Tristán Ulloa. Foto: Luis Parejo
Como director, ha saltado del panorama off al María Guerrero, que repone estos días Adentro. Como actor, tercia en el conflicto palestino en Tierra del fuego. Tristán Ulloa (Orleans, 1970) está imparable.
El reino, de Emmanuel Carrère
¿Qué libro abandonó por imposible?
Papeles de Recienvenido, de Macedonio Fernández. Me lo regaló mi amigo Nelson.
¿Con qué personaje del mundo de la cultura le gustaría tomar un café mañana?
El café no me gusta pero me sigo tomando algo de vez en cuando con Welles, Truffaut, Camus, Orwell, Valle-Inclán, Fernán-Gómez, Saramago, Sampedro, Harold Pinter, Tennessee Williams, Lou Reed, Bowie…
¿Recuerda la experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida?
En la RESAD aprendí de gente como Carla Mateini, Lourdes Ortiz, Luis Landero, Miguel Medina o Ignacio Amestoy que la cultura era mucho más que mero entretenimiento.
¿Una obra de teatro que la haya dejado clavado en la butaca últimamente?
La piedra oscura y Un trozo invisible de este mundo.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
A veces algo me emociona sin entenderlo, y viceversa.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza de crítico.
En Matadero, antes de entrar a hacer Tierra del Fuego, me metí a ver lo de Darya Von Berner [Selfi]. Es más una instalación. Una iluminación sugerente del espacio.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Por deformación profesional me encantan los carteles de cine de Bill Gold y de Boris Bilinsky. Pero si me regala un Léger, un Pollock o un Basquiat, o una fotografía de Crewdson o Madoz tampoco se lo reprocharé.
¿En qué medida una obra de teatro puede ayudar al entendimiento entre palestinos e israelíes?
No lo sé. Es un gesto, ni más ni menos. Una invitación a reflexionar. No ofrecemos una respuesta, sólo una mesa y unas sillas para dialogar.
El CDN ha repuesto Adentro por su éxito de la temporada pasada. ¿Por qué cree que conecta tan bien esta obra?
Tal vez por el atractivo de presenciar la intimidad de una familia del otro lado del mundo y reconocerse en ella. Parece exótico pero en realidad es muy universal.
¿Cree que existe ya un sello Tristán Ulloa en su faceta como director de teatro?
Es un poco pronto para saberlo. No me interesa remitirme a lo ya transitado. Prefiero el eclecticismo.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Cada vez menos, sobre todo desde que algunos críticos (tanto en teatro como en cine y televisión) prefieren hablar más de ellos mismos que de la obra en cuestión. No me interesa nada esa actitud. El crítico tiene una responsabilidad que va más allá del "me gusta/no me gusta". Una crítica no es una opinión y mucho menos un arma para arremeter contra alguien. Como decía Harry el Sucio, las opiniones son como los culos: todos tenemos uno. Y más ahora con tanto Internet y tanto blog.
¿Qué música escucha en su casa?
De todo. Hay momento para Coldplay, Eddie Vedder, The Cure, lo clásico de U2, Louis Prima, Billie Holliday, Zaz, Kevin Johansen, Drexler, Pedro Guerra, Aznavour (mucha canción francesa en general), Piazzolla, Yupanqui, Sosa (mucho folklore argentino en general)…
¿Recuerda la película que más veces ha visto?
Creo que El guateque. También El gran Lebowski, me sé sus diálogos de memoria.
¿Qué libro o qué obra de teatro le recomendaría al presidente del Gobierno?
Al presidente actual le recomendaría ver Ruz-Bárcenas en el Teatro del Barrio. No le va a descubrir nada que él no sepa pero, si la vergüenza se lo permite, podrá disfrutar además del trabajazo de Pedro Casablanc.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
No siento amor ni odio por este ni por ningún otro país o bandera. España es bella y áspera. Cálida y hostil. Lo mismo te besa que te abofetea. Es pura contradicción. A mí hábleme de personas.
Regálenos una idea para mejorar la situación cultural.
Que las instituciones piensen en los más jóvenes, que conciencien desde la educación sobre la importancia de la cultura. Es lo que habla de nosotros como pueblo.