¡Buenos días!

Estuvieron muy cerca de ganar estos poemas.

La Marca Amarilla

Hasta una suave pluma desprendida

quiebra, tras su hipnótico baile,

la calma del estanque.

La elocuencia simbólica del comienzo nos va haciendo flotar lentamente en el poema, antes de esa rotura intermedia que nos lleva a una hipnosis también de palabras, a una serenidad que se vuelve verbal y es también plástica en la serenidad de la escritura.

PeibolFeliz

Tus versos danzan

por mi piel sin néctar

como colibrís ebrios.

Poema concéntrico, con una estructura circular que nos hace bailar hacia su interior en espiral, hacia esa “piel sin néctar” que es perturbadora y también atractiva, porque nos va llevando a una ebriedad que no se puede cantar, pero que nos abruma con su imagen.

statu quo

El aire parece música

aves de terciopelo tejen

tapices de sol entre las ramas.

El tono del poema comienza con una nota que se puede ir alargando en una atmósfera propia, pero en el punto de giro del segundo verso nos encontramos con unas “aves de terciopelo que tejen / tapices…”, que puede ser la vida o su poesía, con su calor lejano.

Pero el ganador es

Othonèe

Para la agreste mora la estampida de un fruto

que se abre para explorar el crepúsculo

con la palabra hendida en los matices del violín.

Poema con versos elaborados en una tensión verbal, como si a cada trazo se estableciera una pugna interna de lenguaje, por supuesto, pero también conceptual, con pulsos sucesivos de intensidades antes de llegar a la nota final, una “palabra hendida en los matices del violín” que de pronto recorre y hace resonar toda la estructura del poema.

Tema de la semana: “Huir del verano”. No se trata de “Huir del invierno”, como en el libro de Luis Antonio de Villena, sino de huir del verano, de este vencimiento de la piel al cansancio dormido del calor, de esta disciplina de períodos cortados con las hojas sangrantes en la tarde naranja. Paraíso o infierno, purgatorio: escribamos del verano como si no fuera el verano -al menos, en su imaginario habitual-, sino una estación que guarda sus propias emboscadas para el hambre caníbal. Escribamos en 3 versos y no más de 140 caracteres de todas las huidas que antes o después podemos planear para escapar del verano, su tormento voraz de cacatúas en un apartamento de agua dulce.