Ramón Masats (Caldas de Montbui, 1931) es un referente de la fotografía en nuestro país. En el año 1957 decidió cambiar su Barcelona natal por Madrid para ser un fotógrafo profesional. A pesar de que lleva cerca de 13 años sin dedicarse a ello de manera profesional, sus imágenes siguen estando frescas. Ahora, la galería Blanca Berlín expone Años 50, una muestra con unas 31 fotografías, algunas de ellas anteriores al momento en el que se mudó a la capital. "Hay algunas que son de aficionado", comenta y apunta que se trata de una muestra en la que pretende dar a conocer sus inicios, aunque no todos. "Hicimos una preselección de imágenes, hay vintages y fotografías que se han positivado después", advierte.
Pregunta.- ¿Cómo recuerda aquellos inicios?
Respuesta.- Con mucha ilusión, amigos y fotógrafos como Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Ricard Terré allí en Barcelona. Ya en Madrid recuerdo el grupo La palangana con Gabriel Cualladó y todo el grupo.
P.- ¿Qué le llevó a dejar la ciudad condal por la capital?
R.- Después de una prueba que hice en los San Fermines, que fue probarme como reportero, estuve hablando con mis amigos de Barcelona. Yo quería ser profesional, ellos me animaron pero me dijeron que la única revista que conocían en ese momento, que era de las punteras de España, era La gaceta ilustrada. Pero en Barcelona ya estábamos nosotros. Era una publicación que tenía dos cabezas, dos direcciones y la otra estaba en Madrid. Oriol Maspons me dijo que haría un intento de ver qué pasaba con la dirección de Madrid. Habló con él y este dijo que me fuera para enseñarles fotos y decidir. Les gustó y me dijeron que si me pasaba a profesional no me harían un contrato fijo pero yo le dije que quería ser freelance y así empecé.
P.- ¿Cree que se ha perdido la manera de ejercer la fotografía de esos años?
R.- Antes tenías que esperar para ver lo que habías hecho, aunque más o menos lo sabías siempre puede haber sorpresas, ahora con el digital es mucho más fácil. Hoy en día todo el mundo está en la fotografía digital y a mí me parece que la gente puede hacer lo que quiera con sus cámaras. Pero creo que se ha enmarañado todo un poco con la diferencia entre el profesional y el aficionado. Hay quien hace buenas fotos y son aficionados y las venden. Es complicado pero no estoy en contra, de hecho, si yo empezara ahora (dejé de hacerlo hace 12 años) o si hubiese seguido haciendo fotografías como profesional lo haría en digital. Hay gente muy selectiva y dicen que no, que como el analógico no hay nada. Hay más facilidad, que puede ser bueno o malo, pero no me parece mal.
P.- ¿Sabe de antemano lo que quiere capturar o se deja llevar por el momento?
R.- No, yo siempre he dejado que me chocara lo que iba a pasar. He sido aficionado a los tópicos porque creo que es muy difícil sacar de ellos algo nuevo pero hasta que no llegas allí no sabes lo que te van a dar. He procurado no repetir, es decir, cuando he hecho una fiesta tal vez he tenido que repetirla en color, pero prefiero que me deslumbre la fiesta o el acontecimiento pero no voy con una idea preconcebida.
P.- Imagino que cada vez es más difícil distinguirse como fotógrafo, ¿qué le diría a alguien que quiere dedicarse a ello?
R.- Cada vez es más difícil. En alguna conferencia he dicho que no les quiero desanimar pero que busquen otra cosa. Luego miras otra cosa y ves que para los jóvenes es muy difícil, sobre todo ahora con la cantidad de cámaras que hay. Mucha gente tiene buenas y quieren ser profesionales. Era muchísimo más fácil en mi época.
P.- ¿Diría que es porque antes había menos gente queriéndose dedicar a esto?
R.- Sí pero también había menos publicaciones. Lo que pasa es que se ha desfasado la cantidad de gente que quiere ser fotógrafo. Antes éramos menos pero teníamos menos posiblidades de revistas. Nunca ha sido fácil pero los jóvenes lo tienen difícil, hay demasiadas cámaras en manos de particulares, demasiada facilidad técnica, que es buena, pero ahora hay mucha gente que hace fotos.
