Hola, amigos.
Podéis empezar a escribir sobre el ajedrez.
El ganador de la semana pasada, dedicada a la normalidad, ha sido...:
Yonis
Sólo un puñado de viejos recordaba que esa no era la normalidad.
La normalidad es también y, sobre todo, una sensación de confianza; en ocasiones, de bienestar. Esta idea esencial late en la normalidad que recuerdan los viejos del relato, que se aleja mucho de la normalidad del presente, que es la de los más jóvenes, a la que un viejo jamás puede acostumbrarse como no se acostumbra un hermano al nacimiento del pequeño que le roba protagonismo. Los más viejos del lugar recuerdan un mundo más normal, es decir, un mundo mejor, su pasado idealizado (con o sin razón), que se ha ido para siempre. La memoria es la trampa literaria por excelencia, porque la normalidad es la norma del momento y no la idealización del lejano ayer. A partir de cierta edad, cualquier tiempo pasado resulta más normal, menos confuso, pues el pasado es acotable en unos parámetros rígidos, en un cauce de normas que, a toro pasado, parecen un campo de juego más razonable. Damos, por tanto, la enhorabuena a Yonis por su ingenio y por su ironía.
Enhorabuena, Yonis por el relato, sobresaliente, y por el premio.
Otros micros pudieron haber ganado:
secahe
Después de tres años rompió con su amante. Ese día, al llegar a casa, su marido le dijo que la notaba rara.
gpm
Era el primer lobo que pisaba la Luna. Miró al cielo, vio la Tierra llena y se transformó en un hombre.
miguel_a_molina
Su primer juguete fue un rifle de plástico. A los trece era un experto cazador. Con veinte oteaba desde una azotea los pasos del Presidente.
Jorge Alonso Curiel
Los viajeros llegaron a un lugar donde los hombres se casaban con varias mujeres. Les costó entenderlo, pero ya no continuaron su viaje.
MAM 2
Un día la nieve terminó de derretirse y el virus desapareció. Sin excusas para justificar el fracaso de su matrimonio, decidieron separarse.
Lía03
—¿Y cómo se vuelve a la normalidad? —preguntó a gritos la huérfana de padre y madre, de tíos, hermanos y amigos… El silencio fue sepulcral.
Saludos cordiales