Image: Jon Juaristi

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El Cultural

Jon Juaristi

"La universidad pública es un cadáver definitivo que carroñean las mafias"

9 marzo, 2018 01:00

Jon Juaristi. Ilustración: Ulises

Ensayista y poeta, ex director de la Biblioteca Nacional y del Instituto Cervantes y acérrimo enemigo del nacionalismo, Jon Juaristi (Bilbao, 1951) publica estos días Sonetos de la patria oscura (Renacimiento).

¿Qué libro tiene entre manos?
Filosofía antigua, misterios y magia, de Peter Kingsley (Siruela). Una secuela apasionante de En los oscuros rincones del saber.

¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Me gustaría tomarme un té con George Smiley, en su versión Alec Guinness.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
No, pero sí el que me leyeron: un Álbum poético infantil, de finales del XIX, compilado por el maestro vizcaíno Onofre Naverán. Me lo leía mi pobre madre con la mejor de las intenciones, y me supuso bastantes millones en psicoanális arreglar la catástrofe. O intentarlo, al menos.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, por la mañana, por la noche...?
Siempre en papel y a todas horas.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El descubrimiento, muy temprano, de la obra de Baroja.

Patria oscura, ¿por qué?
Es un homenaje a dos poetas amigos que admiro y que titularon así sendos poemarios suyos: Gabriel Aresti y Juan Manuel Bonet.

¿Qué prevalece en sus sonetos, su vocación burlesca o la indignación?
Incluso cuando me pongo cascarrabias, hago lo posible por resultar irónico.

Han pasado más de treinta años desde que publicara su Diario del poeta recién cansado. ¿Se ha recuperado ya?
Estoy bastante más cansado que entonces. Afortunadamente, ha desaparecido el poeta.

¿Qué autor, qué polémica le agota ahora más?
Me aburre toda esa recurrente literatura quejumbrosa en torno a la leyenda negra.

¿Qué poeta, qué poema del libro les recomendaría a los Puigdemont y compañía?
Nada mío. Pero no les vendría mal leer un magnífico libro de poemas recién aparecido: Epístoles a Josep Carner, de Salvador Oliva, un enorme poeta catalán de la estirpe de Auden. Y de Gerona, por cierto.

¿Y para revitalizar la universidad pública, a la que dedica un contundente soneto?
No se puede hacer nada. Ya hiede. Es un cadáver definitivo que carroñean las mafias.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Lo entiendo y me deja más frío que un inuit, que es como llaman los progres a los esquimales de toda la vida.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Francisco Franco Bahamonde, el Águila del Alcázar de Toledo y Pedrín, algun óleo hiperrealista con ciervos y salmones. Para enseñarlo a las visitas, más que nada.

Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado. Pues va a ser que no. En navidades vi en Hong Kong una antológica de una pintora china de la época maoísta. Curiosa. Pero no me acuerdo ni del nombre.

¿Le importa la crítica literaria? ¿Le sirve para algo?
La de los buenos críticos, sí. Incluso (y a pesar de todo) la de José Luis García Martín.

¿Qué música escucha en casa?
Me gustan los coros rusos de monjes-soldados. Si son de cosacos, todavía mejor. Y flamenco de mi época (la Niña de los Peines, por ejemplo).

¿Cuál es la película que ha visto más veces?
El Padrino (las tres partes), la mayor película de todos los tiempos.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta por reducción al absurdo. O sea, me gusta contra las innumerables razones que podría dar para que no me guste. Como me pasa con San Sebastián de las Reinas.

Una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
¿Que Rajoy destituya a Zoido y me nombre ministro de Interiorismo y Ropa Interior de Señora? Después de todo y a la desesperada, no deja de ser una idea, ¿verdad?