Inés París

La directora estrena La noche que mi madre mató a mi padre, una hilarante comedia que plantea un juego de espejos entre realidad y ficción que conduce al espectador de sorpresa en sorpresa.

Una actriz desesperada porque quiere que su propio marido le dé un papel y un marido en la inopia. La noche que mi madre mató a mi padre, de Inés París, plantea un hilarante juego de espejos entre realidad y ficción con muertos de verdad y de mentira que conduce al espectador de sorpresa en sorpresa. Belén Rueda como la astuta actriz, Eduard Fernández como su muy burgués marido, Fele Martínez como ex de la actriz con secretos en la récamara o Diego Peretti interpretándose a sí mismos son las estrellas de un filme que rubrica el talento de su directora para la comedia como ya demostró en filmes firmados junto a Daniela Fejerman como A mi madre le gustan las mujeres o Semen, una historia de amor.



Pregunta.- Le llueven los elogios por el filme, ¿cómo lo lleva?

Respuesta.- Estoy muy contenta porque se han alineado las estrellas. Hacer una película es un proceso tan largo en el que intervienen tantos componentes que siempre te la estás jugando. Después el guión debe mejorar y no empeorar como sucede con frecuencia. Yo soy muy frágil cuando escribo porque soy muy insegura y cuando lo muestro es como enseñar a tu hijo. Luego normalmente los productores quieren que se parezca a otros. En resumen, preservar ese proceso es un milagro.



P.- Hay ecos de Un cadáver a los postres o La huella de Manckievicz.

R.- La huella estaba muy presente en toda la escritura. También Misterioso asesinato en Manhattan, que tiene un paralelismo evidente. Y me gusta mucho Un dios salvaje de Yasmina Reza. De todos modos noto más referencias literarias que cinematográficas. Yo no estudié cine, estudié filosofía y soy una ávida lectora. Ahí está El cadáver a los postres, de Agatha Christie. Soy muy aficionada a las lecturas que deconstruyen la familia y el monstruo que alberga.



P.- ¿Cómo quería plantear ese juego entre realidad y ficción?

R.- Eso es lo fundamental para mí. Es un tema que siempre me ha obsesionado. Hice mi tesis doctoral, que nunca terminé, sobre el barroco español y estudiaba cómo toda la realidad se convierte en un gran teatro. La necesidad de presentarse ante los demás con un personaje muy construido siempre me ha obsesionado. Es precisamente el mundo de la ficción el que pone de manifiesto que el mundo es un gran teatro. Nos enseña que podemos ser de una y muchas maneras, por eso los actores eran vilipendiados, por la multiidentidad. Después está la idea de que la realidad se construye imaginativamente. La ficción siempre ha regresado a mi vida como un boomerán. Muchas veces me ha hecho darme cuenta de cosas en las que no había reparado.



P.- En el proceder de Belén Rueda vemos aquello freudiano de la sublimación de los artistas.

R.- Ella hace una cosa que nunca le han permitido hacer. Lo peculiar de la condición de actriz es que no es quien inventa las tramas. Lo que ella hace es inventar una historia y pasa a ser guionista y directora. Es una mujer que ha perdido las riendas, ni en su casa ni en su vida profesional, donde siempre está en posición de que la juzguen. Crea una situación ficticia y ese juego transforma la realidad. Cuando uno inventa no es consciente de hasta qué punto uno está explicando lo que le pasa en lo más profundo. Vemos un cuadro como Saturno devorando a sus hijos que nos sigue fascinando porque relata algo que está en nuestra profundidad. Al mismo tiempo, la ficción también nos ofrece muchas posibilidades, lo terrible pero también lo más bonito.



P.- Hay una voluntad clara por hacer comedia. ¿Le gusta hacer reír?

R.- Recuerdo una frase de Billy Wilder que decía "si quieres que alguien se coma una pastilla haz un pastel de chocolate". A mí me gusta dedicarme al cine, no hacer ensayos filosóficos. Me gusta mucho crear personajes e inventar tramas. Me fascina cuando veo una película que no es lo que yo me esperaba. Como Shutter Island, de Scorsese, es muy entretenida porque te desconcierta.



P.- ¿Cómo surge la idea de filme?

R.- El origen de la película viene cuando una amiga me contó que invitó a un ex a una cena y se generó una situación muy desagradable. A partir de aquí fui construyendo toda la historia. El gran problema es decidir quién es cómplice dentro de la película y quién no, y saber cómo dosificar la información. Al final es una gamberrada total, completa y absoluta. Aquí valoro mucho la ayuda de Fernando Colomo que tuvo ideas brillantes para la escaleta. Las cosas que funcionan mejor en comedia es cuando crees que te estás pasando.



P.- ¿El gran reto es que las sorpresas sean orgánicas, que tengan un sentido?

R.- Yo esto lo leí en un libro sobre ficción de Stephen King. El decía que va pegado a los personajes porque es lo que hace que lo que sucede tenga un sentido. Cuando no es así tienes la sensación de que te están tomando el pelo.



P.- ¿Quería parodiar el mundo del espectáculo?

R.- El más alter ego mío es Eduard Fernández, el escritor, en parte porque yo sobre todo me siento escritora. Trato de reflejar la mentalidad propia del fabulador. Es alguien que está acostumbrado a interpretar en la realidad claves que no están pasando. Al mismo tiempo no se da cuenta de lo más evidente que es el distanciamiento con su pareja. El amor se pierde en realidad cuando ya no hay admiración hacia el otro. Es lo que a ella le pasa. No sabe quién es y lo que vale ella. También surge esa relación poderosa entre el escritor y su ex donde se crea una complicidad enorme porque están trabajando juntos en algo creativo. No es solo que compartas el día a día, es que compartes el territorio de lo imaginado y es una relación muy potente.



P.- Vemos también la rivalidad ancestral entre actores.

R.- Yo empecé como actriz y el trabajo de los actores me parece profundamente admirable. Les adoro y les admiro un montón. Venía del teatro y me sorprendió ver que en el mundo del cine hay una cierta distancia e incluso un cierto desprecio por el mundo de los actores. Parece que molesta el buen trato que se les presta pero es coherente porque es gente que va a poner su cara y su físico. Les quiero mucho y me siento muy próxima a ellas. Hay algo de reivindicar a ella como actriz.



@juansarda