Y los veinte poemas finalistas son:
Cándido
Buscas el hielo, la sombra
huyendo del griterío voraz
de todas las ferias.
Juanjo Maíllo
Dictadura del sol que enciende mares
y desata hielos,
nos empapa los huesos y el futuro
Kimera
Trae el verano una rama
de pájaros helados
desde el invierno de tus ojos.
Tere Martínez
Amnistía de sol viejo
pasaporte caduco
sombras que no son cuevas.
Muñeco de nieve
Cantaban - los grillos aquella noche - con la luz de las luciérnagas
Wyatt
Eres la salamandra que rompe la cal
en ese pestañeo que produce el destello
y que te convierte en espejismo.
Marta
El día corre hipnotizado,
agosto se deja la piel en el asfalto
de ciempiés penitentes sin destino
Rosario Campos
Escapo de los días coronados de sol
que las cigarras desploman con su canto
en espera de las lágrimas de una tormenta.
Pablo Cavero García
Los bosques huyen
de lenguas de fuego forajidas
como oasis de pulmones oxidados.
Acuario
Aún se erizan las pieles con el último roce
y una niña pretende meter el mar
en un pozo de arena
Samuret
Ya no quedan estaciones donde huir
el desierto avanza
ya no queda tierra donde resucitar.
PeibolFeliz
Despierta el pirómano
tose la cigarra
la savia muta en lava.
Othonèe
Un golpe de sol ha invadido el espacio
de la última esquina en la habitación oscura
Las orquídeas discuten su retirada.
Skyline Pigeon
Tengo la piel monástica de las iguanas
un arcón que resguarda escalofríos
y el recuerdo de mis vísceras, para el invierno.
Oroteanda
Deshace la cama dispersa un calor antiguo,
húmedo y el insomnio apoya la cabeza
en el desasosiego de la tórrida almohada.
Kesher
Un cóctel vacío
al filo de la piscina
llena de hojas muertas.
Carlos Rutilo
Me alejo de las flores mordidas en el sol
y muerdo el anhelo de aflojar mi carne
sobre el pétalo de un tulipán helado.
Huracanblue
Mares de roca tallada a pulso de cincel
Oleadas de voces hastiadas de verano
Levantan en el aire su piel pulida de granito
Anthony g. Wellcome
Llueve sobre la tersa blancura
Del desierto de sal que te habla
Llueve sobre los vapores que aspira el filósofo
María José Viz Blanco
El estío de balcones abiertos,
de abrazos al solaz de la era,
reposa en esta edad cansada.
Tema de la semana que viene: “Ciudades invisibles”.