Cuenta Álber Vázquez (Rentería, 1969) que él, cuando no escribe, hace maratones. A juzgar por los veinte títulos que tiene a sus espaldas habría que plantearse si no está siempre en una carrera en realidad. Autor de novelas históricas y novelas negras, confiesa, no obstante, que su última obra, Poniente (La Esfera de los Libros), es “sin duda” su libro más ambicioso. En él, el escritor, especializado en el siglo XVIII español, se embarca a bordo de la nao Victoria para narrar la gran gesta histórica que emprendieron Juan Sebastián Elcano y sus hombres, al conseguir completar la primera circunvalación al globo terráqueo. Un hito del que se celebran ahora sus quinientos años de historia, después de que partiera desde Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 .

Pregunta. ¿Y qué aporta su Poniente a la historia de la primera vuelta al mundo?

Respuesta. El relato. Esa es mi aportación. Los historiadores lo que hacen es crear una información, averiguar los datos verídicos respecto a la historia. Lo que yo hago es cubrir esa serie de datos de una capa de ficción. Ficciono la emocionalidad, la sentimentalidad. Qué están sintiendo ellos y cuáles son sus emociones, sus conversaciones cotidianas. Esa es la tarea del novelista: dotar a la historia, a los hechos conocidos, de un hilo narrativo. Se dice constantemente que hay que recuperar a Elcano, que tenemos que contar su historia. ¿Cómo? Narrándolo. Es la única forma que se me ocurre y sobre todo, a mi juicio, es la más efectiva. Yo cuento una historia. Es lo que hago.

P. ¿Y de dónde extrajo la información, los datos verídicos, antes de dotarles de su literatura? 

R. La información que tenemos sobre la expedición no es excesiva. Tenemos la redacción de Pigafetta y otras relaciones menores, el Derrotero y la interpretación que algunos historiadores han hecho sobre esa documentación. Simplemente consiste en leer toda la documentación. Manejarla. Hay un gran problema que tiene este texto y es que hay muchísimos personajes que son relevantes y que en una novela deben tener cabida. Ese ha sido mi reto, manejarlos a todos sin que ninguno se quede colgado. Yo diría que incluso hay demasiados para una novela, pero es una historia que abarca tres años en los cuales suceden muchas cosas. Y Pigafetta cuenta muchas pero no las cuenta todas.

P. De entre todos esos personajes que menciona, ¿aparte de los grandes protagonistas como Magallanes o Elcano, qué otros personajes despertaron su interés?

R. Procuro que estén reflejadas no solo las oficialidades sino también las marinerías. Las cinco naos van delante gracias al trabajo de marineros, de grumetes. Y yo presto voz y atención y voz de una forma muy importante a ellos. Incluso a los grumetes. En las tripulaciones hay niños que están embarcados que son miembros de ellas y que para mí son tan importantes como los capitanes. 

P. ¿Cuánto de mito y leyenda encontró en su historia? ¿Hubo algún aspecto que le llamara la atención?

R. Yo creo que la decisión crucial de esta historia, que es la que toma Elcano de no regresar por el camino que les había llevado a las Molucas sino de continuar el viaje y dar la vuelta al mundo, tiene menos que ver con la decisión irreflexiva de "ya que estamos aquí, vamos a dar la vuelta", que con el hecho de ser una decisión estratégica. Elcano decide continuar el viaje para eludir a los portugueses, el gran enemigo que tiene la expedición en sus tres años de duración. Continúa el viaje y se interna en lo que se llama la ruta portuguesa para precisamente evitarlos. Él, en una genialidad, decide que donde no les van a buscar los portugueses es precisamente donde están los portugueses.

P. ¿Qué opina de la polémica de quienes ponen en duda la importancia del papel desempeñado por España?

R. Era una expedición española cien por cien sin la menor duda. Y no hay portugueses embarcados. Todos los hombres que están a bordo actúan bajo la corona de España. Su rey es el rey Carlos I. Claro que hay portugueses de nacimiento, pero no es en absoluto relevante. Todos ellos están en naos españolas y navegando para España. 

P. Es decir, que no hay conflicto, ¿no?

R. A mi juicio, ninguno. Existe un conflicto cuando Portugal trata de apropiarse de esta historia. Que no me parecería mal si Portugal hubiese mantenido una actitud neutra cuando tuvieron lugar los hechos. Es cierto que hay muchos hombres portugueses y por qué no van a tener el debido reconocimiento pero Portugal de forma activa trata que la expedición no se lleve a cabo desde antes de que partan de Sevilla, desde el momento en que están en Canarias, desde el instante en que inician la ruta hacia el sur costeando África y en el regreso desde las Molucas. Una de las cinco naos es capturada por ellos, La Trinidad. Cuando La Victoria viene ya al borde de la extenuación han hecho una travesía de 20.000 kilómetros y necesitan aprovisionarse de agua y comida, recalan en Cabo Verde y los portugueses que están allí capturan a trece hombres españoles. La participación de Portugal no es neutra. Cuando parte la Victoria de allí, lanzan cuatro barcos en su persecución. Quiero decir, no es algo a medias, ni muchísimo menos. Y la generosidad que podría tener España podría darse en otras condiciones pero no en estas.

