Hola, amigos.
Podéis empezar a escribir sobre la grafomanía.
El ganador de la semana pasada, dedicada a la orilla, ha sido…:
Mar
La vio tumbada en la orilla, inconsciente y la devolvió al mar; estaba convencido de que en el agua recuperaría su apariencia de sirena.
Inquietante relato que evoca la imagen de una mujer ahogada a la que el protagonista devuelve al mar para que reviva como si fuera una sirena. Este afán romántico es casi tan demente y literario como el de Don Quijote, pues nuestro protagonista cree en sirenas como el hidalgo manchego creía en Dulcinea del Toboso. Tenemos, pues, dos relatos en uno. Por un lado, el relato literal, que describe la acción del innominado individuo que lo protagoniza: la devolución de la sirena al mar; por otro, el relato de nuestro sentido común, que señala el error sustancial y trágico del tipo: sabemos que las sirenas no existen. En esa capacidad para jugar con dos puntos de vista, el fantástico de nuestro héroe/antihéroe y el realista de los lectores, estriba mucho del talento de los mejores narradores de microrrelatos (el mismo Monterroso con su dinosaurio, por ejemplo). No hay sirenas, son un mito, y la narración sabe hacerse visible sobre esta premisa, para que descubramos la tragedia que se cierne sobre la pobre mujer, que si tenía alguna posibilidad de sobrevivir la perderá por una acción bienintencionada pero fatal.
Enhorabuena, Marta Trutxuelo, por el relato, fantástico, y por el premio.
Otros micros pudieron haber ganado:
Bucle
Agotado, llegó nadando a la orilla.
Entonces, una mano volteó la clepsidra en la que estaba atrapado, y todo volvió a comenzar.
Estrategas
«Ocupemos la otra orilla», decidió el insigne general. Pero no contaba con la férrea defensa de su mujer al otro lado de la cama.
Saludos cordiales