La llamada de Deutsche Grammophon le hizo particular ilusión a Moby (Harlem, Nueva York, 1965). No es una faceta suya que se conozca demasiado pero, cuando era un niño, el astro de la electrónica, que reventó las listas de ventas con Play a finales de los 90, también se enfrascaba con Beethoven, Mozart y compañía. Además, tras dejar la universidad, se puso a trabajar en una tienda de discos donde ordenaba las copias del prestigioso sello amarillo. “Me hacía particular ilusión estar en contacto con ese logo. Imagine ahora el honor que es llevarlo estampado en un disco mío”, comenta a El Cultural desde su casa en Los Ángeles (vía Zoom). Moby se refiere a Reprise, un recopilatorio de algunos de sus más grandes hits a lo largo de 30 años de carrera mutante, que ha grabado con la Budapest Art Orchestra. Un trabajo que llega acompañado de un documental, Moby Doc, formalmente libérrimo y radicalmente confesional, donde repasa sus traumas familiares, su amor por los animales, sus largas estancias en naves industriales abandonadas en la juventud, su conflictiva relación con el éxito, su propensión hacia las drogas, sus pulsiones suicidas, su positiva concepción de la muerte y su vocación por la soledad… En fin, un tratado -humilde- de la condición humana: traumas-redenciones-incertidumbres-epifanías. Así, en una sucesión ad infinitum.

Pregunta. ¿Qué criterios han determinado la selección de canciones para este álbum recopilatorio tan especial?

Respuesta. Me siento afortunado porque todavía me encantan muchas de las canciones que hecho en el pasado, como Natural Blue, Why Does My Heart Feel So Bad?... Y también son a las que la gente le gusta escuchar más. En este grupo también incluiría las más conocidas, como We are All Made of Stars, Lift Me Up… Pero también quería incluir otras que a mí me gustan mucho pero la gente no las conoce tanto: The Great Escape o The Lonely Night. En el fondo, lo que buscaba era armar un álbum muy emocional.

P. ¿Qué diría que ganan sus canciones interpretadas por una orquesta?

R. La principal misión de la música, acaso la única, es precisamente transmitir emociones. Es un vehículo potentísimo para conseguirlo. A mí, claro, me encanta la música electrónica pero también me entusiasma la sonoridad de los instrumentos acústicos en directo. Creo que la orquesta aporta sobre todo belleza a mi música.

P. ¿Y no teme que puedan perder el punto íntimo, o cierta simplicidad, al involucrar tanta gente?

R. Bueno, hay que tener en cuenta que, en realidad, en este álbum mezclamos lo mejor de ambos mundos, o ambas escalas porque también trabajé en Los Ángeles con un cuarteto de cuerda. Hay canciones, Heroes o The Great Escape, que tienen ese aire delicado, vulnerable e íntimo.

P. La versión de Heroes es un homenaje suyo a Bowie, que fue su vecino y su amigo. ¿Qué fue lo más importante que aprendió de él, del hombre y del artista?

R. El entusiasmo constante sobre su trabajo. Era una persona enamorada de la creación y los procesos que la desencadenaban. Cuando estuvimos más tiempo juntos, a principios de los 2000, era un hombre tremendamente rico y famoso, pero su tiempo lo dedicaba básicamente a la creación artística. Estaba, por ejemplo, muy atento a la música que hacían otros. Era un entusiasmo que se proyectaba en todas las parcelas de su vida. Aprendí pues que si querías sostener tu vida en algún cimiento, los mejores eran el amor y el entusiasmo.

P. Como ha comentado, cuando era un adolescente tocaba con su guitarra punk. ¿Cuándo y cómo se dio cuenta que este estilo no era suficiente para expresarse?

R. Lo cierto es que siempre he sido muy ecléctico, me han atraído muchos estilos: el punk, hiphop, folk, tecno, clásica… Con el punk-rock disfrutaba muchísimo a principios de los 80 pero pronto me sentí frustrado en términos de sonido, limitado. La electrónica me daba acceso a más notas, más texturas…

P. ¿Y cómo se siente cuando su música se usa para anuncios publicitarios?

R. Sinceramente, creo que llevo sin ver un anuncio desde hace un par de décadas. Utilizo bloqueadores de anuncios en los navegadores y la tele la veo por streaming. No sé ni siquiera si sigue existiendo la industria publicitaria. Pero si regresamos a los 90, cuando mi música era cedida para shows de televisión, películas, algún anuncio, mis sensaciones dependían de la calidad de estos productos. Podrían ser muy buenos y muy malos, eso era lo importante para mí entonces.