P. ¿Siente que se están celebrando adecuadamente los 500 años de este hito histórico?

R. Me parece desenfocado. No en general. Hay cosas que están muy bien. Como la exposición que se ha inaugurado en Sevilla que viajará el año que viene a San Sebastián o todas las acciones encaminadas a dar luz, a poner sobre la mesa esta historia de la Victoria, Elcano y sus hombres porque es una historia maravillosa de España. Es una historia sin claroscuros. En torno a los conquistadores podríamos debatir si son más o menos justos. Hernán Cortés o Pizarro no son personajes al cien por cien angelicales, ¿no? Pero esta es una historia blanca. Son comerciantes. El único objetivo que tenían era abrir una ruta comercial. Con estos mimbres, a mi juicio, no se está haciendo lo suficiente. Creo que desde el ámbito de la cultura, desde el Ministerio de Cultura y de las Consejerías de Cultura de las diferentes se tendría que trabajar más a fondo este tema y no tanto desde el Ministerio de Defensa que con todo el respeto lo hacen de la mejor manera posible pero no es el organismo ni la entidad adecuada para poner en valor un acto de estas características. 

P. ¿Considera que esta es la mayor hazaña española?

R. Sí. Es superior, a mi juicio, al descubrimiento de América. El único afán de estos hombres era abrir rutas comerciales. En la historia de la humanidad solo existe un hito que está a la altura de la primera vuelta al mundo y es la llegada del hombre a la luna. No hay ningún momento en la historia de la humanidad que se pueda colocar a la par de esto. Lo que hacen estos hombres es absolutamente sobresaliente y lo hacen por tenacidad y por convencimiento. Todo lo que podemos decir de ello son valores positivos que, en eso es donde debemos enfocar la transmisión de la aventura de Elcano, nos enseña que somos capaces de hacer cosas inimaginables si lo hacemos como lo hicieron los hombres de la Victoria, trabajando todos a una, con cabeza y con valor.

P. Entonces, ¿entender nuestras historia nos ayuda a entender mejor esta España?

R. Sí porque son gente muy española en el sentido más positivo del término. Su forma de ser, sus caracteres son los nuestros. Además dan una versión de la mejor España, de la que para mí sería la mejor España. No la España del enfrentamiento, sino la del “todos a una” que con esfuerzo, trabajo y dedicación conseguimos objetivos que nadie ha conseguido nunca. En esta expedición se habla de la vuelta al mundo, porque es el resumen final de todo, pero hay un montón de hitos importantísimos. Descubren el estrecho de Magallanes o descubren la verdadera anchura del Océano Pacífico. Cuando salen de Sanlúcar ellos se dirigen a una isla que se llama Tidore, que está literalmente en el otro extremo del mundo y que tiene el tamaño de Formentera. Es una isla minúscula. Allí está el clavo. Y van a por él. No saben ni si quiera cuál es el diámetro real del planeta tierra. Y llegan y encuentran Tidore. Me parece una cosa impresionante. Entiendo que esto pasa más desapercibido porque es una historia llena de gestas y la circunvalación es importantísima pero hallar un grano de arena en el desierto es una maravilla.

P. ¿Piensa que ellos eran conscientes de la magnitud de sus logros?

R. Sin duda. Ellos son conscientes de todo. Como son marinos y son muy buenos profesionales, pese a las infinitas penurias que les van sucediendo, no dejan nunca de saber en qué día están. Cuando llegan a Cabo Verde se dan cuenta de que las fechas no coinciden. Ellos creen que están en un día y los portugueses les dicen que están en el día siguiente. Se dan cuenta entonces de que no han contado mal sino que han ganado un día, porque han dado la vuelta al mundo. Es decir, para ellos el sol ha pasado una vez menos sobre sus cabezas. Son absolutamente conscientes de todo lo que les ocurre. 

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Con La forma del mundo (Bolchiro), Tato Cabal reconstruye esta hazaña de la mano de Enrique de Malaca. Esclavo, intérprete y posible confidente de Magallanes probablemente fuera él el primer hombre en dar la vuelta al mundo puesto que fue llevado hasta la Península Ibérica por África y llegó de nuevo a su tierra por América y el Pacífico. Aparte de su existencia, que fue real, "de Enrique no se sabe nada y esa es la gran ficción -nos contaba el autor-. Todo lo que nos ha llegado de aquella época es por escritos notariales, testamentos o pleitos".

La ruta infinita, de José Calvo Poyato. Publicado por HarperCollins Ibérica cuenta la historia de los cinco barcos que partieron desde Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1519 en búsqueda de una ruta diferente hacia las islas de las Especias. Una gesta imprevista que completó Juan Sebastián Elcano, tres años después, al atracar en Sevilla con la nao Victoria y solo dieciocho hombres enfermos. Habían dado la primera vuelta al mundo de la historia.

@mailouti