José Ángel Mañas. Foto: Thomas Canet
Tras cinco años ausente de la ficción, el novelista José Ángel Mañas regresa al panorama literario con el thriller Todos iremos al paraíso (Stella Maris).
Pregunta.- Tras cinco años vuelve a la novela con Todos iremos al paraíso, un poco en la línea de Soy un escritor frustrado, ¿qué es lo que más le atrae de retratar a personajes sin remordimientos con tal de conseguir un objetivo?
Respuesta.- El magnetismo que tienen. Una novela empieza donde acaba la vida cotidiana de uno, y te permite hacer cosas que no haces normalmente, tiene el atractivo de lo prohibido, de ir más allá de tu vida anodina. Ambas novelas tienen ese punto en contacto, pero la diferencia es sutil. El caso de Paz está contado más desde la cotidianeidad, es más realista. Es un thriller psicológico donde ella es una chica que está lo más alejado que se puede estar del universo del crimen, pero por un cúmulo de decisiones equivocadas se va a convertir en una asesina múltiple. Lo que quería tratar era la delgadísima línea que hay entre lo que consideramos la normalidad y la monstruosidad. Que lo que lo determina todo es el azar y el absurdo.
P.- ¿Cree que es tan delgada esa línea que nos separa a todos de hacer algo como lo de la protagonista de su novela?
R.- Sí, siempre en un contexto determinado o unas circunstancias. Tienes que estar cerca de algo que importe, y en esos momentos puedes tomar una mala decisión y te puedes encontrar de camino a los peores lugares. El drama abre la puerta al drama, si ya estás dentro de ese contexto todo puede ocurrir, aunque, como la mayor parte de la gente llevamos vidas en las que no pasa nada, tenemos la sensación de control. Pero la cabeza del escritor está siempre pensando "y qué pasaría si".
P.- Y después de todo, Paz no sufre verdaderas consecuencias, ¿tiene la sensación de que, aunque en distintas escalas, es algo que ocurre con frecuencia, que hay cierta impunidad y que todos iremos al paraíso?
R.- Este es un chiste privado mío. Desde el principio tenía claro el título por una canción francesa que ironiza sobre que todos al final vamos a ir al mismo sitio, porque estoy de acuerdo con esa idea de que no hay un juez absoluto que vaya a compensarte o castigarte, y sabía que esta chica se iba a salir con la suya y que iba a tener su "happy ending" en la línea de esa reflexión de que todo da igual. Que todo es aleatorio, y que una buena acción puede ser castigada y una mala recompensada.
P.- En estos años usted ha hecho un poco de todo. ¿Con qué género ha disfrutado más experimentando o cuál ha descubierto que se ajusta más a usted?
R.- Esta vez quería hacer un thriller voluntariamente. Es la primera vez que en una novela mía la trama tiene tanto peso como los personajes y esto ha cambiado mi escritura. He descubierto el suspense, y he disfrutado mucho y es algo que a partir de esta novela creo que va a ser determinante. Me gusta la estructura rígida, y estos cinco actos con 200 páginas en novela corta, creo que es un molde que voy a mantener y a perfeccionar.
P.- Se metió en esto muy pronto con Historias del Kronen, ¿qué ha aprendido que estime fundamental para sobrevivir en el mundo de la escritura?
R.- Ha salido un documental, Generación Kronen de Luis Mancha, que habla de este mundo. El de la escritura es un mundo muy endogámico en el que si quieres entrar tienes que seguir unos cauces que yo cuando llegué me salté. Yo he sobrevivido gracias al cine, porque tengo tres adaptaciones que me han dado gratas sorpresas económicas, y lo he complementado también con la prensa, que es otro sostén del escritor, porque la literatura en sí da poco.
P.- ¿Ha sentido alguna vez como una carga el gran éxito que tuvo esa primera novela?
R.- La gente me dice que ya estaré harto de Kronen, pues a veces sí, pero tampoco puedo, porque tengo que estarle agradecido a esa novela, gracias a ella he podido dedicarme exclusivamente a construir ficciones.
P.- ¿Considera que la industria editorial vivió un episodio de "euforia" en los 90 con la moda del escritor joven y que fue la "Generación Kronen" quien lo terminó pagando?
R.- La verdadera euforia fueron los 80, un contexto en el que se movía mucho dinero y había apoyo institucional. Fue un momento de intensidad artística importante y en los 90 ya empieza un poco la decadencia o la crisis, una época más negra de la que sale el germen de la novela negra y la agresividad con la que se escribió entonces. En términos editoriales nosotros pillamos el final de esa euforia. También el éxito de Kronen generó la moda, cada casa editorial tenía que tener su escritor joven y eso permitió que mucha gente entrara. Pero como todo, cuando entra mucho hay bueno y malo y el tiempo es quien criba. Yo por eso me considero corredor de fondo, porque aunque muchos consideraban que iba a ser flor de un día, aquí sigo.
P.- Pensando en sus inicios, ¿cómo valora la ausencia de oportunidades que tienen hoy en día los autores noveles?
R.- Si ahora me pregunta un chaval que se quiere dedicar a la literatura le voy a decir que la cosa está muy complicada, porque hay una cantidad de títulos que se publican increíbles en comparación con aquella época. Antes bastaba con que aparecieras en uno de los dos canales de televisión que había para que se conociera tu novela, era un proceso donde todo estaba bastante asegurado. Pero ahora, dando por hecho que tu libro llega a las librerías, si no se mueve en una semana, lo retiran. En los libros ha desaparecido la clase media de ventas porque hay mucha más competencia. Puede que tengas oportunidades de que te publiquen porque han emergido muchas "microeditoriales", pero no de vender. Es muy jodido.
P.- Últimamente ha tanteado la novela histórica, ha colaborado con un diario, ahora publica este thriller... ¿Tiene ya planeado cuál va a ser el giro próximo con el que nos sorprenda?
R.- Mi idea es, cuando termine el año, publicar un libro con los artículos que he escrito en el Folletón para El Español, con una ligera reescritura, donde se recrea un hecho por día de algo que pasó en el 1936. Y estoy barajando titularlo "Una de las dos Españas ha de helarte el corazón", citando un poema de Antonio Machado. Además, la editorial Stella Maris va a ir publicando todos mis títulos antiguos progresivamente.