Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre el divorcio. 

El ganador de la semana pasada, dedicada al dandi, ha sido...:

Cánovas

Seguía poniéndose de punta en blanco cada mañana. Tres años después del naufragio, ese podría ser el día.

Un dandi que no pierde la compostura, la postura ni el postureo incluso tras un naufragio que lo ha sacado de la sociedad donde tales cosas tenían sentido. A tenor del texto, parece que se prepara para el rescate más y mejor que para su día a día en el lugar remoto donde ha ido a parar, sin perder la costumbre de atildar una apariencia que le caracterizaba ante los demás como lo que era, un tipo elegante, un dandi. Acicalarse cada mañana es una manera de renovar la ilusión del rescate y del regreso a la vida tal y como se dejó: no solo con una apariencia, sino con un status. Pero hay también una deriva demente en tal actitud, como si poco a poco el dandi, en su afán de aferrarse a una realidad que ya no tiene sentido, estuviera disolviendo su esperanza en locura y esto también está apuntado en este relato sobresaliente. 

Enhorabuena, Rafa Olivares, por el relato, estupendo, y por el premio.  

Otros micros pudieron haber ganado: 

Macaracas 

Le colocó de cualquier manera el pañuelo a su tío. Cuando más tarde se acercó al ataúd, vio que lo llevaba impecablemente doblado.

Noelia F 

Como cada tarde, regresa a la puerta de la iglesia. Allí espera, bajo la piel arrugada y un eterno chaqué, a la novia que nunca llega.

Pilar Alejos

Aquel dandi siempre tenía el vestidor lleno y la despensa vacía.

Cordelia 

El dandi no supo cómo reaccionar cuando aquella mujer le cedió el paso para entrar en el ascensor.

Saludos cordiales.