'Un policía en la luna': la cara oculta de la vida
Sin olvidar su trabajo como ilustrador, portadista y autor de comic strip, la realidad es que Tom Gauld necesita un par de trazos y algunas viñetas para capturar el interés del lector con aquello que se trae entre manos. Es una suerte poder contar historias como lo hace escocés y es una suerte poder disfrutarlas. En Un policía en la Luna nos atrapa con la sencillez de una trama lineal sobre los quehaceres de un guardián de la ley en nuestro satélite favorito. Este planteamiento encierra una contradicción oculta que nace de la idealización de la vida en nuestro vecino cósmico y desemboca en una pregunta: ¿para que haría falta un policía en la Luna?
Un relato sencillo, amable, impregnado de la atmósfera resultante de combinar melancolía y humor contenido. De hecho la lectura se puede hacer en dos direcciones: la trágica y la cómica. Y eso tiene que ver con la actitud y el estado de ánimo. En la propuesta de Tom Gauld todos los ingredientes creativos (personajes, colores, trazos, viñetas, argumento, diálogos) se ponen al servicio del ritmo. Así que decídanse primero y cojan el cómic después porque aquí todo fluye, la vista no deja de recorrer cada esquina de la página, de saltar de escena en escena, buscando ya la siguiente. Una narración briosa en la que el desenlace nos dejará pensativos en función de esa elección previa: ¿estamos ante un romance imposible? ¿es esto una apostilla irónica sobre la condición humana? Lo que queda claro es que allí donde pone el pie nuestra especie llevamos nuestras costumbres. Aunque sea comerse un donut o visitar un museo. Ya le habría gustado a Neil Armstrong.