Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre la amistad. 

El relato ganador de la semana pasada, dedicado a la clarividencia, ha sido…: 

Meiga

A Noé le llamaban loco por querer construir un arca, hasta que empezó a llover.

Sabemos que históricamente no ha sido fácil ser clarividente. Los individuos más lúcidos se han enfrentado a la incomprensión de sus contemporáneos, muchas veces para sufrir el castigo de la cárcel, la espada o el fuego o la acusación de locura. A la gente no le gusta que se zarandee su tranquilidad, que suele confundirse con la tranquilidad de los que mandan y se blinda con prejuicios. En este relatillo, el incomprendido es un personaje legendario. El relato parte y se nutre del libro por excelencia, la Biblia, y nos habla de un Noé clarividente sometido a una imputación general de locura. La lluvia llega con la última palabra de la narración y la dota de un sentido aleccionador mediante la contraposición astuta del principio con el final, es decir, de la falsa locura con la clarividencia real. El relato del Arca de Noé, conocido por más de medio mundo, hace innecesario narrar lo que viene después y completa en elipsis el microrrelato. Con estos mimbres, finos y ajustados, Meiga ha construido esta narración estupenda.

Enhorabuena, Meiga, por el relato y por el premio.

Otros micros pudieron haber ganado: 

Meiga

Desde que vio tan claro su futuro en sueños, el insomnio le impide dormir.

Torivino

De pronto lo entendió todo. La razón de vivir, el secreto de la felicidad, el modo preciso de conseguirla. Luego oyó: “Lo hemos perdido”.

La Marca Amarilla

Era un gran emprendedor, siempre decía que aprendía más de los fracasos que de los éxitos, pero su familia comenzaba a dudarlo.

Óleo 

El médico había suspendido la medicación y el enfermo, más animado, recuperaba el apetito. Entonces apareció el cura en la habitación.

Googlerías

Le intrigaban esos anuncios de funerarias que le aparecían desde hacía días en internet, hasta que recibió el diagnóstico fatal.

Pernico

Con el paso de los años, más que la muerte, le aterraba la idea de la reencarnación.

Meg 

Por primera vez, el tirano era consciente de lo cruel que había sido. Incluso habría cambiado si hubiera tenido la cabeza pegada al cuerpo.

Marcos 

Tras despertar del intento de suicidio, supo que la vida era hermosa, que merecía la pena ser feliz en cuanto pudiera salir del ataúd.

Carrio 

Desde que descubrió que era capaz de leer los posos del café, sólo toma tilas.

Saludos cordiales