Aunque vino a presentar El frío de la muerte (Tusquets), última entrega publicada en nuestro país de las aventuras y desventuras de su investigador, Charlie Parker, así como la trilogía de ciencia ficción juvenil Las crónicas de los Invasores, que escribe junto a su pareja Jennifer Ridyard, quien le acompañaba en Asturias, la primera sorpresa es descubrir que uno de sus más recientes libros, inédito en España, es Horror Express, personal análisis de la película Pánico en el Transiberiano (1972), producción hispano-británica dirigida por Eugenio Martín y uno de los ejemplos más celebrados de la era dorada del fantaterror español. Así que no puedo evitar empezar por el final.
Pregunta. ¿Por qué Horror Express? Una película española...
Respuesta. Es una de mis películas de terror favoritas, quizá porque la vi cuando era niño. A menudo, durante mi infancia y adolescencia, mis padres estaban fuera hasta tarde, y aprovechaba para ver las películas de terror que pasaban en televisión. Son películas que nunca olvidas, porque el horror tiene un efecto más fuerte en nosotros cuando somos niños. En la adolescencia empiezas a percibir la oscuridad del mundo y el género de terror te permite comprenderlo mejor, dar nombre a los miedos abstractos que te rodean: vampiros, zombis, hombres-lobo... El hombre-lobo es una buena metáfora de los cambios hormonales que tienen lugar en tu propio cuerpo, donde empieza a crecer pelo en los sitios más inesperados. Siento cariño por Horror Express, me trae recuerdos de mi padre. Este estudio me ha dado la oportunidad de reflexionar sobre la nostalgia y sobre esa relación. Yo era joven cuando falleció y no tuve mucho tiempo para conocerle bien, así que es un estudio crítico, pero también muy personal.
P. Vayamos al meollo: ¿cómo se le ocurrió combinar novela negra y terror sobrenatural en un mismo personaje, con la serie de Charlie Parker?
R. Escribo lo que leía y lo que me gusta leer. Crecí leyendo tanto novela policíaca como cuentos de fantasmas, así que combinar ambas cosas me pareció natural. No se me ocurrió pensar que iba a provocar ninguna polémica, pero es cierto que hubo ciertos críticos, colegas escritores y hasta libreros que se sintieron molestos, que no consideran apropiada esta combinación. La novela policíaca es un producto creado en el periodo posterior a la Ilustración, que pretende entender el mundo a partir del puro racionalismo, pero las cosas son más complicadas. Uno de los primeros libros considerados novela policíaca, La piedra lunar de Wilkie Collins, basa gran parte de su efecto en los supuestos poderes sobrenaturales de una maldición. Que sea real o no, es lo de menos. Edgar Allan Poe, el creador de la novela deductiva, era el hombre menos racional del mundo, y Conan Doyle, autor de Sherlock Holmes, creía en hadas y en el espiritismo... Fue el Padre Ronald Knox, del Detection Club, quien creó un decálogo de la novela policíaca, una de cuyas normas fundamentales era eliminar cualquier agente sobrenatural. Desde entonces, los escritores policíacos han desarrollado un prejuicio hacia lo sobrenatural. Además, la novela negra ha conquistado cierta respetabilidad, mientras el terror no tiene esa respetabilidad. Afortunadamente.
"NO ESCRIBIRÍA COMO ESCRIBO DE NO SER POR LOS CUENTOS DE HADAS Y LAS HISTORIAS FOLKLÓRICAS TRADICIONALES"
P. Pero ahí está el éxito de series como True Detective que, francamente, recuerda bastante a sus novelas...
R. (Risas) Nic Pizzolatto pertenece a una generación sin prejuicios, que ha crecido viendo películas de terror y leyendo cómics que llevan mucho tiempo mezclando géneros. Así que no tuvo problema en combinar a James Lee Burke con Robert W. Chambers. Sin embargo, debo decir que su novela me decepcionó: era totalmente clásica y tópica, sin nada de lo que hizo tan especial a la primera True Detective.
P. ¿Hay algo en el agua de Irlanda que hace que abunden los escritores de terror?
R. Es cierto que el género gótico es prácticamente irlandés: Drácula de Stoker, El tío Silas de Le Fanu, El retrato de Dorian Gray de Wilde... Soy católico, aunque soy un poco católico de Navidad, pero como tal me siento cómodo con la relación entre lo racional y lo irracional. Los católicos irlandeses, con nuestros cuentos de hadas y folklore, tenemos una gran tradición en el género fantástico.
P. Sin embargo, no ha habido mucha continuidad en el siglo XX y tampoco hay nada que se pueda comparar a la escuela escocesa de novela negra actual.
R. Irlanda como país independiente es muy joven y la Revolución exigía volcarse en la creación de un nuevo país, que es algo muy serio. La literatura irlandesa moderna forma parte de este proceso y discusión, géneros como el horror o el policíaco no resultaban apropiados, lo que ha generado también un cierto prejuicio: no queremos leer historias de detectives creadas y ambientadas en Irlanda. Y está el problema del terrorismo. Gran parte del crimen en Irlanda era consecuencia del terrorismo o estaba relacionado con él, lo que complicaba mucho escribir sobre ello en clave de novela negra. Sin embargo ahora, en el siglo XXI, puede que por fin podamos empezar a leer ficción detectivesca irlandesa, pero es algo nuevo para nosotros.
P. ¿Hasta qué punto es Charlie Parker un trasunto de su autor?
R. No soy Charlie Parker, por suerte para mí. Tengo cosas en común con él, por supuesto, pero él está lleno de pena y de tragedia, mientras que yo soy un hombre razonablemente feliz. Pero precisamente por eso, me da la oportunidad de ver el mundo de otra manera.
