Luis Sepúlveda
El escritor, que ha estado este fin de semana firmando ejemplares en la Feria del Libro, vuelve a la literarura juvenil con Historia de un perro llamado Leal (Tusquets)
Pregunta.- ¿Era este un cuento que contaba su tío abuelo?
Respuesta.- No, es una historia que nace luego de ver algo en la Araucanía que me conmovió. En 2010, encontré a un niño mapuche al que le habían quitado a su perro simplemente porque se trataba de un perro de raza, un pastor alemán, y por más que el chico y su familia alegaron a la policía -en Chile se llaman carabineros- que el niño había recibido ese perro hacía ocho años y que los dos tenían más o menos la misma edad, se lo quitaron pues el rechisto hace ecuaciones muy simples: perro de raza más niño mapuche es igual a perro robado. Me conmovió la historia y fue el detonante de esta fábula.
P.- ¿Ha convivido con el pueblo mapuche?
R.- Sí, por parte materna tuve un abuelo mapuche y conozco muy bien su cultura, sus tradiciones, costumbres, y la difícil vida que tienen.
P.- ¿En qué condición están actualmente? ¿Qué riesgos les acechan?
R.- Desde la independencia de Chile los mapuche y otras etnias han sido las grandes víctimas de una cierta "noción de progreso". Es curioso el desconocimiento que la mayoría de los chilenos tienen acerca de los mapuche. Ignoran, por ejemplo, que ellos firmaron un acuerdo de paz con los conquistadores españoles, acuerdo que se respetó por más de trescientos años y que fue desconocido con la llegada de la independencia en 1810. Pocos años más tarde se decretó la "colonización de los territorios del sur" acompañada de una "pacificación de la Araucanía", y a inmigrantes llegados de Alemania, Suiza y Croacia se les entregaron tierras en la nación mapuche, ignorando los derechos de sus habitantes que estaban ahí desde mucho antes de la llegada de los europeos.
P.- ¿Hay respeto u olvido en la sociedad hacia estos pueblos?
R.- Hay desprecio e indiferencia. El pueblo mapuche es constantemente hostigado, reprimido, y en la actualidad sus justas demandas son respondidas con represión y la aplicación de una absurda legislación antiterrorista.
P.- ¿Tiene pensado recoger más de estos cuentos de tradición oral para que no se pierdan?
R.- Siempre me ha interesado la tradición oral, es la génesis de la literatura, pero no soy un recopilador. Escribo las historias que me conmueven y me interesan.
P.- ¿Qué opina de la literatura juvenil actual? De sagas como After, Crepúsculo, Blue Jeans,…
R.- No me agrada esa literatura escrita a priori para un público lector joven o de pocos años. Prefiero los libros que de verdad narran algo, como La Historia interminable, de Michael Ende. Pero supongo que en cuestión de gustos no hay nada escrito. Tengo hijos, que ya son mayores, y nietos, y por experiencia sé que también hay niños y jóvenes que gustan de la lectura inteligente, de historias que los acercan a la vida real.
P.- ¿Cómo motivaría usted a un adolescente a leer? ¿Qué les puede atrapar a los jóvenes?
R.- En mis encuentros con lectores jóvenes, y tengo muchos y en varios idiomas, siempre les aconsejo dejarse conducir por la libertad de elegir, de descubrir qué es lo que quieren leer. He conocido niños y jóvenes que leían con gusto las aventuras de Harry Potter y al mismo tiempo seguían las entregas de las aventuras del Capitán Alatriste, de Pérez Reverte. Esos niños y jóvenes habían descubierto dos formas diferentes de disfrutar de la lectura.
P.- A la hora de escribir, ¿qué supone escribir literatura juvenil? ¿Qué diferencias existen con la literatura de adultos?
R.- Cuando se escribe para esos lectores de pocos años uno se enfrenta a un desafío muy grande porque son lectores muy exigentes. No les gustan las ambigüedades, aman el lenguaje directo y que al mismo tiempo sea rico, poético, pues con la lectura aprenden a leer sus propias emociones.
P.- ¿Nos puede contar si tiene algún proyecto entre manos?
R.- Estoy dando los toques finales a una novela que espero entregar antes del verano, y hay otra fábula que será publicada pronto. Esta vez se trata de la Historia de un caracol que descubre la importancia de la lentitud.