Rafael Álvarez El Brujo. Foto: Sergio González Valero
El actor lleva Misterios del Quijote este fin de semana al Festival de Cáceres.
Misterios del Quijote tiene su origen en 2005, en
El Ingenioso caballero de la palabra.
Rafael Álvarez El Brujo (Lucena, 1950), célebre ya por sus míticos monólogos en torno a las peripecias del Lazarillo,
Ulises y San Francisco, vuelve a
El Quijote este domingo, 19, dentro de la programación del Festival de Cáceres. Y lo hará
subrayando su carácter iniciático y sus múltiples lecturas, entre ellas la que nos lleva a sus claves misteriosas. Ecos de la cábala, ritos paganos y esencias esotéricas serán algunos de los aspectos que nos desvelará este nuevo espectáculo.
Pregunta.- ¿Qué destacaría de
El Quijote en este año de aniversarios? ¿Incluye guiños a estas conmemoraciones?
Respuesta.- Sí, alguno, con mucha ironía, sobre la forma en que se realizan este y otros eventos culturales. Cervantes, el Quijote, es Marca España y debería estar en los colegios. Creo que
El Quijote es un libro poco leído. En un teatro de 500 espectadores solo el diez por ciento lo habrá hecho.
Si quieres hacer un espectáculo sobre este libro tienes que contar con que la gente no lo ha leído. Abordarlo desde el misterio es una forma de provocar su lectura. Todo el mundo sabe que
El Quijote es genial, que es un clásico, pero tienen la idea de que es una pesadez. Enfocándolo de esta manera, creo que enganchará más al público.
P.- ¿Qué cambios ha introducido con respecto a la primera versión?
R.- Esta es más sintética, más reducida,
tiene más humor y muchas más analogías con personajes y situaciones de la actualidad... En los personajes del Quijote, el cura del pueblo, el barbero y los representantes de las instituciones, pertenecen a todos los tiempos. He querido sacar partido de todo ello.
P.- ¿Qué desvela en estos
Misterios?
R.- Algunas cosas interesantes, como la pérdida del burro de Sancho Panza, que en el libro nunca ha quedado clara. También
la relación del sentimiento religioso reprimido por la Inquisición. En aquella época el nacionalismo católico lo dominaba todo. Intento sacar lecciones.
P.- ¿Qué papel juega la palabra del propio Cervantes en su montaje?
R.- Está en párrafos y momentos especiales que yo recito.
Son fragmentos del Quijote que mastico y recreo para que el público pueda disfrutar de esas palabras, de la belleza de esa escritura, de la poesía, del ritmo...
P.- ¿Qué significado le atribuye a la locura de Don Quijote?
R.- Que no es una locura incoherente. Siempre encierra una clave.
En sus actitudes siempre se puede rastrear coherencia, lucidez y algo extravagante.
P.- ¿Cómo conecta su discurso con la actualidad?
R.- Comparo los
Misterios del Quijote con los medios de comunicación, el pensamiento, las modas y tendencias, la política, ese circo que es la vida,
eso es lo que siempre trato de hacer con los clásicos, confrontarlos con nuestros días.
El Brujo en un momento de Misterios del Quijote
P.- ¿Conocemos bien a Cervantes como ser humano?
R.- No, ni a Cervantes ni al resto de autores de la literatura del siglo de Oro, que es el mejor periodo de la historia de la Literatura. Tenemos una joya, un patrimonio de la cultura europea que no conocemos. En Italia, Dante y la
Divina Comedia se estudian en tres niveles de bachillerato. Y en Inglaterra pasa lo mismo con Shakespeare.
Aquí nos importa más la selección española... Ese permanente espectáculo del deporte es excesivo, sobre todo cuando va en detrimento de la cultura. Un presidente del Gobierno no irá jamás a la inauguración de un Festival de Teatro Clásico como el de Cáceres o Mérida, pero se mata por ir a las finales de los grandes eventos deportivos. Eso indica la pobreza del país.
Hay un desprecio, una indiferencia y un desconocimiento absoluto por la cultura. Y luego está el IVA, que se lo suben a Lope de Vega, a Cervantes, y se lo bajan al fútbol. Y eso es triste. Este país tiene una cultura muy rica en el Siglo de Oro, y no se valora.
P.- ¿Qué nos muestra el autor de sí mismo en su obra, especialmente en
El Quijote?
R.- Su visión del mundo.
A pesar de haber recibido muchos palos y decepciones, no guarda rencor, está imbuido de una filosofía idealista, llena de fe, de optimismo, a pesar de que fue maltratado por su época. Eso lo transforma en inspiración y poesía.
P.- Como en todos sus monólogos, ¿qué hay de humor y qué de improvisación? ¿Cómo ve el sentido del humor en España en estos momentos?
R.- Desde luego siempre humor. Me gusta la risa del público, que se pueda reír como en los
shows de los grandes humoristas españoles como Gila, Tip y Col, Martes y Trece... Para mí fueron los grandes humoristas de España.
Ahora hay un humor ramplón, menos artístico, menos inspirador, más trivial, vulgar y plano. La saga de grandes humoristas se acabó con Martes y Trece. Luego están los
shows del Club de la Comedia, donde el humor brilla menos, es más de cliché.
Yo al humor le añado teatro. Me gusta que haya una atmósfera, que haya poesía, que despierte emociones y que abra la sensibilidad del público.
P.- ¿Qué le pediría al gobierno que está a punto de salir de las urnas?
R.- Una reflexión sobre la cultura. Ni que baje el IVA, ni que suba nada, sino
una reflexión seria sobre el papel de la cultura en una sociedad civilizada: si después de esa reflexión ve que la cultura es prescindible, que no haga nada. Pero si después de esa reflexión ve que la cultura es necesaria, como la educación, la sanidad o el oxígeno, que se ponga las pilas y a trabajar.
@ecolote