Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934), además de presidente de honor del despacho de abogados Garrigues, referencia en España y uno de los más grandes de Europa, es un hombre muy vinculado al teatro. De hecho, ha escrito varias obras (la última es Méritos y culpas) y se encuentra inmerso en la escritura de su proyecto más ambicioso, La luz de la incertidumbre, que espera acabar en un par de meses y que aborda "la trasformación sociológica que estamos viviendo de manera decisiva sin que seamos enteramente conscientes". Esta noche ejerce de presidente del jurado del X Premio Valle-Inclán, organizado por El Cultural, patrocinado por la Fundación Coca-Cola y dotado con 50.000 euros y una estatua de Víctor Ochoa.

Pregunta.- Su segundo año al frente del jurado del Premio Valle-Inclán...

Respuesta.- Es realmente un privilegio para mí porque además soy de todos los miembros del jurado el que menos lo merece. Aun así agradezco que Luis María Anson me haya ofrecido esta oportunidad porque es un premio lleno de buen sentido y, además, la ceremonia de entrega es puro dramatismo y divertimento. La presencia de los actores, los autores y los directores realmente hace que sea el encuentro teatral del año. De manera que para mí es una felicidad. El lunes estaré allí encantado, presidiendo un jurado donde ya nos conocemos unos y otros. Es muy difícil anticipar ni siquiera tendencias porque siempre se produce un diálogo muy vivo, a veces muy crítico y a veces muy favorable, y el sistema Goncourt garantiza siempre la sorpresa.

P.- ¿Es posible hacer justicia seleccionando a un ganador entre los grandes nominados de este año?

R.- Justicia siempre se hace porque todos los nominados son francamente premiables, sin la menor vacilación o duda, no lo digo por decir. Este año la elección ha sido especialmente significativa, sobre todo en lo que respecta al reconocimiento del teatro joven, del nuevo teatro español. Cualquiera que sea finalmente el premiado será bien merecido. Y cuando se tiene un jurado como este es muy difícil cometer injusticias. Al final nos vamos ayudando unos a otros a premiar a quien lo merece.

P.- ¿Son duras las deliberaciones?

R.- A veces han sido especialmente duras, pero no en el sentido de animosidad o de hostilidad. Normalmente hay opiniones muy contradictorias, distintas y diferentes. Pero eso es lo que pasa en todos los saraos y especialmente en los jurados de teatro.

P.- ¿Qué implica que el método Goncourt rija la elección del ganador?

R.- Es una tradición clásica. Tiene sus ventajas y lógicamente también sus inconvenientes. En el sistema Goncourt normalmente no votas al que quieres que gane sino que intentas sacar de la lista a los que no son tus favoritos. Hay esa doble intención, uno tiene a su candidato y tiene también a su anticandidato. Ese es el tema que tenemos que valorar, pero hasta ahora ha funcionado y seguirá funcionando.

P.- Hay varios nominados por obras clásicas. ¿Por qué siguen estando vigentes?

R.- El teatro clásico es como la música clásica, imperecedero. Tenemos o hemos tenido hasta hace poco en la cartelera Hamlet, Vida de Galileo, Vania, La Celestina, Así que pasen cinco años... Aparte hay como un revival del mundo clásico y el proceso de modernización de ese teatro es estupendo. De todas maneras una de las fortalezas del Premio Valle-Inclán es que combina el teatro clásico y el teatro nuevo y eso es lo que impulsa a las artes escénicas.

P.- En este sentido, ¿qué le parecen propuestas arriesgadas como la de María Hervás en Amnesia, que actúa frente a un único espectador?

R.- Todo ese tipo de realidades pertenecen al mundo del teatro. En el teatro la relación con el público siempre ha sido una muy especial y por tanto puede haber todo tipo de soluciones.

P.- Dos autores, uno veterano, Fernando Arrabal, y otro joven, Alberto Conejero. En términos generales, ¿está bien cubierta la sucesión en la dramaturgia española?

R.- Creo que no hay duda al respecto. Por lo que estamos viendo y hemos visto en 2016 la elección del próximo año va a ser fascinante. Nuevos autores, nuevos directores y nuevos actores y actrices están realmente representando nuestra sociedad, tan compleja y difícil. Pero vamos poco a poco hacia un teatro que se ocupe de las nuevas realidades sociológicas y culturales, incluyendo los avances científicos y tecnológicos. Es una asignatura pendiente pero empiezo a detectar signos inequívocos de que se están empezando a afrontar.

P.- ¿Cree que la sociedad es consciente del gran nivel artístico en el teatro español?

R.- Lo es y Luis María Anson, que es en definitiva la persona que está manteniendo vivo, activo y brillante este premio, siempre dice que no hay duda de que va más gente al teatro que a todos los estadios de fútbol. Estamos en una época en la que el teatro triunfa, tanto el grande como el pequeño, el público, el off... Estamos en una época gloriosa para el teatro a pesar de las dificultades económicas, a pesar del IVA, a pesar de todo.

@JavierYusteTosi