Hola, amigos.
Podéis empezar a escribir sobre el horizonte.
El ganador de la semana pasada, dedicada a los auriculares, ha sido...:
He aquí un relato sobre la locura del remordimiento en el que nada falta y nada sobra. La desazón culpable del protagonista está descrita con sutileza suficiente para que sepamos quién está detrás de la muerte de su suegra: él mismo. Su remordimiento nos señala su condición de asesino con tanta sencillez como finura. El texto, con lo justo de sordidez para no resultar desagradable, es un ejemplo de cómo desarrollar una atmósfera inquietante y también un ejemplo de eficacia: omite todo aquello que el sentido común adivina. El protagonista recurre a los auriculares para orillar la voz de su suegra, que no sabemos si le habla desde el recuerdo del asesinato o mediante alucinaciones auditivas, pero se intuye que no serán remedio suficiente, pues el remordimiento tiene un aire a Dostoyevski, que nos enseñó que el primer castigo del asesino no es la cárcel, sino la culpa.
Enhorabuena, Juan Elías Doral, por el relato, sobresaliente, y por el premio.
Otros micros pudieron haber ganado:
Edizagoy
Al abuelo se le ocurrió regalar auriculares nuevos a su nieto deprimido. Descartar los inalámbricos por ahorrarse unos euros fue fatal.
Landrade
Lo internaron porque decía escuchar voces extrañas en sus auriculares. Meses después los extraterrestres le sacaban del psiquiátrico.
Prismáticos
Tomé los prismáticos y enfoqué a un individuo que se colocaba unos auriculares; veamos a quién espías hoy, leí en sus labios.
Chaicosqui
Desde que ella murió escuchaba sin cesar su voz grabada. Los auriculares le impidieron oír aquella furgoneta que les reunió de nuevo.
Saludos cordiales.