La directora de la BNE, Ana Santos Aramburo, y la Alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón Jaime, han firmado un protocolo de colaboración para la celebración conjunta del VIII Centenario Alfonso X que incluye, entre otras actividades, la organización de sendas exposiciones en Madrid y en Toledo, reconociendo la figura y al legado del rey Sabio. Un ciclo de conferencias, exposiciones, diversas actividades como la creación de una red de “ciudades alfonsíes” son algunas de las iniciativas impulsadas para conmemorar la efeméride.
Previa a la magna exposición de Toledo, que se inaugurará el 10 de marzo de 2022 en el Museo de la Santa Cruz, la Biblioteca Nacional de España dedicará una exposición (del 18 de noviembre de 2021 al 13 de febrero de 2022) a los códices alfonsíes originales de su scriptorium que en esta institución se conservan y al recuerdo de la inmensa producción escritural promovida por el rey Sabio, cuya estatua acompaña hoy a todos los que suben las escaleras de la BNE en busca de conocimiento.
La directora de la BNE ha encumbrado el legado de Alfonso X el Sabio haciendo un paralelismo con la labor y los objetivos de la institución: “fue un rey implicado personalmente con la permanencia del conocimiento en un soporte escrito, ya que las ideas debían plasmarse si querían ser difundidas”. Asimismo, ha hecho hincapié en el impulso del rey por hacer su legado entendible y accesible a todo el reino, puesto que además del castellano y el latín, se empeñó en traducir las lenguas vernáculas que se usaban en España, utilizando el gallego en su obra cumbre Las cántigas de Santa María.
La directora ha destacado, asimismo, el honor que supone colaborar con el Ayuntamiento en la celebración de esta efeméride comprometiéndose a difundir todas aquellas actividades que se celebren en la ciudad toledana en torno a la figura de Alfonso X el Sabio. “Hay que seguir creyendo en la permanencia del conocimiento y por eso trabajamos”, ha concluido Ana Santos Aramburo.
Por su parte, la alcaldesa de Toledo ha agradecido el respaldo de la institución que dirige Ana Santos, un apoyo que, además, se extiende a la cesión de una veintena de documentos de índole jurídico, historiográfico, legislativo y científico que formarán parte de la muestra que se exhiba en la capital de Castilla-La Mancha. “Vuestra colaboración significa un prestigioso aval que engrandece la exposición, realza la conmemoración de Alfonso X El Sabio y supone también un reconocimiento a la labor que estamos desempeñando en la ciudad de Toledo por nuestra cultura y nuestro patrimonio”, ha dicho Milagros Tolón, quien se ha mostrado convencida de que este será el inicio de un periodo de “cooperación cultural” que se extenderá más allá del VIII Centenario de Alfonso X.
En la firma del convenio de colaboración han acompañado a la directora de la BNE y a la alcaldesa de Toledo los comisarios de las exposiciones de la BNE en Madrid, Inés Fernández-Ordóñez, y del Museo de Santa Cruz en Toledo, Ricardo Izquierdo Benito que ha destacado la figura de Alfonso X como un rey legislador, historiador, educador, traductor, “que desde su juventud forjó esa personalidad de intelectual influenciado por el mundo andalusí, interesándose por la traducción de textos árabes”.
Los libros del rey Sabio
Varios fueron los campos del saber que atrajeron el interés del rey Sabio y varias fueron las lenguas en que estos se expresaron. Tanto la elección de los unos como de las otras no tuvo lugar al azar sino en conexión con un amplio proyecto de reforma de su reino, para el que los libros actuaron como verdaderos puntales, y no como divertimentos culturales o añadidos marginales a la labor de gobierno. Todos los libros alfonsíes proclaman al rey como su autor, sin apenas mencionar a los sabios cristianos y judíos de los que se rodeó para escribirlos, con el fin de que Alfonso X figurase como modelo de sabiduría ante sus súbditos y, con ello, cimentar una monarquía en cuya cabeza se situaban los reyes, que, en su visión, eran vicarios de Dios en la tierra.
Las áreas del saber abordadas por Alfonso X aspiraban a dominar los tres tiempos en que el hombre organiza el eje de su vida en la tierra -el presente, el pasado y el futuro-, así como la vida que le espera más allá de la muerte, la vida eterna. Por eso, esta exposición se estructura en cuatro secciones tituladas El derecho: la ordenación del presente, La historia: la enseñanza del pasado, La ciencia: el conocimiento del futuro, y El culto a la Virgen: el respaldo de la divinidad.
En ella se muestran los cinco códices originales alfonsíes del (1254), el Libro complido de los judizios de las estrellas (1254), el Libro de las cruzes (1259), la primera parte de la Grande e general estoria (h. 1270) y la primera versión de las Cantigas de Santa María (h. 1270). Además, pueden contemplarse lujosas copias de otras obras compuestas por orden del rey Sabio, como la del tratado astrológico sobre las constelaciones llamado Libro de las figuras de las estrellas fixas, con decoración renacentista, o la de las Siete Partidas que perteneció a los Reyes Católicos. Tampoco faltan obras cuyo único testimonio, aunque tardío, se encuentra en la Biblioteca Nacional, como el de las Tablas alfonsíes.
Como hijo modélico de su época, Alfonso el Sabio aplicó a todos sus libros los principios de la exhaustividad y la claridad. Esas dos características explican la enorme extensión de la producción alfonsí y aclaran que, en decisión revolucionaria, se adoptara la lengua romance para toda ella, bien el castellano -en el derecho, la historia, la ciencia-, bien el gallego -en su colección de poemas a la Virgen-. Si bien el rey Sabio no prescindió totalmente del latín para la difusión internacional de los tratados astrológicos, es en la ciencia donde la excepcionalidad de la obra alfonsí se hace más acusada en su contexto europeo, ámbito en que el latín se mantuvo con vitalidad en Europa hasta bien entrada la Edad Moderna. En la muestra se exhibirán una veintena de obras de la propia colección de la BNE y de otros archivos y museos españoles.