Hola, amigos. 

Siempre me ha llamado la atención lo mucho que se oyen los silbidos y lo poco que se escuchan los aplausos en un campo de fútbol. El sonido agudo vence al grave con enorme facilidad. Basta una docena de silbidos para que las crónicas deportivas digan que tal o cual futbolista fue abucheado, aunque fuera también aplaudido; el sonido rítmico y discreto de las palmas queda en nada si también hay quien silba, y luego se silencia en los periódicos. 

El silbido es afilado como un cuchillo. El aplauso es pacífico como una barra de pan. 

En el Reino Unido el abucheo se realiza mayormente con una suerte de ulular monocorde, “uuuuuh”, lo cual permite que el aplauso compita en igualdad de condiciones con su contrario (en igualdad de tono grave, por así decir). El silbido es una cosa nuestra, una cosa ibérica, europea del sur, latina. Una cosa mediterránea. 

Pero la semana que viene no escribiremos sobre el silbido, sino sobre el universal aplauso; sobre ese modo de comunicación que está en casi todas las culturas y que se realiza mediante el palmoteo para premiar el trabajo de cantantes, de actores o de deportistas (hasta de diputados). A partir del lunes. 

Entretanto, veamos quiénes son los finalistas de la semana dedicada al chocolate: 

Caleufú 

La repostera no pierde la esperanza de ver aparecer por la puerta a un hombre guapo, delgado, musculoso.

Okan 

En la carta el Gobierno le recordaba que el día de su 75 cumpleaños debía quitarse la vida ingiriendo el bombón que iba dentro del paquete.

Plo 

Pensando en la tarta de chocolate que su futuro marido hacía, aguantó la ceremonia, el convite y treinta años de matrimonio.

Fly 

Utilizó chocolate para pintar los cuadros de la exposición. Los críticos no lo valoraron, pero tuvieron una enorme acogida entre las moscas.

Chusi 

El caos se desató cuando el turista, rodeado de una cuadrilla de niños andrajosos, sacó una chocolatina de su mochila.

Caleufú 

Le perdió su gentileza. Les ofreció un poco de chocolate suizo a los inspectores de la Agencia Tributaria.

Plusmarquista

Mario nos sorprendió cuando consiguió engullir más de cien bombones.

Lo comentábamos todos en su entierro.

Óscar Quijada Reyes

Estaba avergonzado por los grandes regalos que recibió mi sobrino, mas cuando le entregué el estuche de Toblerone, empezó a dar saltos.

Astronauta goloso 

Aterrizó en un planeta donde los extraterrestres eran de chocolate. Tuvo serias dificultades para decir: “Vengo en son de paz”.

Tuwile 

El día que, tras unos análisis, el médico le prohibió seguir tomando chocolate con churros, papá comenzó a perder las ganas de vivir.

La Marca Amarilla 

«Sustitutivo del sexo ¡Ja!» pensó la ninfómana mientras se chupaba los dedos.

Chusi 

Cuando detectó que el chocolate llevaba almendras, ya era demasiado tarde.

Elimane 

Al igual que los otros niños que trabajaban de sol a sol en la hacienda recolectando cacao, nunca llegaría a probar el chocolate.

Hidalgo 

A pesar de la hambruna, al párroco le encantaba ver la devoción con la que miraban los feligreses a aquel Cristo de chocolate.

Ludovico 

El asesino siempre dejaba una tableta de chocolate junto a la víctima. El comisario que investigaba el caso no paraba de engordar.

Aldana 

Cenaban los cuatro. Hablaban sobre el chocolate como sustituto del sexo. En los postres, su esposa y su mejor amigo no probaron la tarta.

Wong 

En su local, vendía chocolates muy diversos, pero el que más éxito tenía era el que había elaborado con los restos de su dulce esposa.

Tulio 

Los marqueses fueron al poblado de chabolas para regalar chocolateras, tazas y platos a estrenar. El chocolate se lo comieron por el camino.

Chusi 

De la noche a la mañana y sin motivo aparente, su marido dejó de consumir chocolate como antidepresivo. Y eso le dio muy mala espina.

Viren

Resistió todo tipo de torturas sin delatar a sus colegas de la banda. Hasta que le pusieron delante una tableta de chocolate.

Y uno, de regalo: 

Vin 

Pretendían hacer el amor durante horas, embadurnados en chocolate. Acabaron la noche pringados con lo que su hijo les dejaba en el pañal.

Para aparecer con nombre y apellidos si ganáis el concurso, escribid por favor a cuenta140@elcultural.es

Saludos cordiales