Hola, amigos. 

Si hay algo en lo que todos nos podemos poner de acuerdo, en estos tiempos de polarización política, es en que la incertidumbre se ha metido en nuestras vidas tanto o más que el maldito virus. Incertidumbre sanitaria y política, pero también económica y social y hasta jurídica. Incertidumbre como gran niebla que todo lo confunde, que todo lo emborrona, que aturde nuestro sentido de la orientación informativa. Podemos discutir que la culpa sea más de unos que de otros, pero la confusión y la incertidumbre nos ponen de acuerdo. Iba a proponer, precisamente, la confusión o la incertidumbre como temas para la semana que viene, pero es preferible no alimentar al monstruo, centrar el tiro e irse a lo concreto, así que me he decantado por la niebla, fenómeno atmosférico muy concreto, aunque no palpable, que emborrona el horizonte y confunde a la vista generando incertidumbre; la niebla, sí, el más literario de cuantos fenómenos atmosféricos conocemos y el tema sobre el que escribiremos la semana que viene. A partir del lunes. 

Veamos, mientras tanto, quiénes son los finalistas de la semana dedicada a los gimnasios: 

Carol Anne 

El gimnasio era el único lugar del mundo en el que sus problemas desaparecían. Cuando fue consciente de esto, supo que necesitaba ayuda.

Betty 

Por más que se esforzó en el gimnasio, su mujer lo dejó por el chocolatero.

Laoconte 

Su mujer no entendía cómo, con todo lo que iba al gimnasio, seguía engordando.

Zayas

No fue fácil para algunas beatas aceptar que el nuevo cura del pueblo considerara sagrada su hora de ejercicio en el gimnasio provincial.

Pablo Santos 

Su mujer volvía cada día más contenta del gimnasio, hasta que decidió averiguar por qué.

Ropero 

Le dijo a su esposa que iba al gimnasio para ponerse en forma, pero no salía de las duchas.

Torivino

El gimnasio le proporcionaba un goce sin igual. Llegaba, se ponía unas mallas y se sentaba a disfrutar del espectáculo.

Pilar Alejos

Dio por cumplidos todos sus objetivos en el gimnasio cuando completó su agenda de contactos.

Pilar Alejos

Ella sí que sabía lo que era sudar en el gimnasio para dejarlo limpio y reluciente.

Huelgo 

Al ver que el crimen del asesino en serie se había cometido en un gimnasio, la policía dejó de investigar al orondo escritor.

Tras Tamara 

Extrañado de que no le admitieran en ese gimnasio tan poco concurrido observó que todos allí eran rubios o cabezas peladas.

Sincronía

El monitor giró. Los alumnos también.

Saltó con patada y ellos con él.

Se torció el tobillo, cayó.

Todos gritaban desde el suelo a la vez.

Santi Lorca 

Tras cientos de quilómetros sobre la bicicleta del gimnasio, un destello en su mirada: dio con el apoteósico final para su último relato.

Tras Tamara 

Se vigilaban mutuamente por el rabillo del ojo en el gimnasio, emprendiendo una tácita competición, hasta que uno de ellos desapareció.

Pilar Ruiz 

Tuvo que renunciar a su propósito de no pisar un gimnasio en su vida cuando la necesidad le empujó a aceptar ese empleo de recepcionista.

Aymara

Dejó a la entrenadora personal para volver con su mujer, que no lo maltrataba tanto.

Juanvi 

A medida que dominaba los movimientos y técnicas de cadera en clase de salsa, ganaba en autoestima, lo que la hacía más fría y distante.

Gema Julia 

Como siempre que tenía que tomar una gran decisión, fuera de día o de noche, la primera dama marcó el número privado de su personal trainer.

Tras Tamara 

Siguió a su marido durante varias tardes; cuando comprobó que efectivamente iba al gimnasio, contrató a un detective.

Sansón 

El círculo se apuntó al gimnasio y comenzó una dieta espartana. Quince meses después se había convertido en un perfecto cuadrado.

Y uno, de regalo: 

Zulia 

Comprendió que tenía que dejar las clases de zumba cuando un día, paseando por el centro comercial, sonó un reguetón y comenzó a bailar.

Para aparecer, en caso de ser ganadores, con nombre y apellidos escribid por favor a cuenta140@elcultural.es

Gracias. 

Saludos cordiales