¡Buenos días!
Han estado a punto de ganar los siguientes poemas.
Susana Bellido
La luz llora en las vidrieras
finge su furia marchitando
en su delirio a los almendros.
Gran delicadeza expresiva para un poema que se afina verso a verso, con varios niveles internos de lectura dentro de cada imagen, como en la espectacular del principio, hasta ese “marchitando / en su delirio a los almendros” entre la belleza y el abismo. Bueno.
Lady Dimitrescu
Mi mano es un delfín dormido
en el trigal de tus cabellos
por donde se pierden los santos.
La sencillez de las imágenes nos va adentrando con naturalidad en un punto de vista de serena sensualidad, mucho más sugerida que evidente -lo que la hace, también, más evocadora- en versos transparentes y luminosos, tangibles e imaginativos con sutileza.
Durazno
La escarcha empapa los recuerdos
del fruto ahogado.
El aliento dulce roba los fragmentos
En este poema el punto de vista físico se impone en las imágenes y las vuelve mucho más tangibles, con ese vértigo al borde del acabamiento. Estupenda la imagen del segundo verso -“del fruto ahogado”- antes del creativo y enigmático final. Bueno.
Pero el ganador es
Eliseo
Remontar la nostalgia del jardín
Hervir la incómoda mansedumbre de las aguas
Morir a pleno sol como trofeo.
Desde un punto de partida de armónica tranquilidad, en una imagen que parece transitada por un recuerdo colectivo -esa “nostalgia del jardín” que se remonta-, el fogonazo de asombro se impone en el segundo verso, como un estallido que rompe ese remanso, antes de un verso final de tono existencial, rotundidad y potencia expresiva.
Tema de la semana: “Quiero verte danzar”. Hemos regresado a ese ritmo sutil entre las llamas, ese deseo de ser como los zíngaros del desierto, con candelabros encima que nos alcen la luz, como un derviche girando. Quién no ha amado a un cuerpo mirándolo bailar. Como homenaje a Franco Battiato, como homenaje a tantas noches encendidas en una habitación de paredes azules que también giraba. Escribamos sobre esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres. Escribamos sobre cuerpos que bailan y se abrazan, descalzos en la orilla del río misterioso, en el tiempo que fue, con braseros ardientes.