Ilustración: Ulises

Narrador, ensayista y filandonero de pro, Juan Pedro Aparicio (León, 1941) recupera El año del francés (Cátedra) en edición crítica de la profesora Asunción Castro, mientras lamenta los males de Castispaña.

¿Qué libro tiene entre manos?

Arquitectura del silencio de Alicia Aza que tiene versos como estos: Corramos de la mano hacia el epílogo/ evitemos morir aquí distantes/ de lo que no construimos todavía.



¿Ha abandonado algún libro por imposible?

Mas de uno. Pero el que antes abandoné fue Finnegans Wake de Joyce.



¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana? Si es mañana tiene que estar a mano. Supongo que la autora de Imperiofobia, Elvira Roca Barea, andará por aquí cerca.



¿Recuerda el primer libro que leyó?

Me lo regaló mi madre. Los cuentos de Andersen, todavía lo tengo y todavía se me encoge el corazón con las ilustraciones que G. Niebla hizo de la pequeña cerillera.



¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura: es de papel, de tableta, lee por la mañana, por la noche...?

Absolutamente de papel. Pero en los viajes, por comodidad, me llevo un kindle. Cuando más leo es de noche. Si leo por el día, la lectura es entonces estudio.



Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.

Conocer la vida inglesa cuando de joven salí de la España franquista. Me curó de todo absolutismo.



¿Es su ensayo Nuestro desamor a España: cuchillos cachicuernos contra puñales dorados un nuevo "relato", como se dice ahora, de la Historia de España?

Solo en parte. Lo que yo digo es ya de sobra sabido. Los estudiosos más al día así lo han reconocido puesto que sus investigaciones son las que me han guiado. Falta ahora que esos estudios lleguen a los libros de texto.



En ese libro habla usted de la incomodidad nacional para sentirse español. ¿Desde cuándo nos pasa?

Desde que interiorizamos con más intensidad que ningún otro pueblo ese papel de "malos" que nos asignaron algunas naciones europeas en las guerras de religión.



¿Qué es Castispaña?

El resultado de la jibarización doctrinal de nuestra historia al haberla reducido a las supuestas esencias míticas de una sola de sus regiones: Castilla.



¿Quién le gustaría que escribiera su biografía?

Yo mismo desde la otra vida.



¿De qué libro de la historia de la literatura hubiese querido ser su autor?

De ninguno de los que Harold Bloom ha escrito.



¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Me gusta Rothko. Yo tengo un bodegón de Benjamín Palencia cuyo fondo podría ser también un Rothko pero hay que saber mirarlo.



¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Antón Diez, y ya la tengo, un genial y polifacético artista que vive en Valencia alejado de la mundanal estulticia.



Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.

No podría. Fue la de El Bosco y lo pasé muy bien en ella. Tres veces entré a verla y siempre había demasiada gente para poder disfrutarla a gusto.



¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

La respeto, claro. A veces me sirve para comprar un libro o no comprarlo.



Qué música escucha en casa?

Poca.



¿Cuál es la película que ha visto más veces?

Vértigo de Alfred Hitchcock. O tal vez Viva Zapata de Elia Kazan, las dos, tan distintas, me parecen maravillosas.



¿Le gusta España?. Denos sus razones.

Me gustan todos los pueblos de España. Razones sobran. Ahí va una: solo quien posee un don genial ha podido crear con los humildes productos de nuestros suelos, no una de las mejores cocinas del mundo, sino la mejor, variada, rica, grata al paladar, a la vista y a la salud. Lo mismo da estar en Cadiz, en Gijón o en Lloret de Mar.