¿Qué se puede añadir de un artista cuyas creaciones han pasado a ser pictogramas en una camiseta, iconos que se pueden encontrar en calles de todo el mundo, de Barcelona a Hong Kong? "Abordar la obra de Andy Warhol de un modo exhaustivo significa descubrir un auténtico universo". Así resume el comisario José Lebrero (Barcelona, 1954), director del Museo Picasso Málaga (donde recalará la muestra el próximo año tras su paso por Madrid), su trabajo de los últimos dos años. Una labor compleja para tratar de ofrecer una nueva visión de un artista con obras reproducidas hasta la saciedad. Acostumbrado a lidiar con Picasso, Lebrero asegura que "hay muchas maneras de teorizar sobre Warhol y que, como el malagueño, los creadores que ofrecen una gama tan amplia de reacciones académicas son muy interesantes y siguen manteniendo incógnitas". Y, sí, en esta exposición, Andy Warhol. El arte mecánico, coproducida por el MPM y la Fundación "la Caixa", habrá sorpresas.
Porque a pesar de su relativamente corta trayectoria -Warhol empieza a trabajar como diseñador en 1949 y fallece en 1987- su producción es mucha y sobre ella hay todavía mucho que decir. Eso pretende esta exposición construida a base de episodios que permiten conocer su trabajo desde los años 50, cuando el hijo de emigrantes checos, proveniente de un humilde entorno de Pittsburgh, es ya un ilustrador comercial de éxito en Nueva York.
De un modo "ejemplar y no enciclopédico", el comisario nos acompaña por la vida de este creador total que se convierte en artista y empieza a pintar cuadros en los 60; que responde al glamour de Hollywood con obras que pasan de ser objetos artísticos a objetos de consumo; que luego rechaza el arte y comienza a experimentar con el cine (y aquí están los Screen Test de Dalí, de Bob Dylan, de Susan Sontag, de Allen Ginsberg, realizó más de 350). El artista convertido en retratista de celebrities, de políticos, de historiadores. El artista más negro y oscuro, "el que pinta una silla eléctrica o un revolver demostrando que no es solo un frívolo que disfruta de la noche y que también tiene obsesiones", explica Lebrero. Hasta llegar a los últimos años 80. "Y hemos querido insistir en su faceta de icono popular que va más allá del arte cerrando la muestra con una sala de retratos de Warhol realizados por otros fotógrafos como Cecil Beaton, Richard Avedon, Robert Mapplethorpe o Stephen Shore".
Un artista de reacción
Y todo con la industria de por medio. Un carácter mecánico que él mismo anuncia. "Yo quiero ser una máquina", recuerda Lebrero. "La industrialización de la cultura en el siglo XX es inevitable. Con la revista ilustrada de los años 50, artistas como Dalí, Picasso o Pollock, y luego Warhol, se convierten en estrellas. Comienza la diseminación masiva del mundo del arte y eso tiene que ver con la máquina". Su formación como diseñador comercial es muy importante, lo diferencia de otros artistas y lo hace muy contemporáneo. "Es un productor en toda regla. Un pionero", insiste.
De ahí que todo en esta muestra tenga el mismo tratamiento museológico. Igual da una bolsa que lleva impresa una lata de sopa, que una portada de un disco, que un cuadro. Porque para Warhol arte es todo. O nada, porque aquí el valor de la obra también es relativo. Igual que Picasso (presencia constante en esta charla), Warhol ha trascendido el sistema artístico. "Y la exposición trata de potenciar un modo de mirar la obra que cruza esa frontera de contemplación clásica del cuadro", añade el comisario.
En cuanto al material inédito, "es increíble pero todavía hay mucho por conocer: un número importante de películas por editar, materiales que él coleccionaba, que, de nuevo como Picasso, guardaba". En la exposición habrá, por ejemplo, una pieza poco conocida en la que Warhol participa con otros cinco artistas (Rauschenberg y Oldenburg entre ellos), una pequeña miniatura que se envió a la Luna en el Apolo; obras icónicas como Antes y después (1961) y películas muy poco vistas. En total, más de 400 objetos, algunos obras de arte y otros que cualquiera puede tener en su casa.
Una última duda al final de este paseo: ¿Qué hubiera hecho Warhol con la llegada de internet y la world wide web? Pues lo mismo que cuando llegó la Polaroid o el video recorder, apropiarse de ella. Otra máquina más.