María Rodés

Presenta Harmonías del firmamento en el Teatro de la Abadía, dentro de la programación del Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid.

María Rodés (Barcelona, 1986) es una de las voces más interesantes del panorama musical español. Tras Una forma de hablar y Sueño triangular, dos discos en los que mostró su talento y sensibilidad como compositora y su buen tino para los arreglos, se lanzaba de lleno a zambullirse en un género tan poco valorado en la actualidad como la copla. El resultado fue María canta copla en el que la artista se apropiaba de las canciones para rebasar la etiqueta de disco de versiones y encandilar a público y crítica. Ahora, y mientras esperamos un nuevo disco con canciones originales, María Rodés vuelve al siglo XX para recordar a su tío bisabuelo Lluís Rodés en el espectáculo Harmonías del firmamento que se presenta en el Teatro de la Abadía dentro de la programación del Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid.



Pregunta.- ¿Quién fue Lluís Rodés?

Respuesta.- Lluís Rodés era mi tío bisabuelo y fue un jesuita y astrónomo de principios del siglo XX. Formaba parte de varias sociedades internacionales y fue director del Observatorio del Ebro, que en ese momento tenía cierta importancia. Viajó al monte Wilson de California, donde hay otro observatorio, y allí descubrió un cráter en la Luna que desde entonces lleva su nombre. A través de esa anécdota, que me la contaba de pequeña mi padre, surgió mi curiosidad sobre la historia de mi tío bisabuelo.



P.- ¿A partir de ahí que fue descubriendo?

R.- La verdad es que de niña se me quedó grabado el dato de la Luna y luego me olvidé del tema. Pero ya de mayor fui siguiéndole un poco más la pista. Mi padre me comentó que se iban a publicar los diarios que escribió durante la Guerra Civil desde el Observatorio del Ebro. Me entró la curiosidad por leerlos y las personas que lo estaban editando me facilitaron el acceso.



P.- ¿Qué fue lo que más le llamó la atención de estos diarios y de su posterior investigación sobre el personaje?

R.- Conecté con él de una manera que no sé bien cómo explicar y que me resulta extraña por no haberlo conocido en persona. Me llamó mucho la atención que no tratara de exiliarse durante la Guerra Civil. Podría haberlo hecho pero prefirió cuidar y proteger el Observatorio del Ebro, lugar en el que había dado rienda suelta a su vocación y donde estaban sus herramientas de trabajo. Tenía miedo de que entraran y se llevaran todo. Sin embargo, lo que más me inspiró es que se refugiara en la astronomía y la observación del cielo en un momento de tanta barbarie, que además le afectó de primera mano ya que durante la contienda murió su hermano. Él se refugiaba en las estrellas y allí encontraba un punto de esperanza y de belleza. En sus diarios incluso juega a comparar los fuegos de las bombas con las estrellas.



P.- Ahí hay un contraste muy poderoso...

R.- Sí, el contraste entre la armonía perfecta del cielo desde una perspectiva cristiana y el egoísmo inherente del ser humano, que crea esos conflictos tan dolorosos. De alguna manera supongo que me identifico y conecto con él porque a mí la música me sirve de refugio en el conflictivo mundo en el que vivimos. Es un lugar en el que nadie puede entrar.



P.- ¿Cuándo se le ocurrió elaborar un espectáculo musical a partir de la figura de su tío bisabuelo?

R.- Hace bastante tiempo que me ronda la cabeza esta idea porque hice una residencia artística en Cataluña en la que conviví con un astrónomo. Él me enseñaba cosas del cielo y yo a cambio tenía que actuar en el Observatorio. En este momento recuperé el interés por este familiar pero no fue hasta que hice el Camino de Santiago hace año y medio que me vino a la cabeza la manera de estructurar el espectáculo y me puse a investigar más en serio.



P.- ¿Y cómo ha llegado al Teatro de la Abadía?

R.- Me llamaron hace poco de la Comunidad de Madrid y me dijeron que les gustaba mi trabajo y que si tenía algún proyecto que pudiera encajar en el Festival de Arte Sacro, porque habían visto en mi blog que había hecho unos talleres de música india. Pensé que éste era el momento de sacar adelante esta idea y desarrollé un poco más el concepto y lo aceptaron.



P.- ¿Cómo funciona el espectáculo?

R.- Lo primero que me gustaría decir es que considero que todavía está en proceso, que aún me queda mucho por descubrir de este familiar. El espectáculo se estructura a partir de los Ragas de la India, que son sistemas de escala musical que varían según la hora del día. Al atardecer se toca un raga, al mediodía otro… Este concierto representa el trascurso de una noche y pasamos del Raga del atardecer en el arranque al Raga del amanecer cuando finaliza. Y por medio hay una serie de canciones de repertorio nuevo, pero también antiguas y algunas adaptaciones, que giran alrededor de la astronomía y de la noche y también de la guerra.



P.- En cuanto a la puesta en escena, ¿es este espectáculo muy diferente de otros directos de María Rodés?

R.- Será distinto sobre todo a nivel de formación. Hay un trío de cuerdas, después estoy yo a la guitarra y un cuarto elemento que toca los instrumentos indios, que son los que ligan la ceremonia entre tema y tema y que darán lugar a fragmentos más abstractos. Aunque hay temas que ya he hecho en directo sonarán de manera muy diferente.



P.- Después de su disco de versiones de coplas, vuelve a viajar al siglo XX con este espectáculo. ¿No parecía que este fuera a ser su camino después de Una forma de hablar y Sueño triangular?

P.- Creo que tengo una tendencia a la nostalgia. Me gusta mirar al pasado aunque no sabría decir cuál es el motivo. Ricky Faulkner, productor de Una forma de hablar, dice que soy una persona antigua y que he nacido en una época equivocada. Puede que tenga razón.



P.- ¿Cuándo podremos escuchar un nuevo disco?

R.- Estoy en ello… En este proyecto de hecho probaré algún tema nuevo. Creo que estará para finales de año pero no quiero decir nada seguro porque nunca se sabe.



@JavierYusteTosi