P.- Muchas cámaras y una vuelta a lo analógico con la lomografía, por ejemplo. ¿Qué opina?
R.- Es pura nostalgia. Si yo empezara en la fotografía haría digital, es más fácil, que también es peligrosa. Eso que oigo de que no pasa nada porque se arregla con Photoshop es muy peligroso. Una fotógrafo amigo me contó que ahora lo único que vale en la fotografía es que seas barato, que todo lo demás, dicen los directores de arte, ya lo arreglarán. Un director de arte me dijo 'Ramón no me hagas las fotografías tan encuadradas que luego no me dejas cortar'. Pero, ¿para qué quieres cortar? Hay esa mentalidad. Haz lo foto y luego haré una obra de arte.
P.- Al hacer el corte se puede perder la esencia incial de la obra, ¿no?
R.- Exactamente. A mí no me gusta que corten. 'No me iba bien y la he dejado alargada', pues compra otra fotografía alargada pero respeta a los demás. Hay poco respeto.
P.- ¿Hay poco respeto pero hay calidad en España?
R.- La verdad es que lo sigo poco pero España es un país de grandes fotógrafos, el problema es que no nos hemos sabido vender ni hemos salido al extranjero. No hemos sabido movernos, muy poca gente ha conseguido ser de Magnum como Cristina García Rodero. Hay que tener en cuenta que España es un país de gente muy visual y también se les puede llamar visuales, en cierto modo, a los pintores. Ellos son apreciados en todo el mundo mientras los fotógrafos poco a poco. Nos movemos poco.
P.- Y además, tampoco hay ayudas.
R.- Ninguna. Ni coleccionistas. Espero que algunos se muevan y puedan salir adelante.
@scamarzana
Barcelona, 1956
P.- Con el boom que estamos viviendo en la fotografía con todas las aplicaciones para el móvil, parece que cualquiera puede ser fotógrafo. R.- Sí pero no, el que fotografía es el hombre y no la máquina. La máquina te da facilidades pero si no eres riguroso... y si dices 'eso ya lo arreglaré luego porque quito este personaje o pongo tal o cual', es un poco peligroso. El retoque digital y todo lo que conlleva te da más facilidades si lo sabes usar. P.- ¿Hay que tener cuidado con el uso de las tecnologías en la fotografía? R.- Este rigor lo tiene que tener el fotógrafo. La cámara, cuantas más posibilidades mejor, pero el que tiene que ser riguroso consigo mismo es el fotógrafo. P.- ¿Cuál sería el ingrediente principal para una buena fotografía? R.- No lo sé... si lo hubiera sabido habría hecho la foto perfecta. Siempre he sido muy intuitivo y tengo varias instantáneas que son instantáneas en el sentido literal de la palabra, hechas o bien esperando o bien aprovechando el momento. Me gusta más esa parte de la fotografía en general y de la mía en particular. P.- ¿Cómo ha cambiado su estilo? R.- Creo que en el fondo, lo que das en los primeros años es lo que luego evolucionas pero muy despacio. He pasado del blanco y negro al color pero creo que todas ellas son parecidas en cuanto a temática. P.- ¿Se decanta por alguna de las dos modalidades? R.- Hay mucha gente que dice que el blanco y negro pero es por nostalgia. Yo tengo dos épocas que comparto con el cine y la televisión. Mi primera etapa es de blanco y negro porque la revista así lo exigía. Luego, cuando dejé el cine y la televisión, fue porque la editorial Llunwerg me pedía fotografías en color. La verdad es que no noté mucha diferencia. A lo mejor fue positiva la época en la que descansé, o casi descansé, de la fotografía, para dedicarme al cine porque la vuelta al color no fue ningún trauma. Creo que hay una sustancia convergente entre las dos en mi fotografía. P.- ¿Ve su influjo y su legado en los fotógrafos actuales? R.- Algunos me dicen que han aprendido bastante de mí, algo que me alegra. Pero el fotógrafo es uno mismo y si lo lleva dentro le saldrá. Puedes tener un poco de la misma admiración que he tenido y tengo por Cartier-Bresson pero si ha influido algo bienvenido sea para mí y para ellos. Es halagador.