Verax (en latín, contador de verdades) pertenece al selecto grupo de los denominados cómics periodísticos. Hablo de aquellos que exploran la realidad cotidiana para que el lector se forme su propia opinión. Parten de una exigencia: informar sobre hechos relevantes y sensibles conectados con temas controvertidos y plagados de aristas. Y con una clara intención: arrojar luz en un intento de esclarecer o, al menos, mantener en el radar de la actualidad cuestiones de impacto planetario.
En esta ocasión el tema seleccionado por los autores Pratap Chatterjee y Khalil no puede estar
más en boga: vigilancia electrónica y guerra de drones. Apropiándose de un estilo reporteril y a través de múltiples testimonios de los interesados (eso incluye entrevistas a pilotos de drones), nos sumergimos en intrigas políticas y destapamos compromisos que brotan de las conexiones con empresas armamentísticas. La cuestión de fondo: aflorar el error de los sistemas de ataque con drones responsables de bajas civiles demostrables (y no solo objetivos militares).
Connivencia e intereses cruzados sazonan una trama que exige reflexionar sobre el mundo
que nos toca vivir, un lugar en el que el destino de una persona queda sentenciado a miles de
kilómetros por las imágenes de una pantalla. Conocidos personajes discurren por Verax, de esos que ocupan minutos en los telediarios y páginas de la prensa - Julian Assange, Edward Snowden (alias: Verax)- empeñados en revelar la verdadera eficacia de esta tecnología bélica propia del siglo XXI.
Con un discurso de reportaje, contundente en el fondo y ágil en la forma, esta novela gráfica
recuerda a trabajos de autores como Joe Sacco -Palestina, Gorazde-. La complejidad del tema queda facilitada por una propuesta gráfica descriptiva, donde se insertan metáforas visuales y diferentes puntos de vista, incluso primeros planos, que muestran las emociones e intenciones de los personajes.
Una deriva ideológica impregna todo el relato al defender una postura procivil frente a otra promilitar, proporcionando argumentos sólo a la primera. Este hecho no reduce su interés como obra de actualidad pero exige armarse intelectualmente sobre el asunto si no queremos ser influenciados.