P. De una un tanto oscura. Las novelas de Parker cada vez son más siniestras y preocupadas por el problema del Mal...
R. La gente no es mala, pero puede hacer cosas malvadas a causa de ciertos estados emocionales. También creo que hay casos extremos en los que algunas personas pueden encarnar una fuente más atávica, primitiva y violenta del Mal. A esta fuente podemos llamarla el Diablo, el Mal o lo que sea... Ahí surge también la posibilidad de lo sobrenatural. Como ya dije, soy católico, y para serlo tienes que aceptar hasta cierto punto lo sobrenatural. Tengo una concepción propia del Mal, pero sólo he tomado una cerveza y para hablar de ella tendría que tomar muchas, muchas más (risas).
"Es difícil convertir mis novelas en una película de dos horas. Pero podrían ser una buena serie del tipo de Twin Peaks o True Detective"
P. ¿Cuándo veremos a Charlie Parker en las pantallas?
R. Creo que es muy difícil convertir mis novelas en una película de dos horas. Pero podrían ser una buena serie, si pensamos en cosas como Twin Peaks o True Detective, en una duración de diez horas o más.
P. ¿Algún favorito para interpretarlo?
R. ¡No! Por eso creo que nunca describo a Parker en mis novelas, no puedo pensar en ningún actor concreto sin crear problemas (risas).
P. Curiosamente, la única película basada en un relato suyo es de otro director español, Luiso Berdejo...
R. Creo que es un director con mucho talento. Me gusta La otra hija porque adapta un cuento corto que escribí en mi adolescencia sobre el miedo de un padre acerca de su hija y su llegada a la pubertad. El miedo a sus cambios hormonales... También es un cuento de hadas, pero como la película se desarrolla en Estados Unidos, que no tiene una tradición feérica propia salvo la de los nativos americanos, tuvieron que crear una tradición alternativa... Me gusta porque es una versión de mi idea central y la expande en nuevas direcciones. Es lo bueno de adaptar un cuento en lugar de una novela. Normalmente las novelas han de contraerse, mientras que el cuento puede ampliarse.
P. ¿No hay más proyectos cinematográficos a la vista?
R. Un estudio independiente escocés quiere llevar a la pantalla El libro de las cosas perdidas, se trata de un proyecto que combinaría imagen real y animación y un proceso de por lo menos cinco años... DreamWorks estuvo interesada en adaptar mis novelas de fantasía juvenil protagonizadas por Samuel Johnson, pero desgraciadamente el ejecutivo al que le gustaban fue despedido (risas).
P. ¿Qué le atrae de la literatura juvenil?
R. Yo fui un lector muy joven y nunca vi diferencia entre la literatura juvenil y la adulta. Creo que el primer libro que leí fue La guerra de los mundos de H. G. Wells, que me encantó, y tengo muy buen recuerdo de las novelas detectivescas para niños de Enid Blyton, protagonizadas por Los Cinco, y las obras de Norman Hunter... Me gustaba que los libros que leía combinaran suspense y humor, miedo y risas. Y eso es lo que trato de hacer en mis novelas juveniles. La única diferencia con el resto de mi obra es que modero algo el lenguaje, son más cortas y tienen mucho humor, pero eso es todo.
P. Con El libro de las cosas perdidas se metió de lleno en los cuentos de hadas.
R. No escribiría como escribo de no ser por los cuentos de hadas y las historias folklóricas tradicionales. Los cuentos de hadas son necesarios, pero no se escribían exactamente para niños, no eran para ser leídos antes de ir a la cama. Explican la oscuridad del mundo adulto a los niños, especialmente a los adolescentes. Tienen que tener un lado oscuro, tratar de despojarles de esa oscuridad hace que resulten inútiles. En El libro de las cosas perdidas Caperucita Roja persigue al Lobo para aparearse con él, y así procrear una estirpe de hombres-lobo... Lamentablemente hubo algún programa de televisión al que esto no le hizo mucha gracia (risas). Hay mucho de mí en el protagonista del libro, David. Mi afecto por los libros y la lectura. Es mi vida, mi libro.
P. Su última obra, todavía sin publicar en España, ha sido toda una sorpresa: una novela sobre Stan Laurel...
R. He no es exactamente una biografía de Stan Laurel, es una especie de re-imaginar su vida y, sobre todo, su relación con Oliver Hardy. Siempre me habían gustado las películas del Gordo y el Flaco, pero cuando descubrí hasta qué extremo llegó su amistad, fue cuando decidí escribir el libro. Quería escribir sobre la amistad masculina, algo que las mujeres no entienden y sobre lo que sólo se escribe utilizando personajes en condiciones extremas, en una guerra, o personajes homosexuales. Descubrir cómo cuando Hardy perdió la capacidad de hablar a causa de un ataque, Stan Laurel decidió no decir tampoco una palabra, o que tras la muerte de Hardy, Stan se sintió incapaz de volver a actuar...
P. Novela negra, terror, fantasía, ciencia ficción y ahora cine...
R. Me gusta explorar las posibilidades de los géneros. Las mezclas nuevas, no hacer lo mismo que los demás... Creo que es la única manera de crear algo un poco original.
P. Y un extraño nexo con España.
R. La Semana Negra de Gijón y el Celsius 232 son fantásticos eventos, me he sentido como en casa... Y me viene muy bien para perfeccionar mi castellano.
De hecho, esta entrevista, por petición del propio John Connolly, se hizo toda en castellano... Y doy fe de que el autor irlandés demostró poseer más soltura y vocabulario en nuestro idioma que algunos escritores españoles que conozco.
(Agradecimientos a Germán Menéndez Flórez, Óscar Iglesias y Rakel Suárez)