¡Buenos días!

Han estado muy cerca de ganar estos poemas:

Frida Roffe

Aquelarres furiosos

hojas de oro arrastradas por tornados

los espejos vivientes lavan el rumbo.

Ya la primera imagen nos sitúa en un contexto de violencia al acecho, que después se va precisando a través de un sistema metafórico de sutil efectividad, con esas “hojas de oro arrastradas por tornados” antes del evocador fin, con imágenes repetidas en su hondura.

Hielo

Me reconforta el hielo

con su aroma ambarino

y su sabor a noche

El minimalismo expresivo alcanza aquí una cota máxima, una pequeña cima de sugerencia y concisión. El punto de partida es confesional –“Me reconforta”-, ahondando en su intimismo, para luego desarrollarse con máxima eficacia sensorial.

María José Viz Blanco

Miles de pupilas traviesas

saltan sobre mí como mosquitos salvajes

en la noche ardiente.

Las referencias parten desde el sujeto poético hacia una mirada abarcadora sobre la realidad, después reconcentrada, otra vez, en esos “mosquitos salvajes” que nos hacen volar por “la noche ardiente”. Distanciamiento con ápice de humor y buena evocación.

Pero el ganador es

Marta

El cielo enciende su yunque.

Llueven cenizas sobre el eco

de las hogueras de la noche

Imágenes espléndidas, cerradas y a la vez muy sugerentes, como la primera, que ya nos sitúa en un nivel alto de plasticidad, con esa vistosidad pictórica que nos hace sentir que estamos frente a un lienzo, y también habitándolo, como en esas “cenizas” que caen sobre el sonido -la voz, palabras, lenguaje- antes del espléndido y llameante final.

Tema de la semana: “El primer verano”. Es lo que sentimos, o lo que podemos percibir. Vamos a asistir al primer verano de nuestras vidas. Pensábamos que no, que lo habíamos vivido casi todo, pero no era verdad: nuestro primer verano estaba por llegar: porque la pandemia, en parte, nos obliga a inaugurar cada día con un nuevo lenguaje, recuperando el eco renovado de ayer. Escribamos sobre esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres: del tiempo próximo, el nuevo bautismo de las sensaciones con la piel del presente que podemos tocar y vamos a vivir como si fuera nuestro primer verano.