El cine finlandés últimamente parece cobrar impulso en las pantallas patrias. Hay vida más allá del excelso Aki Kaurismäki y ese país de colores oscuros y saturados repleto de borrachos y melancólicos. En Tom of Finland (Dome Kaurkoski, 2017) veíamos la vida del famoso dibujante icono del mundo gay, El artista anónimo (Klaus Häro, 2018) es un sobrio drama familiar y en Helene, disponible en Filmin, vemos la tormentosa vida de Helene Schjerfbeck, una pintora del siglo pasado. Casualidad o no, La violinista, dirigida por Paavo Vesterberg, también sucede en el mundo del arte. En este caso, de la música clásica al estar protagonizada por una reputada violinista, Karin Nordström (Matleena Kusnievi) que sufre una depresión después de perder la movilidad de la mano, y por tanto la posibilidad de seguir siendo concertista, en un accidente.

Con una duración algo excesiva de dos horas, Vesterberg construye una película de personajes en la que el centro es esa violinista que siente que los mejores años de su vida ya han pasado. Frente a ella, un ambicioso joven al que comienza a dar clases y con el que vive una aventura extramarital. Ella misma no tiene claro si es un romance pasajero para aliviar su sentimiento de pérdida o está realmente enamorada. Al otro lado, un marido buena persona y un hijo pequeño a los que quiere pero con los que siente el peso de una rutina poco excitante. El director se fija sobre todo en los actores, meticulosamente guiados, en una película en la que los personajes viven abrumados por la necesidad de alcanzar la perfección artística.

El amor y la ambición quizá son dos ingredientes peligrosos y al mismo tiempo que la protagonista se inquieta por la ambición de su joven alumno también utiliza su poder como “maestra”. Con un tono que a veces roza el melodrama televisivo, la película va ganando a medida que transcurre en parte gracias a la esmerada reconstrucción del mundillo del conservatorio y la música clásica. Brilla por su carisma el director de orquesta, Björn (Kim Bodnia), quien aporta luz y verdad con su interpretación de “hombre célebre” a una película a veces demasiado medida y fría pero que transmite la exigencia y el sacrificio que son necesarios para alcanzar el virtuosismo.

@juansarda