Hola, amigos.
La vegetación, ya sea salvaje como en las selvas, ya domesticada como en parques urbanos y jardines de los suburbios, siempre ha sido campo abonado para los relatos. De ella pueden surgir todo tipo de bichos asombrosos, tribus indómitas, aventureros con machete, pero también tribulaciones amorosas, juegos de palabras y hasta pozos sin fondo. La vegetación lo tiene todo para ser nuestro tema de la semana que viene. Pero no va a ser tanto la vegetación como sí la jardinería, aprovechando que acabo de leer un libro de relatos juguetón, ingenioso, refrescante, titulado Manual de jardinería (de Daniel Monedero), que me ha resultado asaz ameno y que, por qué no, recomiendo desde aquí. La jardinería, es decir, el arte y oficio del jardinero. A partir del lunes.
Mientras tanto, veamos quiénes son los finalistas en la semana dedicada al infinito:
Coronel Sosa
El abuelo prefería pensar que su comprensión del infinito era mérito suyo, no de su pastillero.
Anyuri
Más allá de los barrotes le esperaba un mundo infinito, así que se armó de valor y saltó de la cuna.
Imamu
Un año después, el pequeño tren eléctrico integrado por una máquina y tres vagones seguía dando vueltas alrededor del cadáver del viejo.
Resabio
Descubrió el sentido de la vida, del universo y hasta del infinito.
Luego, desconectaron la máquina que lo mantenía vivo en el hospital.
Ontario
Le juró que su amor por ella estaba tan vivo como la estrella que miraban, muerta hacía varios años luz.
Brund
Colocó una piedra en su tirachinas, apuntó al cielo y la lanzó. Años luz después, llegaba a un planeta para extinguir a los dinosaurios.
Escritor
Siempre decía que aquella historia nunca concluiría; en su epitafio el escritor ordenó que escribieran… continuará.
Stanbrook
Para disimular, cuando tomó conciencia de su infinita sabiduría, dijo aquello de «solo sé que no sé nada».
Pepepón
La gacela, harta de salir huyendo, enseñó los dientes al león. Antes de morir entre sus fauces, advirtió que nada iba a cambiar jamás.
Wo
Todos la esperaban dentro de la iglesia. Camino del altar, imaginando la vida con su futuro marido, el pasillo no paraba de alargarse.
La Marca Amarilla
Lanzaron a la fuente las monedas y desearon amor eterno. Todavía hoy, fallecidos, se arrepienten.
Asante
En una visita con sus padres a Versalles se vio reflejado en un enorme espejo enfrentado a otro y se dijo radiante: “¡El infinito!”.
Pelu
Al morir, comenzó a ascender dejando atrás el Sistema Solar y la Vía Láctea. Años luz más tarde, seguía preguntándose dónde estaba el cielo.
Marín
Cuando preguntó cuántos meses le quedaban, el médico trazó un 8 en un folio. Lo cogió y se propuso vivirlos como si hubiera leído infinito.
La Marca Amarilla
Buscando el infinito la expedición acabó en una manzana. «Coño, un agujero de gusano», exclamó el comandante.
Adunbi
Después de trazar el símbolo del infinito en la pizarra, el cura ordenó a sus alumnos que lo copiaran infinitas veces y abandonó el aula.
Simba
Sentía pasión por las matemáticas. Donde los otros niños veían el antifaz de El Zorro, él distinguía el símbolo del infinito.
Madior
“Dios es amor infinito, ¿lo ha comprendido, Domínguez?”, repetía el cura mientras lo sacaba del pupitre tirando de una de sus patillas.
Pelu
Contemplando la infinidad del universo, recibió la llamada de su esposa. Cuando ésta le preguntó cuánto la quería, mintió.
Bocar
Los conceptos de algoritmo, ecuación, derivada e infinito habrían sido para ella pan comido. Pero aquel remoto poblado carecía de escuela.
Y uno, de regalo:
Joven astronauta
Desoyendo a su familia, viajaba por el Universo para no volver. Por la ventana de la nave, le pareció ver volando la zapatilla de su madre.
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Un saludo cordial