Lole Montoya

La cantaora ofrece esta noche en el Teatro La Latina un concierto titulado Recuerdos, música de ayer y de hoy, un espectáculo antológico de toda su carrera en el que rendirá inevitable tributo al fallecido Manuel Molina.

La aparición del dúo Lole y Manuel cambió para siempre el panorama musical andaluz, hizo asequible a todos los públicos la voz y la guitarra flamenca e incorporó letras propias ("la poesía", afirma ella) en el arte popular. Los recuerdos de Dolores Montoya, Lole, (Sevilla, 1954) son los mismos que comparten tres generaciones de amantes de la música nacional, en especial del flamenco. Fue a mediados de los 70 cuando la irrupción de este dúo dio un aire fresco y de renovación al estilo, siendo precursores del llamado nuevo flamenco. Las causas de este cambio son las mismas que las de cualquier músico, las influencias recibidas en la juventud. A sus orígenes flamencos, los dos venían de familias con larga tradición musical, añadieron la experimentación con otras músicas como la clásica, el rock, los ritmos étnicos o las melodías árabes. En 1975 comenzó su andadura profesional con el disco Nuevo día, un éxito arrollador. En 1993 se separaron como pareja artística y personal dejando a sus espaldas varios trabajos. Esa trayectoria será el grueso de los conciertos que ofrece esta noche y mañana la cantaora, que bajo el título de Recuerdos, música de ayer y de hoy se dedicará a desgranar los éxitos de toda una vida en los escenarios. "Vamos a recordar. El repertorio lo compondrán mis canciones de toda la vida, desde Nuevo día en adelante".



Pregunta.- ¿Cómo recuerda esos inicios del grupo, de Lole y Manuel?

Respuesta.- Pues con mucho cariño, con muchos éxitos. A la gente le ha llegado siempre lo que hemos cantado, aún ahora. Nosotros siempre fuimos artistas, entonces éramos jóvenes y estábamos en esa época que nos tocó vivir y las cosas, el desarrollo musical, sucedieron de manera natural, conociendo gente y viviendo experiencias cada día. Nunca fuimos rockeros ni hippies, pero compartimos aquellos años con ellos y estábamos abiertos a su cultura y su música.



P.- Su manera de interpretar supuso una revolución total, ¿eran conscientes de estar creando un nuevo estilo?

R.- Quizá no un nuevo estilo, pero estábamos convencidos. Por eso la gente nos veía en el escenario de una forma verdadera, porque estábamos convencidísimos de lo que estábamos haciendo. La evolución tenía que ocurrir porque era una época de cambios y en el flamenco había que desarraigar muchas cosas. Nosotros redibujamos el flamenco añadiendo muchas influencias de músicas que nos rodeaban en aquel momento, que nos gustaban, así que en realidad fue todo muy natural. Después vinieron Camarón, con La leyenda del tiempo, y Paco de Lucía, pero todo lo nuevo salió de Lole y Manuel.



P.- Cuál cree que es la mayor aportación que le hicieron a la música y al flamenco?

R.- Fueron muchas cosas. La poesía, una forma poética de decir, porque normalmente los flamencos nunca decían las cosas claras y había muy pocos que se pudieran entender. Ahora sí se entienden. Pero también la forma de interpretar la música y sobre todo la melodía porque que el flamenco era antes muy tradicional, estaba muy encasillado, y nosotros inventamos otra cosa sin dejar de cantar la música típica de Andalucía con unos tiempos diferentes. Hicimos flamenco pero abiertos a influencias de otras músicas de nuestro entorno.



P.- Tuvieron críticas de ciertos puristas al principio, siendo de dos familias gitanas de tradición musical, ¿cómo les afectó eso?

R.- Pues no nos afectó porque éramos gitanos y sabíamos lo que estábamos haciendo. De verdad, no lo digo con espíritu irónico ni nada. Era nuestro terreno. Después, nuestro trabajo ha sido una puerta abierta para muchísima gente, muchos de los de ahora, y también mucha gente ha conocido la música flamenca gracias a nosotros. A mi familia le encantaba lo que hacíamos. Se quedaban un poco sorprendidos mirándonos, igual que el público, pero les gustaba mucho.



P.- Precisamente con el público se hicieron totalmente, incluso hasta el día de hoy.

R.- Sí, nuestra música ha sido una huella en el corazón de los españoles, porque Manuel y yo hemos llegado hasta la cuarta generación. Las abuelas les hablaron de nosotros a sus hijos, y estos a sus propios hijos. Ahora son sus nietos los que me dicen que les gusta nuestra música. Hemos unido varias generaciones y es algo que para nosotros es un honor, porque nos sentimos como unos padres.







P.- Su hija Alba ha seguido sus pasos, incluso les ha rendido tributo a los dos. ¿Era inevitable, esto del flamenco se lleva en la sangre?

R.- Hombre, está claro que ella ya tiene esa escuela, aunque haya estado trabajando con otro tipo de música. Pero la muerte de su padre le motivó mucho, y lo ha hecho muy bien. Es muy desnudo, como dice ella. En él aparece como ella es, como ella canta y en muchos lugares, sin pretender hacer una imitación, se parece a su padre cantando, incluso la voz. Alba ha sido sincera y respetuosa con nuestro legado y ha tenido el valor de hacer algo que nadie se había atrevido a hacer.



P.- ¿Cómo ve el flamenco actual, cree que quizá necesita otra renovación como la suya?

R.- Veo a gente que hace cosas más puras y otras menos puras, gente con talentos más bonitos y gente que quiere hacer flamenco fusión más mezclado. De los artistas de ahora algunos me gustan más y otros no me transmiten. Mucha gente ha intentado hacer algo como lo nuestro, pero es muy difícil crear algo diferente.



P.- Ahora que ha pasado algún tiempo, que el recuerdo es más sonrisa que llanto, ¿quién fue Manuel Molina?

R.- Manuel era una persona especial. Toda la gente se enamoraba de él. Tenía una personalidad arrolladora. Era una persona con una forma de tocar única, un ser especial que la gente quería y que también tenía un don muy bonito a la hora de componer. Ese era Manuel, eso es lo que yo he conocido desde muy chica. De Manuel nos vamos a acordar siempre. Nunca lo voy a olvidar, ni artísticamente, ni como persona, ni como padre de mi hija.



P.- Después de estos dos conciertos qué vendrá?

R.- Tengo como unas diez fechas apuntadas, conciertos en Barcelona, Castellón, Badajoz, Majadahonda... Además me apetece mucho grabar un nuevo disco. Tengo algunas cosas hechas y estaba con un proyecto que me hacía muchas ilusión, pero al final se ha caído. Aunque estoy dispuesta.