalación, intervenir como quieras; un espacio en el que actuar es un concepto muy distinto a una feria. Pero lo cierto es que me gusta venir a ARCO y ver lo que hace los demás y también tener la ocasión de ver mi trabajo junto a otros trabajas totalmente distintos. Para mí no es nada traumático, no me siento incómodo. Claro que me gusta ver las exposiciones individuales y disfrutarlas. Aquí todo está pegado y no tienen nada que ver unas cosas con otras, pero esta es la realidad en la que vivimos así que hay que asumirlo.
Me gusta dejarme llevar paseando y mirar dentro de todo ese lio sin fijarme en las cartelas, una vuelta solo con los ojos, lo hago como divertimento y como reflexión. Quizá lo que menos me gusta de las ferias es su homogeneización, que son muy parecidas unas a otras.
P.- ¿Cuál es el lugar de la pintura en las ferias?
R.- La pintura viene y va. Tiene su margen y sus características propias. Su
modus de acto físico y en este sentido comunica cosas que otros medios no te permiten. Aunque tiene sus limitaciones, la pintura siempre está ahí.
P.- Pero en su trabajo la pintura se mezcla con lo digital, con la fotografía, con el collage… ¿El futuro de la pintura pasa por la hibridación?
R.- No necesariamente. Las posibilidades del arte son muy amplias. Tiene sus mecanismos y aparecen cosas que te sorprenden constantemente. Parece mentira que un con un pincelito y un trozo de tela se puedan seguir hoy transmitiendo arte e ideas.
La libertad de soportes y técnicas de la pintura es fascinante y la necesidad de hacer cosas nuevas es constante.
P.- ¿En qué está trabajando?
R.- Presento la semana que viene en el Museo del Vidrio en Alcorcón unas piezas específicas para el espacio. Forma parte de un encargo a varios artistas y se trataba de presentar piezas trabajadas con vidrio. Por otro lado, trabajo como comisario en un interesante proyecto que estamos llevando a cabo en El Escorial, donde resido cuando no estoy en Berlín.
Imagina Escorial intenta reunir propuestas para el pueblo de un modo participativo y colaborativo. Es un proyecto artístico pero desde otro punto de vista. Arquitectos, pintores, gente de la calle propone lo que se puede hacer en El Escorial. Estoy muy contento aunque luego habrá que esperar para ver hasta dónde llega y ver lo que surge de ahí.
@PaulaAchiaga