"La muerte acaba con el sufrimiento de muchas personas. No puedo dejar de verla como una entidad piadosa"

P.Antes de la pandemia ya decía que llevaba una vida muy solitaria en su casa de Los Ángeles. ¿Significa eso que este trauma no ha supuesto muchos cambios en su día a día?

R. Mi vida es realmente aburrida. Pero me gusta por eso. Trabajo siete días a la semana. Cuando paro de trabajar, aprovecho para leer y caminar. Y veo a mis amigos una o dos veces por semana. No me gustan las fiestas, las discotecas… Por eso creo que estoy sufriendo mucho menos que mis amigos, que realmente las echan de menos. Tampoco tengo familia, por otra parte.

P.¿Se considera un misántropo?

R. El ser humano es capaz de crear mucha belleza. Pero cuando miro la naturaleza y los animales siento mucho más interés que el que experimento con la observación de personas. No sé si soy un misántropo porque yo no odio a los humanos. Tengo buena relación con personas concretas pero, en general, la humanidad me aburre.

P. Por lo que cuenta en Moby Doc, el documental que forma parte de este proyecto, se puede concluir que él éxito nunca le ha sentado demasiado bien. Tras grandes triunfos, han venido terribles hundimientos anímicos y adicciones tóxicas.

R. Bueno, yo estoy muy agradecido a una parte del éxito, que me permite pagar mi casa y la comida que hay en mi nevera. Pero hay un engaño generalizado en torno al éxito muy peligrosa, una especie de romantización de la fama. El éxito no soluciona nada en realidad. Más bien puede ser lo contrario. Mire Kurt Cobain, Robin Williams, Hemingway…

P. Confiesa que estuvo a punto de suicidarse aquí en España, en Barcelona, lanzándose al vacío desde la ventana del lujoso hotel que compartía con Bon Jovi, Madonna… No lo hizo porque no pudo abrir suficientemente la ventana.

R. Sí, es la verdad. Porque yo pensaba así: creía que el éxito me ayudaría a dejar atrás la oscuridad y ser feliz. Cuando vi que no era así, fue terriblemente duro. El éxito me condujo al pánico. Y para superarlo, pues vas a más fiestas, te drogas más y, así, todo se agrava. Por eso hay tantos suicidios entre figuras exitosas.

P. ¿Pero diría que la música le ha salvado de sus traumas?

R. Es una de las cosas más consistentes que hay y ha habido en mi vida, sin duda. Y terapéutica. Los animales y la música. Cuando compongo en la actualidad no lo hago creyéndome una estrella y con la aspiración de crear grandes éxitos. Es el simple placer de hacerlo lo que me mueve. Si luego le gusta a la gente, pues mejor, claro. Pero es un placer en sí mismo hoy.

"No me gustan las fiestas. Mi vida es muy aburrida pero por eso me gusta"

P. David Lynch es una de las presencias estelares en la película. Usted además recuerda que estuvo obsesionado con Twin Peaks mucho tiempo. ¿Dónde estriba a su juicio la grandeza de Lynch?

R. Es uno de los grandes directores de todos los tiempos. Y uno de los que mejor han diseccionado el trasfondo oscuro y violento de la cultura estadounidense, que se camufla bajo una capa de brillos engañosos. Es algo que por otra parte es consustancial al ser humano, esas dos caras. En Estados Unidos, en cualquier caso, el contraste es particularmente marcado y Lynch lo ha retratado con su genialidad.

P. Fue muy crítico con Trump. ¿Realmente están empezando a cambiar las cosas por allí con Biden?

R. Sí, sin duda, vamos a mejor. Trump fue sin duda el peor presidente de la historia de los Estados Unidos. Racista, irracional, incompetente… Pero obtuvo casi un 50% de los votos. Por eso, aunque la situación empieza a progresar, la fuerza de esa masa de gente aterroriza.

P. Al final de la película habla con un monje errante cubierto por una túnica sucia. Le pregunta qué sucede tras la muerte. ¿Quién es ese monje? ¿Dios?

R. No, no, es la propia muerte.

P. Ah, y ¿qué se siente tan cerca de ella?

R. Bueno, la verdad es que yo tengo una relación un poco diferente con la muerte a la de la mayoría de las personas. La muerte es la única certeza de nuestras vidas. Y para muchos animales y muchas personas la muerte es el final del sufrimiento. Un mundo sin muerte, por tanto, sería un lugar espantoso. Yo veo mucha tristeza a mi alrededor, así que la muerte no puedo dejar de enfocarla como una entidad llena de piedad. Es el fin del dolor.

@alberojeda77