Antonio Najarro

El director artístico del Ballet Nacional de España asesora en los Teatros del Canal a los finalistas del Festival Talent 2016, que tiene como objetivo descubrir e impulsar nuevos talentos de las artes escénicas.

El 11 de junio se conocerán los ganadores de la edición de este año del Festival Talent, que tiene como objetivo descubrir e impulsar nuevos talentos de las artes escénicas. Hace unos días se conocían los finalistas, que actuaran desde el día 2 en los Teatros de Canal, 44 proyectos de los cuales 16 son de teatro, 10 son espectáculos musicales y 18 son de danza. Éstos últimos, recibirán el asesoramiento de un peso pesado del panorama dancístico como es el bailarí y coreógrafo Antonio Najarro (Madrid, 1975), actual director del Ballet Nacional de España. En 2002 fundó su propia compañía, para la que ha coreografiado cuatro producciones, que dirigió hasta su incorporación en 2011 al BNE, que ha convertido en referente mundial de la danza española a través de espectáculos vanguardistas y rompedores como Alento y Zaguán o Sorolla. Iniciativas renovadoras y modernizadoras, encamindadas a difundir la danza, que el director combina con el respeto a los orígenes y el conocimiento del repertorio tradicional.



Pregunta.- ¿Por qué decide colaborar con el Festival Talent 2016?

Respuesta.- Principalmente porque en mi caso me encanta colaborar con cualquier proyecto encaminado a engendrar la creación y el estímulo y es importante ayudar a madurar a las generaciones más jóvenes y estar ahí.



P.- En el mundo de la danza vemos un panorama con grandes figuras consolidadas como usted, ¿cómo vienen los jóvenes?

R.- En el caso específico de mi campo, que es la danza española y el flamenco, creo que las nuevas generaciones vienen muy preparadas a nivel técnico. Además la juventud aporta energía e inquietudes y también suele ser muy vanguardista. Pero creo que dentro de toda esa calidad hay que intentar que tengan conciencia de los orígenes de la danza española, que conozcan y reinterpreten el repertorio español, porque si no conoces tus propias raíces no puedes evolucionar. Nuestro papel es aportar el potencial para fomentar la creatividad y darles impulso.



P.- En el festival hay también espectáculos de música y de teatro, ¿la danza continúa siendo la gran olvidada de las artes escénicas?

R.- Sí, así es. No me gusta quejarme, pero siempre lo ha sido. Aunque poco a poco desde el Ballet Nacional hemos logrado que vaya teniendo mayor repercusión mediática. Esto se consigue, por ejemplo, colaborando con otras disciplinas artísticas para obtener la mayor cobertura posible y además atraer e introducir en el mundo de la danza a personas ya interesadas en otros aspectos de la cultura. En cualquier caso, es necesario un mayor apoyo por parte de los medios de comunicación, porque la realidad es que los teatros están siempre llenos, y creo que la danza debería ser más valorada en nuestro país.



P.- ¿Cuáles son las claves para contribuir a esa formación de públicos?

R.- La necesidad principal es tener mayor visibilidad, mayor cobertura mediática. El relato de la danza en los medios no debe ceñirse únicamente a los dos o tres nombres que estén sonando en ese momento. Debería tener mayor cabida, por ejemplo, en televisión, ya que la danza es un arte visual, tener un espacio donde se expongan los proyectos de los coreógrafos, contar qué se cuenta y cómo se hace, cómo evoluciona el estilo. Con un pequeño espacio de este tipo se despertaría el interés y el conocimiento del público.







P.- Mezcla la danza clásica con bailes folclóricos y músicas como el jazz o el blues, ¿es una manera de buscar público? ¿La danza debe estar abierta a todo?

R.- Hay un gran número de compañías privadas, yo mismo cuando tenía la mía, que recurrimos a las fusiones con el tango argentino, el jazz, las danzas orientales, para llamar la atención del gran público. Hay que hacerlo con mucho mimo y sobre todo mucho conocimiento, no hay que fusionar por fusionar. Ahora mismo existe un nivel de calidad tan alto que se le puede dar cabida a otros lenguajes. Además, es evidente que es necesario asociarse y colaborar con todas las disciplinas posibles, por ejemplo el espectáculo Sorolla, que unía pintura y danzas regionales, o el desfile de moda que montamos con el diseñador Juan Duyos mezclando danza flamenca con canciones de Björk. Hay que hacer puestas arriesgadas para que el público descubra y disfrute la danza. Por ahí tenemos que ir.



P.- Ahora mismo prepara un homenaje a Antonio Ruiz Soler, el bailarín.

R.- Los últimos trabajos que hemos hecho, como Alento y Zaguán, han sido totalmente vanguardistas, fusiones con el jazz, el blues, el soul, algo muy diferente a lo habitual pero que tuvo un éxito arrasador. Siguiendo en mi idea de equilibrar innovación y tradición ahora preparamos este homenaje a Antonio Ruiz Soler, uno de los más grandes, con varias de sus coreografías más conocidas como El Sombrero de Tres Picos, La Taberna del Toro o Fantasía Galaica. De este modo, pretendemos armonizar las propuestas de vanguardia con lo que comentábamos de mantener vivo el repertorio tradicional, para ofrecer así al publico una visión completa y de conjunto.



P.- Tras media década al frente del BNE, ¿qué ha conseguido y qué le queda por hacer?

R.- Siendo sincero, he conseguido más de lo que esperaba. Me estoy dejando la piel, ha sido y es muy duro y constante, también hay que arriesgar mucho, pero hemos conseguido que el BNE sea referente de la danza española en todo el mundo, que es lo que debe ser. En general estoy muy satisfecho con todo. De cara al futuro, deseo seguir con la dinámica actual de colaborar con otras vertientes artísticas y concienciar al Estado de que mime a la danza no solo a nivel económico, sino también mediático. Lo disfrutare mientras dure y espero que mi sucesor, el día que llegue, siga trabajando sobre lo que hemos construido.