Ilustración: Ulises

Los ilusos de Jonás Trueba (Madrid, 1981) vuelven a la carga. Su productora y la Cineteca estrenan el próximo día 20 Quién lo impide, un experimento llamado “cine inmersivo” protagonizado por adolescentes.

¿Qué libro tiene entre manos?

Cuaderno de trabajo, de Bergman, La hazaña secreta, de Ismael Grasa, y Quién educa a quién, de Eulàlia Bosch.



¿Ha abandonado algún libro por imposible?

Muchos, pero no tengo traumas con ninguno.



¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?

Con Félix Romeo, que era de esta época y se murió demasiado pronto. Hace siete años. Sigue siendo una gran ausencia y sería feliz si pudiera tomar un café mañana con él. Y una cerveza, y un vino...



¿Recuerda el primer libro que leyó?

Me acuerdo de leer La historia interminable, de Michael Ende, con mi madre, por las noches. Ella leía un capítulo y yo otro en aquella edición con colores rojos y verdes en la tipografía.



Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.

Quizá los primeros cortometrajes que hacía con mis amigos de adolescencia. Nos juntábamos a grabar los fines de semana con una cámara Handicap que me regaló mi abuela, a partir de un guión o de cosas que hablábamos en el momento. De manera más o menos inconsciente he seguido trabajando así, con amigos, a ratos libres, escribiendo sobre la marcha...



Parafraseando su primer título, ¿cree que todas las películas hablan de usted?

Sí, porque para mí el cine es algo que se comparte como una conversación con amigos.



¿Considera Los ilusos su película fundacional?

Quizá fue la que más me ayudó a forjar mi propio camino, también el de mis colaboradores. Por eso llamamos así a nuestra productora...



Elija un trabajo que le haya marcado de Fernando Trueba y otro de David Trueba.

De mi padre me gustan Ópera prima y Mientras el cuerpo aguante. Me siguen pareciendo muy estimulantes y muy suyas. De mi tío David, me marcó La buena vida, su primera película, y Saber perder, su tercera novela.



¿Un compañero de generación con el que rodaría una película?

Alejandro Simón Partal. Es poeta pero podría ser actor o guionista.



¿Qué obra teatral reciente le ha impactado?

Cine y Future Lovers, de La Tristura. ¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

Me parece fundamental.



¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Claro, es el arte de mi época.



¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza de crítico...

La de Fortuny en el Prado. Me gustó mucho la primera época, cómo se deja llevar por la emoción de estar en Marruecos, por la luz y el color... Luego, cuando tuvo tanto éxito, creo que perdió su verdad.



¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Ramón Gaya.



¿Qué tipo de música escucha habitualmente?

Me gusta mucho lo que hace Andrei Mazga, que ha compuesto varios temas para Quién lo impide. Saca lo mejor de sí con la música electrónica. También disfruto con lo último de Soleá Morente.



¿Le gusta España?

Me considero bastante afortunado por haber nacido en un país como el nuestro, que, a pesar de sus tendencias al cainitismo y el cerrilismo, siempre ha sido y seguirá siendo un país integrador, inspirador y alegre lleno de sonidos, luces y paisajes.



¿Qué libro le recomendaría al nuevo presidente del Gobierno en estos momentos?

El golpe posmoderno, de Daniel Gascón.



Denos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.

Apostar por la educación pública con consenso y buscar formas de incentivar la creación sin dirigirla.